Una de las cinco metas propuestas por el Ejecutivo federal en el Plan Nacional de Desarrollo es la “estabilidad macroeconómica y el dinamismo económico incluyente y sostenible”; para ello pretende aumentar el poder de compra de las mayorías a través de la creación del empleo formal, del acceso a la seguridad social al margen de la relación laboral, salarios al alza en el mismo sentido que la productividad, mayor gasto social en educación, salud y en el combatir a la pobreza extrema. Peña Nieto prometió crecer 9.2 por ciento durante el primer tercio de su gestión y solo logrará, en el mejor de los casos, 3.8 por ciento para los dos primeros años; comparado con su dicho, es menos de la mitad de lo comprometido y también menor a lo registrado por las administraciones panistas que le antecedieron. La creación de empleos afiliados al Instituto Mexicano del Seguro Social creció a una tasa anual superior al cuatro por ciento durante los años 2011 y 2012 y, en el primer año de Peña Nieto, dicho incremento fue de 3.3 por ciento; la población ocupada en los dos años de gestión de Peña Nieto se incrementó en 0.5 por ciento (al segundo trimestre) y la población de 14 años o más lo hizo a 2.5 por ciento; la población que vive en condiciones laborales críticas (no tiene trabajo y lo busca, trabaja menos de 15 horas a la semana o no tiene y no busca trabajo pero está disponible) fue de 24 por ciento (respecto a la población económicamente activa) al segundo trimestre del año en curso.
La productividad laboral del personal ocupado en el sector manufacturero aumentó entre 2008 y 2014, en tanto que las remuneraciones reales al trabajador cayeron; en abril del año en curso, el promedio por hora pagado en las manufacturas fue de 2.8 dólares en México, 4.4 dólares en Chile y 19.5 dólares en Estados Unidos. De las personas que estaba trabajando el pasado mes de julio, 60 por ciento no tiene acceso a la seguridad social y, del total de habitantes residentes en México cuando Peña Nieto asumió la presidencia de la República, 72 millones no tenían acceso a la seguridad social. Las acciones realizados por el Ejecutivo federal son encomiables pero insuficientes ante la magnitud de la precarización laboral y el despojo de bienes tangibles e intangibles perpetrados por las empresas oligopólicas en contubernio con el Estado. Además, por la privatización de los hidrocarburos hay menor capacidad de fondeo del gasto público, ya que los ingresos petroleros disminuyeron del 40 por ciento del total del ingreso neto del sector público en 2012, al 33 por ciento en el año en curso; en cambio, la deuda pública externa se incrementó 16 por ciento en el primer tercio de gestión de Peña Nieto y para el año entrante se estima que aumentará en siete puntos del Producto Interno Bruto.
En la entidad poblana la creación de empleos durante la gestión de Peña Nieto fue también deplorable; con base en la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE) del segundo trimestre de los años 2012-2014 se estima en 1.6 el crecimiento de la población ocupada en esos dos años y el de la población en edad de trabajar aumentó el doble, lo que genera un déficit de 1.8 por ciento en creación de empleo; los sectores agropecuario y de servicios registraron crecimientos del empleos en tanto que la construcción, manufacturas y comercio decayeron de abril-junio de 2012 al mismo periodo del año en curso. Generalmente los empleos ofrecidos en la economía poblana son sin acceso a seguridad social (72 por ciento de los ocupados), siendo el porcentaje mayor cuando el nivel salarial percibido es más bajo y viceversa; tres de cada cuatro personas de 14 años o más ocupadas en los sectores no agropecuarios se ubican en unidades económicas con menos de seis empleados. Los mejores salarios se pagan en los servicios y los peores, en las actividades agropecuarias; uno de cada tres ocupados en el segundo trimestre de este año no percibe salario o recibí hasta un salario mínimo, y el salario promedio de un hombre ocupado es 19 por ciento más alto al de la mujer. Los ocupados con acceso al sistema de seguridad aumentaron en 90 mil entre 2012-2014, únicamente falta por incorporar 1.8 millones de ocupados que no tienen esas prestaciones y, por lo hecho en dos años de gestión presidencial, nada más faltan 40 años para que los que hoy no tiene acceso lo puedan tener. Las tasas de desempleo más alto se registraron en el grupo de edad de 20-24 años: 9.0 por ciento para ambos sexos, 7.3 por ciento para hombres y 12.1 por ciento para mujeres. La tasa de desocupación en la entidad poblana es casi la misma en los tres últimos años, no sucede así con las personas que laboran menos de 16 horas a la semana (subocupados) y los que ya no tienen empleo pero ya se cansaron de buscarlo, pero están disponibles para incorporarse, los cuales aumentaron en dos años 52 mil y 144 mil respectivamente; Las personas que laboran en condiciones críticas (subocupados) o no tienen empleo (desocupados y disponibles) son 27 por ciento de la población económicamente activa, esa tasa es de 18 por ciento en hombres y 42 por ciento en mujeres.
