Date:

Share:

Cómplices. Esta vez, la aventura es leer *

spot_img
* Taibo, Benito. (2015).  Cómplices. Esta vez, la aventura es leer. México: Editorial Planeta Mexicana.
* Taibo, Benito. (2015).  Cómplices. Esta vez, la aventura es leer. México: Editorial Planeta Mexicana.

Ellos

No hay una Tijuana, hay muchas Tijuanas diferentes.

La frontera con mayor número de cruces por año en el mundo es también una trinchera contra la violencia de estos oscuros y terribles tiempos.

Tijuana contiene en sus entrañas las peores pesadillas y los mejores sueños, pobreza y drogas, pero también cultura y arte.

En una colonia alejada del centro, lugar peligroso sin duda, un grupo de adolescentes se reúne todos los días a leer, a vivir otras vidas mientras encuentran los motivos y las razones para encaminar las propias.

Cuando Laura y Jorge llegaron con su coche destartalado y la cajuela llena de libros, muchos pensaron que solo venían de paso, que no aguantarían, que serían echados rápidamente.

Las pandillas son dueñas de la noche. Y también de muchas de las vidas de los que allí residen y resisten intentando construir futuro.

—¡Están locos! —dijo doña Matilde cuando los vio poner el tenderete con textos y la sombrilla para evitar el sol durísimo del verano. Cada uno se plantó en una silla playera y esperaron…

Silenciosamente esperaron.

—¿Qué venden? —preguntó Fermín, el de los tacos.

—No vendemos nada. Es una biblioteca ambulante y gratuita. Puede tomar un libro que guste, llevárselo y cuando lo lea lo devuelve y se lleva otro —le explica Laura, con esa sonrisa monumental que tiene, desde sus veintidós años.

—Se los van a robar. No los van a devolver —sentencia Fermín mientras hojea un ejemplar gastado de Robin Hood.

—Sí los van a devolver. Y se van a llevar otros —afirma categórico Jorge.

Llegaron allí hace dos años. Y se ponen en la misma esquina todos los días desde las tres de la tarde hasta que se pone oscuro. Luego desmontan y se van a casa. Por las mañanas trabajan en la ciudad. Los libros son donaciones de amigos y conocidos, comprados al por mayor en librerías de viejo, sacados incluso de la basura y limpiados a conciencia por la pareja, que piensa que en ellos se encuentran montones de respuestas y sobre todo montones de nuevas preguntas.

Laura y Jorge creen que, frente a la violencia y la impunidad, el libro es una herramienta indispensable para transformar a la sociedad, para darle un rumbo nuevo.

La primera semana tres personas se llevaron un libro, desconfiando un poco de la generosidad de esos extraños en ese territorio acostumbrado a las balas, las drogas y la miseria.

Dos lo devolvieron la semana siguiente y se llevaron otro. El tercero nunca volvió. Dicen que logró pasar a Estados Unidos.

Moy, el líder de la pandilla más brava y violenta de la zona se acercó al tercer día, preocupado por esas cosas extrañas que estaban pasando en sus dominios.

Muy pronto se dio cuenta de que no era una banda rival, ni gente que quisiera hacer un negocio a sus espaldas, ni infiltrados de la policía o del gobierno. Solo un par de jóvenes que tenían una idea poderosa entre las manos.

Una idea más poderosa que la pistola escuadra .45 que siempre llevaba en la cintura.

Se dio cuenta de que eso que estaba sucediendo era por fuerza bueno para todos.

Así que ordenó a sus seguidores que la pareja del coche rojo no debía ser molestada bajo ninguna circunstancia.

Todos los vecinos dicen que tuvieron mucha suerte. Pero se dice también que durante la secundaria, que abandonó para entrar a los negocios turbios, Moy fue un buen lector, y que la muerte de su hermano a manos de otra pandilla fue el empujón definitivo a una vida de terror de la que ya no sabe cómo regresar.

Laura y Jorge pasaron el primer mes siendo observados por todos casi como a los animales cautivos de un zoológico, con curiosidad pero también con desconfianza. En este país las cosas gratis suelen generar terribles suspicacias. El pueblo se ha acostumbrado a tener que pagar a la larga por los favores recibidos.

La idea pequeña que echaron a andar prosperó y tiene un público asiduo que ha ido creciendo con el paso del tiempo. Tanto, que decidieron dejar puesto el cordel con libros incluso por las noches, cuando no llueve. Nunca se han robado un libro; quien se lo lleva lo devuelve y regresa en busca de nuevas maravillas.

No hay ciencia en lo que hacen. Es tan solo acercar el libro al posible lector de una manera amable, desinteresada, allí donde más se necesita.

—¿Quién es este? —le pregunta a Laura el pequeño que tiene la camisa y el pantalón lleno de lodo, con un dedo pequeño y tembloroso que señala al libro que hay en una de las cuerdas puestas para mostrarlos. A falta de libreros, los ejemplares cuelgan como ropas puestas al sol, el sistema más barato del mundo para mostrar los prodigios, según Jorge.

—Ese es Peter Pan —responde Laura mirando el libro.

—¿Quién es Peter Pan?

Y a punto de comenzar a contar la historia de ese muchachito que no quiere crecer, contesta con otra pregunta.

—¿Sabes leer?

—Sí sé —contesta muy serio el niño, casi ofendido.

—¿Cómo te llamas?

—Arturo Valdiosera Serrano, para servirla.

—Yo soy Laura, y él es Jorge. Llévate el libro, por favor.

—No tengo dinero —contesta el muchachito que se ha llevado las manos a los bolsillos en un ademán clarísimo que puede entenderse a la perfección en el mundo entero.

—No queremos dinero. Es un regalo.

Los mira fijamente mientras, con el rabillo del ojo, mira también el  libro, con deseo, pero sin atreverse a acercarse.

Laura lo descuelga y se lo pone en las manos.

El niño abraza el libro y corre dejando detrás de sí una estela de polvo.

Laura y Jorge saben que están haciendo lo correcto, lo indispensable, lo mejor que pueden hacer en la vida: dar esperanza de tinta y papel, esperanza en forma de palabras, de ideas nuevas.

Los libros no pueden cambiar el mundo pero, sin duda, cambian al niño que puede cambiar el mundo.

Laura mira hacia el mar, allá lejos, al fondo.

Jorge la abraza.

Está oscureciendo en Tijuana y, sin embargo, cada vez hay más luz.

 

 

 

Benito Taibo (México, 1960) es periodista, poeta y ferviente promotor de la lectura.

Divertido, apasionado, irreverente, entregado y obsesivo, inició su producción literaria como poeta con Siete primeros poemas (1976), Vivos y Suicidas (1978), Recetas para el desastre (1987) y De la función social de las gitanas (2002). También es autor de las novelas Polvo (Planeta, 2010), Persona normal (Destino, 2011) y Querido Escorpión (Planeta, 2013), así como Desde mi muro (Planeta, 2014), la compilación de sus escritos en Facebook.

 

[email protected]

Más Articulos