Creado en Puebla

“Me han pedido decir algunas palabras en representación de mis colegas, aquí presentes, quienes recibimos el día de hoy un reconocimiento a una trayectoria en el muy necesario (y querido) quehacer de la ciencia y la tecnología. A nombre de todos ellos, digo gracias e inmediatamente después, amenazo: este reconocimiento nos obliga a redoblar esfuerzos, a continuar por el camino que ya hemos empezado. Y parte de ese trabajo es mantener una actitud crítica y objetiva sobre nuestro entorno y sus circunstancias. Es bien sabido que hay muchas, muchísimas necesidades pendientes de resolver (pasadas, actuales y futuras) en nuestra entidad y en el país en general, en las que el trabajo paciente de académicos, investigadores y estudiantes puede contribuir a su solución.

Tres premios estatales de Ciencia y Tecnología en la categoría de Divulgación de la Ciencia: Dr. Aarón Pérez Benítez (2010, FCQ-BUAP), Dr. Raúl Mújica García (2012, INAOE) y Dr. Miguel Ángel Méndez-Rojas (2013, UDLAP)

Tres premios estatales de Ciencia y Tecnología en la categoría de Divulgación de la Ciencia: Dr. Aarón Pérez Benítez (2010, FCQ-BUAP), Dr. Raúl Mújica García (2012, INAOE) y Dr. Miguel Ángel Méndez-Rojas (2013, UDLAP)

Es muy común decir que: “Los problemas de nuestra sociedad pueden ser atendidos y resueltos a través de la investigación científica y tecnológica, porque su esencia es precisamente la de resolver problemas” con el fin de tratar de convencer a nuestros funcionarios y gobernantes sobre la importancia de apoyar la investigación científica y tecnológica. La frase permanece vigente y es más urgente que nunca. Pero no me refiero a más dinero para proyectos, sino a una planeación estratégica de mediano y largo plazo, cuyos frutos muy probablemente empezaríamos a ver hasta dentro de 15 o 20 años. Entiendo que es difícil (políticamente hablando) ver en esos lapsos de tiempo tan prolongados, porque muchas veces buscan la inmediatez, el corto plazo, los resultados que puedan traducirse en votantes o en un aumento en la visibilidad en los medios locales o nacionales. Estoy hablando de invertir en una visión hacia el futuro, porque es indudablemente, el lugar a donde todos y todas vamos a ir en los próximos años y más nos vale que sea un lugar agradable y capaz de darnos los satisfactores y beneficios que necesitaremos, de otra manera, el futuro será como el presente y como el pasado.

Nuestra entidad se vuelve más competitiva en el contexto nacional, según los números del INEGI, que muestran mejoras en el crecimiento económico, en la cobertura de educación básica y en salud, en la inversión pública en obras civiles y en aumento en el turismo a nuestra entidad. Pero aún hay mucha pobreza y marginación, los problemas de acceso a agua potable de calidad en comunidades urbanas y rurales siguen ahí, los programas de capacitación y evaluación al sector magisterial se han politizado y son los maestros comprometidos y los estudiantes de todos los niveles quienes pagan las consecuencias; el costo social y económico de la atención de enfermedades prevenibles es muy alto y desvían recursos necesarios para otras áreas también prioritarias. Nuestros ríos están contaminados y la explotación irracional de nuestros recursos naturales amenazan no solo su existencia, sino también la sustentabilidad ambiental. Y de manera muy preocupante, parecemos más preocupados por ofrecer a la creciente población de jóvenes, egresados de nuestros cientos de instituciones de educación superior públicas y privadas, un empleo mal remunerado, que no aprovecha las capacidades profesionales de alto nivel que obtienen en nuestras universidades; hay que detener la incesante fuga de capital humano altamente capacitado que termina en otras partes del país o en el extranjero, ante la carencia de oportunidades laborales en la tierra que los vio nacer.

La mayoría de los nuevos empleos están en el sector automotriz o de servicios, mas no en empresas de alto valor agregado (alta tecnología) como pueden ser la industria electrónica, la de transformación química, la farmacéutica, la agrobiotecnología o la biomédica. El discurso oficial de incentivar el desarrollo de nuevas empresas innovadoras con apoyos tales como el Fondo de Emprendedores (con más de 70 mil millones de pesos), se encuentra con la realidad de que solo un bajo número de empresas de este tipo se instalan en la entidad, en gran parte debido a la falta de ciertas condiciones esenciales tales como centros de investigación (públicos y privados) que puedan apoyar sus áreas de desarrollo e innovación, la carencia de infraestructura (compartida entre todas las instituciones) para análisis, caracterización y desarrollo de prototipos, y en general, la falta de sinergia entre las instituciones para, en vez de competir, complementarse y generar grupos interinstitucionales e interdisciplinarios fuertes y competitivos nacional e internacionalmente.

