La producción de bienes y servicios (PIB) en México en los primeros tres meses de 2013 fue menor a la del primer trimestre del año anterior, desaceleración es el eufemismo empleado para indicar esta contracción. Ante esta evidencia, la Secretaría de Hacienda y Crédito Público ajustó la estimación de crecimiento del PIB para 2013 de 3.5 a 3.1 por ciento y ratificó el predominio de la política pro cíclica: recorte del gasto público ante la disminución de los ingresos públicos. Por su parte, Enrique Peña Nieto propone impulsar el crecimiento interno a través de “reformas de carácter estructural y políticas públicas”, no explicitó cuáles serían esas reformas, pero la Organiza-ción para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) ya las ha exigido: apertura de Pemex y de la Comisión Federal de Electricidad al capital privado y aplicación del Impuesto al Valor Agregado (IVA) a los bienes de tasa cero o exentos (alimentos, medicina, libros, servicios de médicos y de educación).
Recortar el gasto público cuando el PIB se contrae profundiza la crisis y deteriora aún más el nivel de vida de la población. Crecer con mayores niveles de gasto público (y de deuda pública) no sólo es pertinente para reactivar la economía, sino socialmente necesario para garantizar el crecimiento real de los salarios y de los ingresos. Brasil es una experiencia clara al respecto: creció distribuyendo riqueza, incrementó el poder adquisitivo de los salarios en 74 por ciento en un decenio y estabilizó crecimiento del mercado interno con aumentos del comercio externo (La Jornada,19/05/2013). Dicho por el Banco Mundial (Movilidad económica y crecimiento de la clase media en América Latina), entre 1990 y 2009, 54.8 por ciento de los brasileños ascendieron e sus niveles de in-greso en tanto que en México, para los años 2000-2008 (años de bonanza económica), sólo 21.96 por ciento de mexicanos ascendieron en sus niveles de ingreso.
Reactivar la demanda vía crecimiento real de los salarios reales es un buen camino si lo que se pretende es crecer con base en el mercado interno y mejorar la calidad de vida de la población. Los salarios reales no aumentaron cuando la economía mexicana creció a tasas relativamente altas, y la precariedad de los trabajadores se profundizó y generalizó: de 100 personas ocupadas en 2012, eran 64 las que no tenían acceso al sistema de salud, y 46 las que recibían entre 0 y 2 salarios mínimos; 58 por ciento de toda la población de México en 2010 tenía “insuficiencia del ingreso para adquirir la canasta alimentaria y efectuar los gastos necesarios en salud, educación, vestido, vivienda y transporte, aun si se hiciera uso de todo el ingreso disponible en el hogar exclusivamente para la adquisición de estos bienes y servicios”, y el ingreso de los hogares del año 2010 fue cinco por ciento menor al de 2005. Según datos de la OCDE, el ingreso real de los hogares decayó con la crisis económica de 2009 y se profundizó la desigualdad en la distribución del ingreso en 2010: 10 por ciento de hogares más ricos percibió 28.5 veces más ingreso que 10 por ciento de los hogares más pobres; esa relación fue de 16 en Estados Unidos y de 10 en los países miembros de la OCDE. Con tales resultados, es más que evidente la necesidad de modificar las estrategias y las políticas públicas aplicadas en los últimos tres decenios.
La tasa recaudatoria en México es de las más bajas del mundo, apenas 11.5 por ciento del PIB; sería del doble si no hubiera evasión fiscal, estimada en 48 por ciento para las empresas y 40 por ciento para las personas físicas. Si el erario requiere más recursos y no desea aumentar tasas impositivas, debería ampliar su base fiscal y no exentar de carga tributaria a quienes tienen la obligación y los me-dios para hacerlo. Es criminal que al monopolio Televisa se le exente del pago de 3 mil millones de pesos de carga tributaria y se pretenda aplicar el IVA a los alimentos, lo cual es regresivo y polarizaría más la ya regresiva distribución de riqueza en México; no es la primera vez que el monopolio televiso usufructúa prebendas presidenciales: se le han otorgado gratuitamente canales de televisión; banda para servicios de audio, imagen y datos; reducción del pago en especie de 12.5 por ciento a 1.25 por ciento. El crecimiento del PIB en el primer trimestre de 2013 fue de -0.8 por ciento y, en contraste, las ganancias en la Bolsa Mexicana de Valores en el primer trimestre de este año fue 22 por ciento más alta que la del mismo periodo del año anterior; en el sistema bancario sucedió lo mis-mo; sus ganancias fueron 34.7 por ciento más altas este trimestre que el mismo del año pasado; gravar las utilidades de la Bolsa y regular al sistema bancario (las diferenciales entre tasas activas y pasivas es abismal) debería ser parte de las reformas estructurales necesarias para crecer con equidad y justicia.