Durante los últimos 20 años la labor del CUPS se ha forjado a través de experiencias educativas y comunitarias; el sismo del 19 de septiembre de 2017 provocó que el Centro se involucrara en acciones de atención inmediata para la población de las comunidades afectadas. Las reacciones de los jóvenes universitarios que han participado en nuestros programas fue enseguida, esperando las estrategias que se plantearían para participar y apoyar, teniendo como referente las experiencias y metodologías de trabajo previas de este Centro… aun sin convocar a todos, ellos ya se sentían convocados.
El sismo no solo causó daños a las comunidades, también hizo aún más visible la corrupción dentro del Estado, la desconfianza de la población hacia las autoridades, la falta de sensibilidad de algunos medios de comunicación y la carencia de coordinación entre dependencias gubernamentales. El sismo además nos mostró la solidaridad del pueblo mexicano, de ONG, grupos, colectivos e instituciones nacionales e internacionales, pero, sobre todo, la capacidad e importancia de la participación y organización de los jóvenes de este país.
Participación de alfabetizadores del CUPS en tareas de remoción de escombros en la localidad de Santa Cruz Cuatomatitla (Tochimilco, Puebla), después del sismo del 19 de septiembre de 2017. Fotos: I. Iván Nava Fernández
Las prácticas comunitarias nos han enseñado que se requiere conocer las necesidades de la población para proponer acciones pertinentes, siempre en medida de los recursos y capacidades de la universidad. Durante la atención a la emergencia, algunos integrantes del CUPS nos incorporamos al equipo de especialistas del Centro Universitario para la Prevención de Desastres Regionales (Cupreder), donde se planearon las rutas y recorridos de diagnóstico a las comunidades afectadas, nos entrevistamos con las autoridades locales y pobladores para conocer la situación.
En Santa Cruz Cuautomatitla, junta auxiliar del municipio de Tochimilco, Puebla, y la cuarta comunidad más poblada del mismo, observamos muchas más afectaciones que en las otras localidades recorridas y una organización comunitaria formándose rápidamente, condiciones por las que consideramos apoyar de alguna forma a la comunidad.
Se requerían víveres y brigadistas para ayudar en los trabajos de demolición y limpieza de escombro para la etapa de reconstrucción. Hubo mucho trabajo y presencia de otras organizaciones religiosas, políticas, colectivos y voluntarios realizando acciones concretas de acopio y distribución de víveres. Sin embargo, no faltaron los que prometieron cosas y no las cumplieron o aquellos que lucraron con el desastre.
En el CUPS diseñamos las estrategias de trabajo, se convocaron a estudiantes universitarios y jóvenes de la comunidad para levantar un censo de necesidades y afectaciones, se organizaron brigadas de demolición y recolección de escombros impulsadas por mujeres universitarias en su mayoría. La solidaridad, el compromiso y empatía se notaba y motivaba al ver a las chicas cargando botes de escombro, carretillas, marros, palas y picos por igual al resto de los brigadistas. No éramos expertos y no pudimos apoyar de otra forma sin exponernos, pero teníamos la energía y convicción para hacerlo.
Nos relacionamos con las “doñas y dones” a través del trabajo, el diálogo, la comida, el taco y el café, conociendo sus preocupaciones, sus historias de vida, su alegría y fortaleza. El vínculo entre estudiantes y pobladores se fortaleció a través de estos encuentros y gracias a ellos se realizó un acompañamiento a mediano y largo plazo.
Se llevó a cabo una Noche de Estrellas en la comunidad, una fiesta astronómica donde hubo teatro, talleres de divulgación científica, observaciones con telescopios, mucha gente y harta curiosidad. En 2018 realizamos las Brigadas Comunitarias en donde se desarrollaron talleres de preparación de alimentos, mediación lectora, arte, cultura y apoyo educativo, también se hicieron experimentos, mermeladas, conservas y carnavales, consolidando el vínculo entre los universitarios, el volcán y la población. En 2019 llevamos a cabo la campaña de alfabetización y trabajo comunitario, donde pudimos contrastar la comunidad del sismo y la comunidad después de la reconstrucción, casi tres años de convivencia y aprendizajes.
Campaña de apoyo al bienestar social
Desde el año 2011 el CUPS ha llevado a cabo programas en algunas colonias de la periferia de la ciudad de Puebla, esto nos ha permitido comprender las inquietudes y necesidades que vive la población en sus colonias y al mismo tiempo, buscar estrategias de trabajo con la población para motivar sus capacidades de organización y participación comunitaria. Con la llegada de la pandemia Covid-19 y los cambios y limitaciones sociales que trajo con ella, el CUPS se dio a la tarea de diseñar acciones de apoyo a la población afectada económicamente por la pandemia en la colonia Cerro del Marqués, San Miguel Canoa, Barranca Honda, San José el Conde y Xonacatepec.
Con apoyo de los jóvenes universitarios de servicio social de nuestros programas, levantamos información en las colonias para conocer la situación de las familias en relación al número de integrantes, economía, salud y alimentación, entre otros. Sensibles y sorprendidos, los universitarios nos comentaban que la gente no tenía qué comer, que se habían quedado sin trabajo y estaban muy preocupados por pagar la renta o los servicios.
Las acciones comenzaron con la entrega de despensas por familia, se convocaron en diferentes horarios para evitar aglomeraciones, también se formaron tres comedores comunitarios en diferentes colonias. Un grupo de familias locales cocinaban semanalmente para las demás y así poder repartir alimentos para aquellos que lo requerían. Se comenzó a correr la voz y asistían personas que estaban interesadas en ser beneficiadas, algunas de ellas no eran prioritarias, pues tenían mejores condiciones económicas que las demás. En algún momento, hubo gente que se preguntaba por qué se entregaba alimentos gratis e insinuaban que era debido a que sacaban de un frasquito el Covid-19 y lo echaban a la comida al momento de prepararla. La propia comunidad fue desmintiendo rumores y validando la forma de trabajo.
Se formó un comité de representantes por calle para poder convocar a los pobladores y tomar decisiones, también se realizó un taller de panadería en donde las personas aprendían a hacer pan, y al mismo tiempo, la producción se repartía entre ellas y la gente que asistía al comedor comunitario.
Los jóvenes universitarios se capacitaron para impartir talleres a la población sobre huertos familiares y manejo de gallinas con la finalidad de que la gente pudiera cosechar sus propias hortalizas y recolectar huevo. Diseñaron manuales de apoyo y daban seguimiento a través de llamadas telefónicas o mensajería. Maestros de la Facultad de Ingeniería desarrollaron talleres de capacitación en buenas prácticas constructivas donde se les explicaba a la gente técnicas de albañilería y en el cual asistieron niños y señoras para aprender.
También se repartieron pipas de agua a las familias y árboles frutales para reforestar espacios comunitarios, además de que se realizó con éxito la campaña de alfabetización en Xonacatepec, en la cual los universitarios que viven en la colonia alfabetizaron a sus vecinos y vecinas, acompañados del grupo de asesores y coordinadores del CUPS en modalidad mixta.
La energía, fuerza y compromiso de los jóvenes siempre ha estado presente cuando de solidaridad se trata y ellos son uno de los motores principales de los programas y acciones que se desarrollan en el CUPS. La generación de experiencias vividas a través del encuentro con los diferentes contextos y sus poblaciones permite fomentar la construcción de una consciencia social en los jóvenes a través de la acción y la reflexión.