Vivitur ingenio: Astronomía en la Palafoxiana

Hace unas meses nos invitaron a colaborar en la elaboración de los textos que acompañarían la exposición “Vivitur ingenio. Memoria impresa de las ciencias y las artes” que incluiría algunos libros de astronomía y cartografía que son parte del acervo de la Biblioteca Palafoxiana. Con gusto acepté, ya hace tiempo había tenido la oportunidad de estar en la presentación de un catálogo de libros de Astronomía de la misma biblioteca que contenía muy buenos ejemplares. Seguro encontraría cosas interesantes.

Imágenes tomadas de http://www.bne.es/es/Micrositios/Exposiciones/EuropaPapel/resources/img/175_1_gr.jpg

Imágen tomada de http://www.bne.es/es/Micrositios/Exposiciones/EuropaPapel/resources/img/175_1_gr.jpg

Resultó mucho más que eso. La lista de astronomía incluía: ¡Astronomía Instaurata, Mysterium Cosmographicum y Libra Astronomica! Copérnico, Kepler y Sigüenza, nada más. Casi me da algo cuando nos dijeron que podíamos visitar la biblioteca para examinar los libros.

 

El Misterio Cósmico

Abrí entonces el primero, justo en la ilustración que contiene esferas, cubos, tetraedros y otras figuras, una dentro de la otra. Recordé inmediatamente el pasaje de la serie de Cosmos, de Carl Sagan que ilustra la obsesión de Kepler para conciliar los cinco sólidos platónicos con los seis planetas conocidos a esa fecha.

Seis planetas: Mercurio, Venus, la Tierra, Marte, Júpiter y Saturno. Cinco sólidos regulares: tetraedro, cubo, octaedro, icosaedro y dodecaedro. ¿Por qué habría sólo seis planetas? ¿Por qué cinco sólidos? Kepler pensó que debía haber una relación entre ambos.

Según la leyenda, la idea se le ocurrió mientras daba clase, al dibujar un círculo dentro de un triángulo, y el triángulo dentro de otro círculo. Entre los seis planetas hay cinco espacios en los cuales debían encajar los sólidos regulares. En la esfera determinada por la órbita de Saturno metió un cubo, y dentro del cubo la esfera correspondiente a Júpiter seguida del tetraedro, que contiene la esfera de Marte. Luego el dodecaedro seguido de la esfera de la Tierra y dentro de ella el icosaedro. Luego la esfera de Venus conteniendo al octaedro que a su vez contiene la esfera de Mercurio. Parecía todo resuelto. En sus propias palabras: “El deleite que me proporcionó mi descubrimiento es algo que jamás seré capaz de describir con palabras”

Kepler expuso esta idea en el Misterio Cósmico (Mysterium Cosmographicum), idea fallida, pero de los primeros intentos para establecer las leyes que regían los movimientos de los planetas.

 

Astronomía Restaurada

 

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El siguiente libro que examiné fue La Astronomía Instaurata (Astronomía Restaurada) es la tercera edición de De revolutionibus orbium coelestium (Sobre la revolución de los esferas celestes) publicada 75 años después de la muerte del autor, publicación “restaurada y elucidada con anotaciones” de la hipótesis que revolucionó a la ciencia, donde Copérnico proponía que el Sol, y no la Tierra, estaba en el centro del Universo.

Nicolás Copérnico, astrónomo y clérigo polaco, falleció en 1543, el mismo año en que publicó De revolutionibus orbium coelestium una teoría que explicaba de manera completamente diferente el movimiento aparente de los objetos celestes. La Tierra se convertía en el tercer planeta, con respecto al Sol, moviéndose en una órbita circular. Se trata, quizá de una de las ideas más importantes y con mayores consecuencias en el desarrollo de la ciencia.

 

Libra Astronomica

 

Los cometas han generado polémica desde hace mucho tanto sobre su origen como sobre sus efectos. Aristóteles y Claudio Ptolomeo pensaban que eran exhalaciones de la atmósfera terrestre, mientras que Lucio Anneo Séneca vaticinó la naturaleza de los cometas como verdaderos cuerpos celestes. Fue hasta el siglo XVI cuando se estableció su naturaleza interplanetaria. En 1531, Pedro Apiano notó que las colas de los cometas siempre iban dirigidas en la dirección opuesta a la posición del Sol. En 1575 Tycho Brahe determinó la distancia a un cometa, demostrando que no sólo estaba fuera de la Tierra, sino más allá de la órbita de la Luna.

Existen historias de cometas que incluyen excomunión y exorcismo, historias que reflejan perfectamente el efecto que tienen estos objetos, de aspecto magnífico y con una forma misteriosa de aparecer y desaparecer en el cielo, en la generación de diversos mitos sobre su influencia, que va desde caídas de imperios, muerte de gobernantes y catástrofes naturales, hasta suicidios colectivos.

La Libra Astronómica es precisamente parte de una discusión entre su autor, Sigüenza, y el famoso padre Kino, en torno a los efectos de los cometas. Sigüenza sostenía que los cometas no tienen efecto sobre nuestras vidas y en 1681 publicó su Manifiesto filosófico contra los cometas; sin embargo, Kino le criticó duramente en su Exposición Astronómica del cometa, a lo cual respondió Sigüenza con la Libra Astronomica. Este es un ejemplo de una discusión entre pares, discusiones que permiten avanzar en el desarrollo del conocimiento. Sirve también para ejemplificar el interés de la ciencia por acabar con los mitos.

Hoy tenemos la certeza de que los cometas son remanentes de la formación del Sistema Solar que no traen desgracia alguna, al contrario, su estudio nos permitirá conocer más sobre estás etapas del universo.

Revisé otros tres libros del acervo, estos tratan sobre cartografía: Cosmographia de Pedro Apiano, Epitome orbis terrarum de Ortelius, y Atlas Maior de Joan Blaeu, tres obras impresionantes también, de las cuales aprendí mucho y disfruté más, pero que las comentaré en otro artículo.

La exposición contiene muchos más libros que se expusieron en la FIL en Guadalajara y permanecerán en el Instituto Cultural Cabañas todo enero, revisemos cuando regresa la expo a la Palafoxiana para aprovechar y admirar estos tesoros.

 

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