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Los Reyes Magos: Mintaka, Alnilam y Alnitak

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Desde niño recuerdo estas tres estrellas, no precisamente por saber que me dedicaría a la astronomía; más bien porque mis amigos mayores me enseñaron que eran indicio de la llegada de los Reyes Magos, las estrellas del famoso cinturón de Orión. Así que en esta ocasión les comentaré sobre los Reyes Magos astronómicos y los que traen regalos.

Como comentamos en el número anterior, de acuerdo con el evangelio de Mateo, los Reyes Magos llegaron a Jerusalén del Este preguntando por el rey de los judíos. Sin embargo, la referencia al Este puede deberse a una mala traducción, según el profesor Hughes, mencionado también en el artículo del número anterior; el término utilizado originalmente significaría, en relación con la astronomía, la salida más temprana de una estrella antes del amanecer.

Por otro lado, también hay complicaciones con el término utilizado: “Magi”, que viene del griego y puede traducirse como “hombres sabios”, pero en otra versión se traduce como “astrólogos”. Según los expertos se refería a quienes practicaban la hechicería y también era el término técnico para identificar la orden sacerdotal del culto de Zoroastro. Al parecer se trata de sacerdotes con conocimientos astronómicos, pero no de reyes.

Sólo fue hasta el siglo VI que la tradición los cambió de “Magi” a “Reyes” y el número se fijó en tres, debido a la triple naturaleza de los regalos, pero en los evangelios no se menciona claramente el número; por otro lado, en la tradición del Este se dice que fueron 12.

Aún tomando el Este como su origen, resulta un término muy vago, que puede incluir varios países muy al Norte, o al Sur, y no sólo al Este. Infortunadamente los presentes (regalos) no dan indicios del origen.

Según los expertos, lo más probable es que sean de Babilonia, Asiria o Caldea, aunque se ha sugerido que no se trata de un pueblo en especial, sino de un nombre general para una casta de sacerdotes de tendencias “mágicas”. En aquella época se decía que la astrología predecía el futuro basada en la posición relativa del Sol, la Luna, los planetas y el fondo de estrellas. Seguramente a esto se dedicaban. Se les ha plasmado en pinturas y tallados en madera más antiguos con vestidos estilo persa.

Cualquiera que fuese el evento astronómico asociado a la estrella de Belén, seguramente atrajo la atención de hombres sabios que emprendieron el viaje hacia Jerusalén. Estos hombres (magos) debieron tener gran conocimiento del cielo, quizá astrólogos con conocimientos sobre la bóveda celeste basados en más de 4 mil años de observaciones astronómicas. Muchos pueblos en el Medio Oriente se proclaman como el pueblo donde los Reyes Magos iniciaron su viaje; algunos, como los babilonios, cuentan con este respaldo astronómico.

La búsqueda del origen de los reyes magos, de su profesión, de cómo se enteraron de la llegada del Mesías y otros temas similares son realmente interesantes; sin embargo, quisiera regresar a la constelación de Orión.

La constelación es de las más fáciles de identificar en el cielo; quizá por eso desde pequeños podemos mirar a los tres Reyes Magos dentro de la región limitada por cuatro estrellas brillantes formando una especie de trapecio. Aunque representa, en varias culturas, a un hombre (guerrero, cazador, pastor, etc.), la mejor definición que me han dado fue la de un niño, quien se la imaginó como una licuadora (ver imagen).

Sus estrellas se encuentran entre las más brillantes del cielo. Betelgeuse, o Alpha Orionis, la más brillante de la constelación, es una supergigante roja, cuyo nombre significa ni más ni menos que “el hombro del gigante” (ver el diagrama). Esta estrella es tan grande que si la reemplazáramos por el Sol en el centro de nuestro sistema planetario su atmósfera se extendería más allá de la órbita de Júpiter.

Rigel (Beta Orionis) es “la pierna izquierda del gigante”, pero se trata ahora de una supergigante azul que brilla como 85 mil soles, aunque un poco más pequeña que Betelgeuse, ya que, usando la misma comparación, sólo llegaría hasta la órbita de Mercurio.

Las tres estrellas en una línea diagonal, el cinturón de Orión, tienen nombres acordes: Mintaka, Alnilam y Alnitak. Sus significados del árabe, son: “cinturón”, “un cinturón de perlas” y “faja”, respectivamente.

Las tres estrellas del cinturón son miles de veces más brillantes que nuestro Sol. Mintaka es una supergigante, a 800 años luz de nosotros, 10 mil veces más brillante que el Sol. Alnilam, la del centro, también es una supergigante azul, a mil años luz de la Tierra y 18 mil veces más brillante que el Sol. La más débil de las tres es Alnitak, que “sólo” es 7 mil veces más brillante que el Sol y se localiza a 900 años luz. Algo notorio es que todos son sistemas múltiples de estrellas.

Hay otra línea de estrellas, que parecen estar colgando del cinturón; son las que forman la espada de Orión, aunque la estrella central de la espada no es una estrella sino la Nebulosa de Orión, una gran nube de gas dentro de la cual se están formando cientos de estrellas.

Se dice que esta nebulosa es un laboratorio perfecto para estudiar la formación estelar, ya que se localiza a “sólo” mil 500 años luz de nosotros, una corta distancia comparada con los 100 mil años luz que mide de ancho nuestra galaxia. Los astrónomos han podido asomarse dentro de la nebulosa debido a que las estrellas masivas han “limpiado” la mayor parte del gas y polvo de las cuales se forman, generando una especie de cavidad en la nube.

Una gran buena parte del área, en el cielo, de la constelación de Orión está cubierta de nubes moleculares. Nubes de polvo interestelar y nebulosas brillantes abundan en Orión. Debido a esto, hay una gran cantidad de estrellas jóvenes y calientes que se desarrollan rápidamente y terminan como supernovas. Las escalas de tiempo en que evolucionan son de unas decenas de millones de años.

Esta región del cielo contiene muchas otras maravillas astronómicas, como la llamada nebulosa Cabeza de Caballo. Esta nebulosa con forma muy peculiar fue descubierta en una placa fotográfica en 1888; también se le conoce como Barnard 33, es parte de una gran nube molecular. La oscuridad de la nebulosa se debe principalmente a la gran cantidad de polvo en esa zona.

La asociación de las estrellas del cinturón de Orióncon los tres Reyes Magos, parece usada principalmente en Latinoamérica y no es tan antigua. Sin embargo, está muy difundida en nuestra sociedad. Siempre, en las veladas astronómicas alrededor de estas épocas, nos preguntan sobre los Reyes Magos.

Ahora sabemos un poco más de esas estrellas, pero mi sugerencia es que los pequeños sigan recibiendo regalos de los Reyes Magos y, como siempre, los mayores, disfruten los regalos del cielo, observen a Orión en estos días.

Más información

David H. Hughes. Revista Nature. Volumen 264, pp 513-517, 1976

http://www.universetoday.com/85736/orions-belt-stars/

http://hubblesite.org/newscenter/archive/releases/2001/12/image/a/format/zoom/

http://hubblesite.org/newscenter/archive/releases/1996/04/

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