En la ciudad de Puebla radica y trabaja uno de cada tres poblanos, se pagan los mejores salarios (20 por ciento más que en la entidad), hay una mayor oferta de empleos con acceso a prestaciones y las principales generadores de empleo son la construcción y los servicios. Con base en la ENOE del segundo trimestre de los años 2012 y 2014, la población de 14 años o más ocupada creció 1.34 por ciento en esos dos años en tanto que el crecimiento de la población en edad de trabajar lo hizo en 4.9 por ciento; este déficit de oferta de empleos se ha traducido en incrementos en las tasas de desempleo, subocupación y de trabajadores disponibles, la cual pasó de 22.9 por ciento en 2012 a 24.6 por ciento en el segundo trimestre de 2014: uno de cada cuatro personas económicamente activa está desocupada o labora menos de 16 horas a la semana. La precariedad laboral es más acentuada en las mujeres: 35 por ciento de la población económicamente activa estaba desocupada o subocupada en el segundo trimestre del año en curso. Por edad, la tasa de desempleo en el grupo de 20-24 años es más del doble a la tasa de desempleo para todas las edades.
Los mejores salarios en la ciudad de Puebla se registraron en los servicios y las manufacturas, y el más bajo en las actividades agropecuarias; el salario pagado por hombre ocupado es 38 por ciento más alto al pagado a las mujeres. Del total de ocupados en las actividades no agropecuarias, 50 por ciento laboró en unidades económicas con menos de 6 empleados y 66 por ciento en empresas micro o pequeñas. Los mayores niveles de escolaridad de los ocupados se registraron en los servicios y manufactureras y los menores en la construcción.
De cada 100 personas en edad laboral (14 años más), 42 fueron no económicamente activas en el segundo trimestre de 2014, la mayor dependencia se registró en las mujeres donde están inactivas 55 de cada 100 en edad de trabajar mientras en los hombres es de 26 esa relación. Las actividades realizadas por las personas no activas económicamente son principalmente los quehaceres domésticas y el estudio, aunque esa distribución está en funciones de roles de género: por cada cien hombres no económicamente activos, 45 se dedican a los quehaceres domésticos, en cambio, de cada cien mujeres en esa condición, 79 se dedican a los quehaceres del hogar; por edades, esa diferencia de roles es más marcada en el grupo de 20-29 años: por cada 100 hombres no activos económicamente, 24 se dedican a los quehaceres de la casa y 75 estudian, en cambio, por cada cien mujeres en la misma condición, 70 se dedican a las actividades domésticas y 29 estudian, según la ENOE de abril-junio de 2014 de la ciudad de Puebla.
En 20 meses de gestión de Enrique Peña Nieto ha decaído el producto por habitante y la inversión productiva; ha aumentado la deuda pública neta, el desempleo, el subempleo y el trabajo disponible, además de que el salario real ha perdido poder de compra, no obstante que ha aumentado la productividad laboral. En la entidad poblana la situación es igual de dramática, la población que no tiene empleo o está subocupada fue 20 por ciento en 2012 y ahora es 27 por ciento de la población económicamente activa; mujeres de todas las edades y jóvenes de ambos sexos son los más afectados por las políticas públicas de contención salarial y precarización de las condiciones de trabajo.