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Motivos para aderezar mi vida con ciencia

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· Ilustración: Diego Tomasini / Dibrujo
· Ilustración: Diego Tomasini / Dibrujo

Querido y admirado lector que gusta de ricas dosis de ciencia para mantener una dieta equilibrada de conocimiento. Todos los que en algún momento hemos entablado ricas, aderezadas y hasta acaloradas conversaciones sobre algún tema de ciencia, hemos, seguramente, citado la nota de algún diario, suplemento o revista que nos brinda ese pequeño bocado de ciencia que nos hace enterarnos de alguna forma de los avances que se presentan en alguna región o país. De niños muchos pensamos y jugamos con ser científicos, esos de bata blanca que trabajan en un laboratorio y que de tanto experimentar una y otra vez, quedaron con los pelos de punta o que salieron ilesos de algún experimento fallido; pero por qué tenemos esta imagen de los científicos, bueno, indudablemente, la mercadotecnia ha logrado vender y vender muy bien esta imagen de la gente dedicada a generar el conocimiento; pocas veces se presenta a un científico con gustos musicales, gastronómicos, artísticos o deportivos. Esta imagen no vende. Será que no se puede colocar a la ciencia dentro de la sección de cultura. Será que la ciencia no es cultura. Si usted, generoso lector, ha llegado hasta aquí, lo invitamos a que nos acompañe en esta aventura. La ciencia es más que esos científicos ñoños con gafas que por lo general son más grandes que su cabeza; la ciencia está plagada de personas que aman el conocimiento, personas que aman a la humanidad (bueno, no todas), pero en su mayoría los científicos entienden perfectamente que la ciencia mantiene encendida esa llama que alumbra el rumbo de la humanidad y que desenmascaran a aquellos que solo buscan manipular a las personas, los científicos son aquellos que piensan en mejorar la salud de las personas, atendiendo problemas de salud que aquejan a la humanidad; muchos de los grandes científicos han dado respuesta en atención a las grandes preguntas de la humanidad, algunos ejemplos son: Alexander Oparin, con su teoría del Origen de la Vida; Carlos Darwin y Wallace, con la teoría del Origen de las Especies; Lynn Margulis, con la Teoría de la Endosimbiósis, entre muchos otros; mujeres y hombres que han demostrado que la ciencia también tiene cambios dentro de sus paradigmas. Se preguntará: ¿qué impulsa a hombres y mujeres a tener curiosidad por la ciencia?, nos gustaría que usted lo conociera de la mano de Ruy Pérez Tamayo, en su libro Diez Razones para ser Científico, editado por el Fondo de Cultura Económica, en él, Pérez Tamayo nos expone de manera divertida las razones que seguramente han tenido todos esos científicos que conocemos, claro, antes de llegar esos grandes investigadores que conocemos. A continuacp-12bión, mencionamos esas 10 razones, que no son todas; las demás nos gustaría que usted las discuta en alguna reunión con amigos o familiares. Nos gusta imaginar la cara que habrá puesto Darwin, cuando su padre (médico), le habrá dicho que tenía que seguir sus pasos, seguramente Carlos habrá pensado: Me desagrada. Más de un hombre o mujer de ciencia estará de acuerdo en que ser científico es hacer los que nos gusta. Nos cuesta trabajo imaginar a un científico de “Godínez” de corbata y contando las horas para salir de esa habitación que le mantiene cautivo; por ello, ser su propio jefe, es la segunda razón. Y hablando del horario, y como la búsqueda del conocimiento no da cuenta del segundero, en esta profesión no existen horarios. Dudar, dudar de todo lo que vemos y nos dicen es elemental, por lo que Pérez Tamayo nos comparte que una de las razones por las que él y otras personas se han hecho científicos es por la sencilla y humana razón de “usar mejor el cerebro”, y sí, dudar de lo que nos es impuesto como verdad absoluta. Recordarán aquella nota en la que el gobierno mexicano adquirió equipo especializado para la detección de drogas, la cual fue una verdadera tomada de pelo, una broma, broma que le costó mucho dinero al pueblo de México, a nadie nos gusta que nos den gato por liebre, así que saque usted sus propias conclusiones sobre la importancia de tener una cultura científica. A los mexicanos nos encantan las fiestas y si en ellas nos encontramos con un ser de estos extraños (científico), generalmente hay de dos sopas: o nos quedamos callados o entablamos una charla; hablar con científicos, estamos seguros, será ameno y divertido. Un país sin desarrollo científico es un país atrasado, por ello, la comunidad científica se pone como meta generar vocaciones científicas para que el país cuente con un mayor número de científicas y científicos, razón por la cual los científicos forman alianzas con los divulgadores de la ciencia. Para estar siempre bien contento es otra de las razones. Imagine usted al científico que logra el éxito en una de sus investigaciones; seguramente es la persona más feliz; hasta que una nueva pregunta asalta su pensamiento y vuelve al trabajo, trabajo sin fin. Por último, una persona que está siempre rodeada de jóvenes, que ama compartir sus conocimientos, que todos los días se despierta con la convicción de hacer de este mundo, un mundo mejor, nunca envejece, será ese personaje del que la historia hablará y los más cercanos a él dirán: ¡Ese profe sí que es a todo dar! Hasta aquí las 10 razones que Ruy Pérez Tamayo nos comparte y que esperamos le haga vivir grandes aventuras y detone su curiosidad por conocer lo que han hecho los científicos más cercanos a usted, y siempre, siempre refuerce esa capacidad de asombro que desde el nacimiento alimenta la flama de nuestro corazón, llamada curiosidad.

 

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