Aunque la entidad ocupa el sexto lugar nacional en número de miembros del Sistema Nacional de Investigadores (por debajo del DF, estado de México, Jalisco, Morelos y Nuevo León), las asimetrías son notables. Mientras el Distrito Federal cuenta con 80.11 investigadores por cada 100 mil habitantes (36.1 por ciento del total nacional), nuestra entidad posee sólo 12.75 por cada 100 mil habitantes (3.8 por ciento). En todo el país hay poco menos de 20 mil investigadores registrados en el SNI, de los que apenas 800 trabajan en Puebla. Y éstos están repartidos en solo nueve de las casi 240 instituciones de educación superior registradas en la entidad, la mayor parte de éstos en la BUAP (casi 50 por ciento) y el INAOE (18 por ciento) y el resto repartidos entre las demás. El único centro de investigación público en la entidad (el INAOE) se asentó en 1940 y desde entonces, ningún otro centro se ha creado o descentralizado en nuestro territorio.

Lo anterior contrasta enormemente con estados vecinos tales como Morelos, que posee más de 900 investigadores y una docena de centros de investigación distribuidos en su territorio o Querétaro, que aunque posee menor número de SNIs (500), tiene cerca de 15 centros de investigación distribuidos en su territorio. El ejemplo a nivel nacional más exitoso de una política que combina la participación de los sectores académicos, empresarial y de gobierno en una iniciativa a largo plazo de investigación y desarrollo, es Nuevo León. Hasta el año 2009, Nuevo León poseía una densidad de investigadores similar a la nuestra. Pero ese año se propusieron convertir a Monterrey en una Ciudad Internacional del Conocimiento.

Para tal fin, elaboraron un plan para dotar a la ciudad con la infraestructura necesaria para ser atractiva a empresas y centros de investigación (nacionales y extranjeros) de innovación científica y tecnológica. El Parque de Investigación e Innovación Tecnológica (PIIT) localizado en el municipio de Apodaca (a un lado del aeropuerto internacional Mariano Escobedo), alberga en 70 hectáreas (de un proyecto que se extiende por 2 mil hectáreas) una inversión acumulada de 400 millones de dólares, en donde laboran más de mil científicos y es sede de más de 30 centros de innovación e investigación (públicos y privados). El PIIT se inauguró en septiembre de 2009 y cinco años después se ha convertido en un nuevo motor del desarrollo económico de la entidad, contribuyendo a que se alcance la enorme cifra de más de 3 mil 500 millones de dólares de inversión extranjera directa, la mayor en todo el país, en 2013. Universidades extranjeras, empresas nacionales e internacionales, han volteado hacia Nuevo León para ubicar ahí sus centros de I+D, para así aprovechar la sinergia entre las instituciones educativas y de investigación locales, la infraestructura existente y de paso, contratar a los recursos humanos de alto nivel que egresan de sus IES. Negocio redondo, con repercusiones sociales y económicas de largo plazo para la entidad.

De esta forma, Nuevo León se ha puesto como misión convertirse en una economía competitiva a nivel internacional, que apuesta al conocimiento y a la innovación e investigación como motores de desarrollo. Esta misma receta fue seguida por Corea, Singapur y, más recientemente, por China, Arabia Saudí y otros países. El resultado ha sido una transformación, de países con vocación agrícola, pesquera, artesanal o exportadores de materia prima (como el petróleo) a competidores agresivos en el mercado internacional, exportadores ahora de propiedad intelectual y alta tecnología y, sin duda, convirtiéndose en polos atractivos para miles de jóvenes innovadores e ingeniosos que los están considerando como un buen lugar para trabajar y vivir.

Una nueva migración intelectual y de cerebros se está dando, y nosotros debemos trabajar en ofrecer oportunidades para traernos una parte de ésta y aprovecharla para crecer económicamente. Pero más importante, para que con su ayuda podamos contribuir al cambio social, a la búsqueda de soluciones locales a los problemas de pobreza, salud, alimentación, contaminación ambiental y de acceso a recursos hídricos.

Solo con una visión de este tipo, Puebla pasará de ser un estado bonito para visitar o de ser un exportador de vehículos o dulces típicos, a una entidad dinámica, exportadora de productos con el sello “Creado en Puebla”. Gracias.”

 

Palabras pronunciadas por el Dr. Miguel Ángel Méndez Rojas, Profesor Investigador de la UDLAP, el pasado 14 de mayo al recibir el Premio Estatal de Ciencia y Tecnología 2013 en la categoría de Divulgación Científica.

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