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¿Cómo acompañamos la niñez desde el programa Pequeñas y Pequeños Universitarios?

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Foto: Emilio Maceda Rodríguez
Foto: Emilio Maceda Rodríguez

El programa Pequeñas y Pequeños Universitarios surge con el fin de ofrecer un espacio donde a través del arte, las ciencias y la diversión, las niñas y niños pueden trabajar temas relacionados con el desarrollo humano, la diversidad y la interculturalidad, pero sin reproducir un contexto tradicional educativo, donde el adulto es considerado como la persona que ya alcanzó su desarrollo, su madurez y por lo tanto posee el conocimiento, mientras que las niñeces son concebidas bajo una visión a futuro, con potencial a desarrollar, pero inacabados y por lo tanto inmaduros, algo que Cussianovich (2013) ha explicado con más detalle.

Bajo esta premisa, se planteó retomar la propuesta del coprotagonismo infantil, como una forma de establecer nuestra disidencia ante la visión adultocéntrica, creando así una desobediencia epistémica (Mignolo, 2011), donde se establecen otras formas de vinculación entre las generaciones. Entendemos entonces el coprotagonismo como una forma de alcanzar la emancipación de las niñas y niños, al resignificar y revalorar las niñeces, donde nuestro papel es el de acompañarles en el proceso de constituir su identidad personal y social, además del desarrollo de la capacidad de iniciativa e incluirse en la comunidad y la cultura (Cussianovich, 2001, 2013), así como el identificarse como actores sociales y colaborar con otros integrantes de la sociedad, logrando establecer un sentido de pertenencia (Liebel, 2002).

 

El Desarrollo Humano

 

Desde el coprotagonismo, en el programa Pequeñas y Pequeños Universitarios trabajamos el Desarrollo Humano de las niñeces no pensando en “quiénes van a ser”, sino bajo la idea de que “ya son” personas que tienen la capacidad de participar de manera activa en su proceso de formación educativo, en su comunidad, tomar decisiones y proponer acciones que son de relevancia para la sociedad.

Las actividades que planteamos y que hemos realizado con las niñas y niños en el programa van encaminadas a acompañarlos en el proceso de construir su identidad, identificar y expresar sus emociones, transmitir sus pensamientos de forma libre, encontrando diferentes formas de hacerlo, no solo a través de la voz, sino a través de cualquier parte de su cuerpo, utilizando para ello todos los sentidos, habilidades y capacidades que poseen. Además, es importante que este espacio, libre de los prejuicios adultocéntricos que los limitan, les permita tener la firme idea de saber que sus ideas, sentires y conocimiento son valiosos y valorados.

En este espacio es indispensable trabajar con los adultos: familias, personas cuidadoras, profesionales y artistas, quienes deben de repensar la idea tradicional de educar, vista desde el punto de transmitir conocimientos y enseñanzas, como si fueran los únicos válidos. Un adulto que mantenga la visión de trabajar el desarrollo humano con las niñeces, bajo la lógica de “lo que llegarán a ser” o “para que en un futuro sean”, estará reproduciendo la idea de la infancia hegemónica que plantean Morales y Magistris (2019): una etapa de preparación hacia la vida adulta, excluyéndolos de participar y ser protagonistas en el presente.

Es necesario entonces que los adultos piensen y replanteen su posición ante las niñas y niños, con quienes compartirán experiencias en un proceso de acompañamiento, dejando de lado sus prejuicios en torno a las niñeces. El pensar en relaciones intergeneracionales de acompañamiento, donde se compartan experiencias, conocimientos y formas de ver y entender el mundo, puede ser el camino para realmente sentar las bases de un futuro distinto, co-participando en el presente.

 

La Diversidad y la Interculturalidad

 

Al replantear esta relación intergeneracional también se propone una producción del conocimiento horizontal (Corona Berkin, 2019), donde se revaloran las diferentes concepciones de la vida y del mundo. Desde esta postura, nuestro fin no es rescatar a las niñeces, lo que representaría una vuelta a la visión adultocéntrica que criticamos, por el contrario, es trabajar bajo una acción colectiva, donde la diversidad de contextos, individuales y colectivos, son tomados en cuenta para el desarrollo de las actividades.

