Elementos químicos con denominación de origen astronómico

Los elementos químicos tienen su origen en algún evento astronómico, ya sea durante los primeros minutos del origen del Universo, después la gran explosión o Big Bang, como el hidrógeno o el helio (y un poco de litio, boro y berilio), o bien a través de la nucleosíntesis en los interiores de las estrellas, a través de la transformación de elementos ligeros en otros más pesados.

Sin embargo, sólo algunos elementos químicos reciben su nombre luego de algún objeto astronómico. Puede ser de alguno de los planetas del Sistema Solar como el Neptunio, Plutonio, Uranio y Mercurio, lo mismo que, obviamente, el Telurio.  Mientras que el Selenio toma su nombre de la Luna, ni el Cerio ni el Paladio provienen de objetos ubicados en el Cinturón de Asteroides, aunque sus nombres sí. En este texto platicaremos sobre los objetos astronómicos que han inspirado el nombre de alguno de los elementos químicos.

El Sol domina nuestro sistema planetario, y de él tomó su nombre un elemento descubierto de forma independiente por el francés Pierre Janssen y el inglés Norman Lockyer. El helio (He), del dios griego Helios, fue descubierto al analizar el espectro del Sol durante un eclipse de sol ocurrido en 1868. Una de las líneas de emisión que aparecieron en este espectro no correspondía a ningún elemento conocido en la Tierra.

En el listado de elementos con denominación astronómica, hay dos nombres que son interesantes, el Cerio (Ce) y el Paladio (Pa), que, como mencionamos, tomaron sus nombres de unos objetos prominentes en el cinturón de asteroides.

 

Palas

p-15bEl paladio fue descubierto por William Hyde Wollaston también en 1803. Se descubrió junto con otro metal ligero, el rodio. Ambos eran similares en comportamiento al platino. Lo llamó “paladio” en honor del asteroide descubierto en 1802, Palas.

Existen cientos de millones de asteroides en el sistema solar. Forman parte de los llamados cuerpos menores de nuestro sistema planetario, son más pequeños que un planeta y orbitan alrededor del Sol. Al igual que los cometas, son residuos de la formación del nuestro sistema solar.

Entre Marte y Júpiter se localiza el denominado Cinturón de Asteroides. Esta región contiene a la gran mayoría de estos cuerpos rocosos orbitando de manera semi-estable. Algunos de ellos pueden ser desviados principalmente por la influencia gravitatoria de Júpiter, provocando que sus órbitas se puedan cruzar con las de los otros planetas.

Palas es uno de los mayores conocidos, al igual que Vesta, ambos tienen más de 500 km de diámetro. Existen los menores, de unos 50 metros, que  también son los más abundantes y que se convierten en objetos potencialmente peligrosos al poder impactarse sobre la superficie de la Tierra. Es importante mencionar que la masa total de todos los asteroides en el Cinturón es menor que la masa de la Luna.

 

Ceres

p-15aEl sueco Wilhelm Hisinger encontró un mineral interesante cuando tenía quince años, pero fue sólo hasta que llegó a la edad de treinta y siete años, en 1803, cuando pudo mostrar que contenía un nuevo elemento al que llamó “cerio”, por el asteroide Ceres, que había sido descubierto dos años antes.

Antes de ser clasificado como asteroide, Ceres había sido clasificado como planeta y actualmente sabemos que, luego de la reclasificación de los planetas en 2006, los astrónomos designaron a Ceres como un planeta enano, ya que sus características coincidían con las de Plutón y con las de los otros objetos de tamaño similar localizados en la parte exterior del sistema solar. Ceres es el más pequeño de los planetas enanos dentro de nuestro sistema solar, aunque, antes de 2006, era el mayor asteroide conocido con más de 900 km de diámetro.

El descubridor de Ceres fue Giuseppe Piazzi, quien lo observó por primera vez en 1801. Inicialmente se pensó que se trataba del planeta faltante entre Marte y Júpiter, sin embargo, un poco después se descubrieron otros “planetas” similares en la misma zona: Palas, Juno y Vesta.

Pronto los astrónomos se dieron cuenta que estos objetos no tenían las mismas características de los otros planetas, los que ahora llamaríamos clásicos, y comenzaron a pensar en alguna reclasificación. En la década de 1860 ya se conocían más de 60 cuerpos y los astrónomos aceptaron reclasificarlos, los denominaron asteroides y a la región donde se localizan le llamaron “Cinturón de Asteroides”.

En 2007 se lanzó una misión espacial llamada Dawn, que tenía por objetivo estudiar algunos objetos del Cinturón de Asteroides. Hasta el final, luego de una extensión de vida, Dawn mandó a la Tierra los datos recopilados sobre Ceres. La nave se quedó sin combustible el 1 de noviembre de 2018.

Ceres es el primer planeta enano en ser orbitado por una nave espacial. Dawn estudió su superficie, composición e historia. Entre algunos de los resultados de Dawn podemos mencionar que reforzó que los planetas enanos podrían haber albergado océanos durante gran parte de su historia, y posiblemente aún lo hagan, también encontró productos orgánicos y reveló que Ceres es geológicamente activo, o que lo fue hasta muy recientemente.

En 2015, cuando Dawn entró en órbita alrededor de Ceres, que además es el mayor objeto del cinturón de asteroides, la misión se convirtió en la primera en visitar un planeta enano y entrar en órbita alrededor de dos objetos, ya que antes había visitado a Vesta, más allá de la Tierra. Otro de los logros de Dawn es que demostró que la manera en que se formaron y evolucionaron los objetos en las etapas tempranas del sistema solar, depende de la ubicación.

Los datos obtenidos por los instrumentos de Dawn, y transmitidos a la Tierra, permitieron a los especialistas comparar dos objetos similares a los planetas (Vesta y Ceres), pero que evolucionaron de manera muy diferente.

 

Selene

p-15cA lo largo de su evolución, la Luna ha tenido una gran influencia sobre los seres humanos, incluso actualmente, luego de una Luna Llena, podemos ver las redes sociales saturadas de fotografías, en algunos casos evocando temas románticos hasta otras recordando diversos mitos, como el hombre lobo y los lunáticos. Lo cierto es que es la responsable, junto con el Sol, de las mareas y que ha inspirado grandes obras de ciencia ficción. Hay evidencia de que el hombre notaba sus fases hace unos 30 mil años. Estas fases ayudaron a definir un intervalo de tiempo, el mes lunar.

Quizá por todo esto es que también merecía que algún elemento químico llevara su nombre. Fue en 1818, cuando Jöns Jakob Berzelius encontró una impureza en una muestra de ácido sulfúrico preparada en una ciudad minera. Primero pensó que debería tratarse del telurio, sin embargo, luego de aislar el metal, demostró que se trataba de un nuevo elemento, eso sí, parecido al telurio. Ya que el nombre del telurio está asociado con la Tierra, Berzelius lo bautizó como “selenio”, por Selene la diosa griega de la Luna.

Todavía nos quedan los elementos con nombres asociados a planetas del sistema solar. Desde Mercurio hasta Plutón. Y los Titanes, los dioses de la mitología griega. Comentaremos sobre ellos en la siguiente entrega.

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Más información:

– La Búsqueda de los Elementos. Issac Asimov. Plaza y Janes. 1983

– http://saberesyciencias.com.mx/2012/09/29/tres-colores-la-luna/

– http://saberesyciencias.com.mx/2015/06/01/vigilando-asteroides/

– https://solarsystem.nasa.gov/missions/dawn/overview/