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El agua: reto mundial para la preservación de la vida humana y del planeta

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Hablar sobre el agua es un tema sumamente complejo, debido a que es inherente a todas nuestras actividades, así como para la vida del planeta y cada ser vivo que habita en él. Además, la distribución del agua no se encuentra repartida de manera equitativa en el mundo, por lo que existen regiones con abundancia hídrica y otras con severa escasez. Esto ha llevado a generar un discurso errado sobre la gestión del agua a nivel mundial, provocando, incluso, la mercantilización de este elemento indispensable para la vida bajo el argumento de garantizar una “seguridad hídrica”. En el mapa (Figura 1) se puede observar el nivel de escasez física y económica del agua a nivel global.

Debemos preguntarnos ¿qué más hay detrás de la seguridad hídrica? Es evidente que el agua es central en la vida humana y ecosistémica, por lo que la discusión implica no solo el acceso universal al agua que todo ser humano posee, sino también la vida del planeta en su conjunto, es decir, las condiciones básicas para la reproducción que todo organismo necesita para su existencia. Por ello, el presente artículo aborda un enfoque ecológico a partir de la visión marxista, en la cual las categorías clave para la comprensión de esta problemática son la de metabolismo social y la de la fractura metabólica que se genera entre el ser humano y la naturaleza como consecuencia del modo de producción capitalista, en el que se busca optimizar las ganancias sin importar la degradación y las consecuencias para el entorno natural.

Para Marx, el “metabolismo social” debe ser entendido como el “intercambio material” que subyace en la noción del proceso estructurado de crecimiento y decadencia biológicos; pues es a través de la “interacción metabólica entre el hombre y la tierra” que se prescriben las leyes naturales de la vida, a través del robo al que el suelo es sometido de sus elementos constituyentes y de los que requiere una “sistemática restauración” (Foster, 2000).

El capitalismo, al impulsar un amplio crecimiento tanto de la industria como de la agricultura a gran escala, conlleva una “fractura irreparable”, generando un agotamiento al suelo y haciendo que la agricultura se torne insostenible ante la incapacidad del capital para mantener las condiciones necesarias del reciclaje de los elementos constituyentes del suelo (Foster, 2000). Por supuesto, se entiende que el elemento agua se encuentra contenido en la tierra y por ende es intrínseco a la relación metabólica que Marx plantea en su crítica a la interpretación que la economía política ofrecía sobre el modo de producción capitalista. Esta perspectiva se vuelve imprescindible para pensar en lo que hoy sucede con el ciclo hidrológico y la contaminación en ríos, lagos, así como en aguas subterráneas.

Otro concepto clave para ello es el de “imperialismo ecológico”, desarrollado por Clark y Foster (2012).  Este opera al interior de una economía global organizada en torno a la acumulación de capital, donde la explotación y el intercambio ecológico desigual son cada vez mayores. Ambos autores consideran que la mayoría de los estudios sobre el imperialismo se enfocaron en el control de los recursos del Tercer Mundo, en términos de sus efectos sobre los flujos de plusvalor económico, más que en los daños ecológicos producidos por el robo de los recursos sobre dichos países. Si bien, esto no implica que las repercusiones sobre el medio ambiente no hayan sido reconocidas, el problema radica en que fueron vistas sólo como problemas geopolíticos, o bien, como factores que afectan al desarrollo económico; mientras que el imperialismo ecológico busca que se reconozcan las sistemáticas asimetrías en la explotación de la naturaleza. En este artículo se citan algunos ejemplos que ayudaran a visualizar estos planteamientos.

Para el escenario de América Latina podemos observar diversos conflictos por la obtención del agua como recurso estratégico. Uno de los casos más conocidos es el de “La Guerra del Agua en Bolivia” (1999-2000), que, entre otras causas, explotó debido a que incluso el agua captada de la lluvia sería considerada para gestionarse privadamente. Este caso tan extremo no fue el único, pues en Uruguay, Argentina, Ecuador y Chile, de acuerdo con Angélica Enciso (2005), se otorgaron concesiones a empresas privadas para operar el servicio público del agua, lo que ocasionó el incremento de las tarifas sin mejoras en el servicio.

La “fractura metabólica” de Marx, en la que la industria a gran escala proporciona a la agricultura los medios para la explotación intensiva del suelo, también posee expresiones concretas en la región. Según datos de la ONU (2023), desde finales del año pasado gran parte de Argentina, Chile y Uruguay sufren de bajas precipitaciones combinadas con las altas temperaturas, dando como resultados sequías extremas que han tenido repercusiones sobre las cosechas y el acceso al agua, impactando la salud de las personas y los ecosistemas, así como a la economía.

A pesar de que América Latina es abundante en reservas de agua dulce, no se ha librado de presentar crisis hídricas importantes. Tal es el caso de Uruguay que, en el primer semestre de este año, tuvo graves problemas de falta de lluvia y abastecimiento de agua, además de la salinización del agua potable, provocando que la gente se manifestara en contra de las grandes agroindustrias y el saqueo de los recursos naturales (Llambías, 2023). Este ejemplo deja en evidencia la fractura metabólica que se ha ocasionado en parte del cono sur, debido a la explotación incesante de las grandes industrias enfocadas a la producción a gran escala de alimentos, no sólo en el campo, sino también, en el ganado.

Podemos observar que la relación dialéctica hombre-naturaleza siempre funciona basada en las relaciones sociales que efectúan la transformación del entorno natural, por lo que las modificaciones que se producen en la naturaleza son condicionantes a las relaciones sociales y viceversa, expresándose en una dialéctica–metabólica.

* [email protected]

 

Referencias

 

Clark, Brett y Foster, John B. (2012). Imperialismo ecológico y la fractura metabólica global. Intercambio desigual y el comercio de guano/nitratos. Theomai, (26).

Recuperado de https://www.redalyc.org/articulo.oa?id=12426097005

 

Enciso, Angélica (Junio 19, 2005) El agua, botín para trasnacionales; la privatización con alto costo social. La Jornada.

Recuperado de https://www.jornada.com.mx/2005/06/19/index.php?section=sociedad&article=040n1soc

 

Foster, John B. (2000). La Ecología de Marx. Materialismo y naturaleza.  Ediciones de Intervención Cultural / El Viejo Topo. Edición Española.

 

Llambías, Felipe (julio 13, 2023). Las razones por las que Montevideo está cerca de quedarse sin reservas de agua (más allá de por la falta de lluvía). BBC News Mundo. Recuperado de

https://www.bbc.com/mundo/articles/c4nvqjy9pywo#:~:text=La%20causa%20inmediata%20para%20la,43%25%20respecto%20a%20la%20media

 

ONU (Febrero 22, 2023). El cambio climático no es el responsable de la sequia en Argentina, Uruguay y Chile, pero sí agrava la escasez de agua. Noticias ONU.

Recuperado de https://news.un.org/es/story/2023/02/1518812

 

Plan Nacional de Seguridad Hídrica 20152050  Agua para todos (2016). Gobierno de la República de Panamá.

Recuperado de http://extwprlegs1.fao.org/docs/pdf/pan169606.pdf

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