Desde tiempos remotos, la Luna ha tenido una gran influencia sobre los seres humanos, desde evocar pensamientos románticos hasta generar creencias extrañas, como el hombre lobo y los lunáticos. Sabemos que es la responsable, junto con el Sol, de las mareas y que ha inspirado grandes novelas y películas de ciencia ficción. Hay evidencia, en varias cavernas, de que el hombre ya la observaba y notaba sus fases hace miles de años. Estas fases ayudaron a definir un intervalo de tiempo, el mes lunar.
Quizá debido al impacto que ocasiona el ver este brillante objeto en el cielo, es que se han desarrollado diversos mitos, como el ya mencionado hombre lobo o que las plantas deben sembrarse siguiendo las fases de la luna. Sin embargo, hay unos más recientes y menos relacionados con la mitología, folclor o tradiciones. A pesar de la que Luna es el único cuerpo celeste que hemos visitado, actualmente muchos sostienen que todo fue una farsa, a pesar de las muestras recolectadas por las diferentes misiones así como instrumentos colocados en su superficie y que sirven para, por ejemplo, determinar su distancia mediante el reflejo de la luz de un láser. Con los datos obtenidos se sabe que nuestro satélite se aleja 3.8 cm al año. Desafortunadamente, este tipo de mitos dan pie a otros relacionados con misiones y descubrimientos más recientes.
Hace unas semanas me invitaron a un programa sabatino de radio para hablar de Curiosity, entusiasmado llegué preparado para platicarles sobre lo que se espera descubrir y lo que vendrá después, dependiendo de sus resultados, pero…, se trataba de comentar sobre la “gran” discusión en los redes sociales sobre si las imágenes enviadas por la misión fueron hechas en la Tierra, en el desierto de Arizona! Al fin que igual ya nos han engañado antes con la llegada del hombre a la Luna!
Sin embargo, en esta ocasión no se trata de estos mitos, sino de uno más atractivo. El pasado mes de agosto sucedió un evento raro pero no poco frecuente. Hubo dos lunas llenas en el mes, el 1 y 31. Desde hace algunos años se le ha denominado Luna Azul, generando el mito de que la segunda luna llena en un mismo mes tiene color azul.
Al parecer esta definición se debe a una mala interpretación en un artículo de la revista Sky & Telescope, ya que tradicionalmente una luna azul se refería a la cuarta luna llena de una estación del año. Cada una de las cuatro estaciones tiene tres meses y debe tener usualmente tres lunas llenas, pero en ocasiones ocurre que una estación contiene una cuarta.
Algunos, cuando dejo de llover la noche del 31 de agosto, se habrán dado cuenta que la luna, desde luego, no se vio azul, quizá, si tuvieron también un poco de suerte y cielo despejado, la habrán visto roja, pero al atardecer.
Luna Blanca
La mayoría de las llamadas lunas azules tienen el mismo color de cualquier otras lunas llenas que hayan apreciado, entre blanca y gris. La segunda luna en un mes tiene que ver con la calendarización arbitraria que hemos desarrollado y cuando tenemos una segunda luna en un mes, no hay razón para que cambien sus propiedades físicas, por lo que su color es el mismo. Si fuese cuestión de rarezas, hay patrones mucho más extraños de fases de la luna, como en 1999, cuando hubo dos lunas llenas en enero y en marzo, y ninguna en febrero.
Luna Azul
Sin embargo, sí hay ocasiones en que se puede ver la Luna de color azul, pero no tiene que ver con la segunda luna llena. Este efecto se debe principalmente al tamaño de las partículas que estén presentes en la atmósfera de la Tierra. El polvo producido por los erupciones volcánicas y los incendios forestales puede hacer que la Luna se vea de color azul.
Existen varios reportes, como en 1883, luego de la explosión del Krakatoa, en 1983, después de la erupción de El Chichón, en nuestro país, y en 1980, debido al Monte Santa Elena. De los incendios, se tiene registro del de Alberta en Canadá en 1953. Como mencionamos, en ambos casos se producen partículas de una micra de diámetro, aproximadamente el tamaño de la longitud de onda de la luz roja. Estas partículas dispersan principalmente la luz roja y dejan pasar la luz azul. En consecuencia, las nubes generadas actúan como un filtro azul.
Luna Roja
Por otro lado, con frecuencia, cuando la Luna se encuentra en lo bajo del horizonte, se ve de color rojo por la misma razón por la que los atardeceres son rojos. La atmósfera está repleta de aerosoles con partículas mucho más pequeñas que las que se producen en las erupciones o incendios mencionados. Estas partículas miden menos de una micra de diámetro, dispersando la luz azul y dejando pasar la luz roja. Por esta razón, hay más probabilidad que, hasta las llamadas lunas azules, sean rojas.
A pesar que el efecto antes mencionado es más frecuente, si se trata de la Luna roja, lo primero que le asocio son los eclipses de Luna. En todos los que he observado, la luna se ve roja, aunque el tono cambie en cada ocasión, desde anaranjado hasta rojo “sangre”. Esto depende del estado de la atmósfera terrestre al momento del eclipse ya que cuando la luz del Sol pasa a través de la estratosfera se enrojece debido al efecto mencionado en el párrafo anterior. Podríamos decir que la sombra de la Tierra es roja.
Durante años algunos astrónomos han estudiado eclipses lunares como un medio para monitorear las condiciones en la atmósfera superior de la Tierra y se ha convertido en expertos. Por ejemplo, si ha habido erupciones volcánicas, el eclipse será oscuro, ya que está llena de polvo, mientras que una estratosfera limpia, produce un eclipse brillante.
Prefiero estos mitos sobre el color de la Luna, que aquellos que sin fundamento tratan de hacer dudar sobre los resultados científicos. Estos hacen que al menos la gente voltee a mirar el cielo, se acerque a la astronomía, y se imaginen la Luna del color que más les guste.
Más información:
http://ciencia.nasa.gov/ciencias-especiales/02dec_lunareclipse/
http://ciencia.nasa.gov/ciencias-especiales/29aug_bluemoon/
http://www.spaceweather.com/glossary/bluemoonstories.html
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