En los últimos días me han hecho nuevamente y varias veces la pregunta sobre los tres días de oscuridad que anunció la NASA. Así nomás. La NASA anunciando estas cosas de nuevo. Y es que ya nos han dicho que lo hicieron en 2012, asociado al fin del mundo predicho por los mayas, desde luego, lo volvieron a hacer en 2014, para el 21 de diciembre, y este año, dependiendo del medio, es que puede tratarse de agosto o septiembre. Y, también dependiendo del medio es que puede tratarse de tres o cuatro días y hasta de una semana.
Aún con las variaciones mencionadas en fecha y duración, todos coinciden en que se trata de un eclipse galáctico que sucede cada 26 mil años, y algunos añaden que es cuando pasamos por la brecha oscura de la galaxia.
Si entiendo correctamente lo del eclipse galáctico, se trataría de dos galaxias, una pasando frente a la otra, lo que implicaría períodos de miles de millones de años; además, las galaxias están a miles de millones de años luz de la Tierra, por lo que no se entiende la manera en que eclipsarían la luz del Sol.
Por otro lado, mencionan la brecha oscura de la galaxia. ¿Querrán decir que en el viaje del Sol alrededor del centro galáctico (acompañado de la Tierra y el resto del Sistema Solar, desde luego) pasamos por una nube oscura? El Sol se mueve dentro de la galaxia a una velocidad media de 220 kilómetros por segundo, por lo que tarda 250 millones de años en dar una vuelta completa a la galaxia, así que desde su nacimiento habrá hecho este recorrido unas 20 veces. En ese recorrido pasa por los brazos espirales, pero pasar de uno a otro le toma varias decenas de millones de años, no solo tres días, y mucho menos es posible la periodicidad de 26 mil años.
No es el primer rumor incorrecto de este tipo que inunda redes sociales y otros medios; sucede lo mismo con los acercamientos de Marte que supuestamente lo harán parecer del tamaño de la Luna. Sería más correcto, y es fácil, consultar el portal de la NASA para verificar la información, aunque para algunos medios, que no aparezca ningún comunicado sobre un tema tan importante en el portal de la fuente que están citando los seguirá teniendo sin cuidado.
No estoy seguro de cuál es la idea al lanzar estas notas (“hoax”, creo que le llaman algunos), pero viendo el éxito que tienen en su distribución, quizá sería buena idea copiarles de alguna manera la técnica, ya que a científicos y divulgadores nos cuesta mucho trabajo colocar en los medios la nota de un descubrimiento científico.
Entonces, no para contrarrestar, pero sí para aprovechar el impacto, es que a finales del año pasado decidimos que sería bueno sacar brillo de esta oscuridad mediática y, junto con nuestros amigos de Al Aire y con patrocinio de Celestron, convocamos a un concurso de ensayo. Los participantes tendrían que decirnos qué pasaría si tuviésemos siete días sin Sol. Llegaron 15 ensayos, todos tan buenos que pensamos colgarlos en los portales de Internet del INAOE y Al Aire, pero hasta ahora es que tenemos pretexto para retomarlos. No podemos meter todos en esta edición, pero los iremos colocando poco a poco en diferentes espacios.
Empezamos con el ganador, Eduardo Mendoza Reséndiz, quien recibió un telescopio como premio durante la Noche de las Estrellas en CU-BUAP. Si no pueden esperar a que aparezcan los otros textos, y quieren saber más sobre los otros participantes, sobre el procedimiento del concurso, así como sobre nuestros patrocinadores, pueden ver la emisión de Al Aire del 19 de noviembre de 2014: http://estamosalaire.com/2014/11/20/191114-detalles-de-vaniloquio-y-final-del-concurso-siete-dias-sin-sol/
Mientras, aquí les dejamos el texto ganador, verán que sí se puede sacar brillo de la oscuridad.
Eduardo Mendoza Reséndiz
La semana que nos cubrió la noche
Tras escuchar la noticia las reacciones fueron diversas. A los que los “Tucanes de Tijuana” hicieran llamar los “hijos de la madrugada” les cayó como anillo al dedo este inusual fenómeno (me incluyo). Eclipse, profecía, ajuste de cuentas del Todo Poderoso para con los pecadores, o lo que fuera, de primera impresión pensamos cómo sacarle provecho a una semana de oscuridad.
Hubo quienes arguyeron sobre de quién era el mérito de la ausencia de luz, que si los mayas, que si los aztecas, que si los gringos, que si López Obrador, en fin, dependiendo la persona y sus “creencias” como diría mi abuela, es como cada quien llegaría a su conclusión. Pero sin duda hubo una explicación más seria que arrojaba luz, irónicamente, sobre la oscuridad que nos acechaba.
Creíamos que después del eclipse solar de Julio de 2009 que había sido el más largo en todo el siglo XXI, no habría otro sino hasta el año 2132, pero creímos mal. Lo aterrador fue la causa. Sabíamos cómo se producía un eclipse, sin embargo, esa vez fue muy diferente. A años luz de aquí dos gigantescos meteoritos colisionaron y de los desechos de ese encuentro de cuerpos celestes, uno, del diámetro de la luna, se acercaba peligrosamente a la órbita terrestre. Los científicos le dieron tranquilidad al mundo al calcular la trayectoria del meteorito y anunciar que no tocaría nuestro planeta, sin embargo, pasaría justo entre la tierra y el sol provocando un eclipse sin paralelos, que increíblemente duraría una semana. La duración de la oscuridad sería por el lento viaje del meteorito. Lo sabían, lo sabían hace años, pero para qué provocar un pandemónium.
Dejando atrás las explicaciones científicas, la semana fue de lo más aterradora, bella, fría, “sexosa”, bohemia, de rapiñas, poética, y sin duda inolvidable. Terror, los amantes de lo ajeno hicieron su agosto, lo mismo que los dueños de los bares, centros nocturnos, y vendedores de ropa abrigadora, que entre los altísimos precios en esos lugares y la gran ola de atracos, ya no se distinguía a los ladrones de a pie de los de traje sastre. Lo bello fue que las estrellas nos deleitaron con siete días, o mejor dicho, noches seguidas de su candor. Los apasionados de los placeres carnales, le dieron, le dieron vuelo a la hilacha, se agotaron las ediciones del Kamasutra y las del libro vaquero, dependiendo la zona de la ciudad. El tradicional “vamos a lo oscurito”, ya no fue necesario. La bohemia cantó, el alcohol los acompañó, las guitarras no dejaron de llorar. Facebook se llenó de “poetas”, todos le escribieron a la noche, aquí casual, anocheciendo. Los que sí se dedicaban a la poesía, nomás para llevar la contra escribían sobre la añoranza de los días de sol. Los que no tenían flash en su celular sufrieron con las selfies.
Inolvidable como dije, así pasó la noche más oscura, aunque suene a película, la noche más larga, aunque suene a canción. Y se preguntará el amable lector cómo su servidor pasó esa oscura semana. De la rapiña y la ratería pues agarré valor y que me robo a la muchacha más guapetona de la cuadra, del frío, pues ni lo sentimos. Como soy bohemio de corazón, le canté las que me sabía y le improvisé otras tantas. Nos compramos, no el libro vaquero, pero sí uno de Murakami, y subimos a la azotea de mi edificio, no había incendios que observar como en Tokio Blues, pero sí muchas estrellas. No publicamos nada en Facebook porque tuvimos las manos ocupadas. Así pasé la semana de oscuridad, así pasó la semana mi ciudad, en un prologando, como dijera el trovador poblano, azul y buenas noches.