En el programa no se busca enseñarle a las niñas y niños sobre diversidad, ya que en nuestras experiencias de acompañamiento hemos encontrado que las niñas y niños tienen claridad de lo que es la diversidad, en sus propias palabras y con sus propias definiciones. Identifican sus diferencias, lo que los hace únicos y al mismo tiempo lo que comparten con las y los otros, su posición frente a otros seres vivos y a las cosas que les rodean.

El problema está presente en los prejuicios y estereotipos de los adultos, quienes en ocasiones son los que le inculcan, y a veces imponen a las niñeces el ver estas diferencias de manera negativa. Nuestro trabajo no será enseñarles sobre diversidad, en realidad lo que buscamos es acompañarlos en el proceso de identificar sus diferencias, y valorar, respetar y defender las formas de vida de las y los otros humanos y seres vivos.

El otro tema que se retoma en el programa es la interculturalidad, pensada como el reconocimiento y la convivencia de las personas, respetando sus diferentes formas de ver el mundo, de entender la vida y los derechos que tenemos como seres humanos y como pueblos. Solo así se logrará el reconocimiento y el diálogo entre las personas, sin importar su identidad, su origen y sus diferencias culturales.

 

Las Pequeñas y los Pequeños Universitarios

 

A comienzos del año 2020 el programa funcionó de manera presencial, y recibió en la Facultad de Ciencias para el Desarrollo Humano, de la Universidad Autónoma de Tlaxcala, a un grupo de niñas y niños que se incorporaron a las actividades. Con la pandemia de Covid-19 fue necesario abrir espacios en los contextos virtual y digital.

En esta experiencia pudimos observar entre las y los pequeños participantes la claridad de sus pensamientos en torno a quiénes eran, lo que los hace diferentes y su posición en su comunidad y contexto inmediato. Sin embargo, también pudimos identificar los rasgos del adultocentrismo, tanto en niñas y niños, como en los adultos que les acompañaban.

Queda mucho camino por recorrer en el programa Pequeñas y Pequeños Universitarios, los proyectos y actividades continúan fluyendo, acompañados de las niñas y niños que participan, quienes nos dan claridad en las ideas, nos muestran los errores que cometemos y aportan a las propuestas que realizamos, en un trabajo coparticipativo donde se involucran las niñeces, los adultos, la comunidad y la Universidad.

 

* [email protected]

 

 

Referencias:

 

Corona Berkin, Sarah, (2019). Producción horizontal del conocimiento, Alemania: CALAS,

 

Cussianocivh, A. (2001), What does protagonism mean? En M. Liebel, B. Overwien, & A. Recknage (Eds.) Working children’s protagonism: Social movements and empowerment in Latin America, Africa and India, (pp. 157-69). London: IKO

 

Cussianovich, A. (2013). Protagonismo, participación y ciudadanía como componente de la educación y ejercicio de los derechos de la infancia. En A. Cussianovich (Ed.) Historia del pensamiento social sobre la infancia, (pp. 86-102). Lima: Universidad Nacional Mayor de San Marcos.

 

Liebel, M. (2007) Paternalismo, participación y protagonismo infantil. En Participación Infantil y Juvenil en América Latina (1era ed.), pp. 113-146, México: Universidad Autónoma Metropolitana.

 

Mignolo, W. (2013) Geopolítica de la sensibilidad y del conocimiento. Sobre (de) colonialidad, pensamiento fronterizo y desobediencia epistémica, Revista de Filosofía, Nº 74, 2013-2, pp. 7 – 23.

 

Morales, S. y Magistris, G. (2019) El co-protagonismo como nuevo paradigma de infancia, Kairos. Revista de Temas sociales, Publicación de la Universidad Nacional de San Luís, Año 23. No.44. Diciembre de 2019.

 

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