Empuja rápidamente tu nave junto al escollo de Escila, ya que es mejor perder a seis de tus hombres que toda tu nave. (Homero, en Segala y Estalella, 1960)
En el mito griego de la Odisea, escrito por Homero, se nos narra un pasaje de las aventuras del rey Odiseo en un intento por regresar a su tierra, Ítaca, en el que debe tomar una difícil decisión. En una parte del recorrido, su embarcación debe transitar entre dos monstruos, uno llamado Escila y el otro Caribdis, cada uno con características propias que le fueron descritas por la diosa Circe; si bien Escila podía devorar a unos cuantos tripulantes, Caribdis podría destruir la nave entera, por ende, la mejor oportunidad para continuar la travesía sería pasar cerca del primero. La geopolítica, haciendo el papel de Circe, solo usada como alegoría sin atribuirle entidad divina a un concepto que refleja solo una parte del complejo sistema de producción capitalista, nos comenta las características de dos bloques regionales económicos, así como los riesgos de estar cerca de alguno de ellos.
El navío latinoamericano, conformado por los países del sur, centro y caribeños del continente, está acechado por dos bloques geopolíticos; lo que se combina con una cascada de ataques internos a su democracia, hoy secuestrada por una oligarquía criminal ávida de vender los recursos al mejor postor que ha utilizado fraudes y violencia para hacerse del poder, los únicos medios que conocen. Mientras sortea esas tensiones, como históricamente lo ha hecho, este barco atraviesa por las vorágines que representan los bloques de los países “occidentales” expresados en EE. UU. y los encabezados por China, ambos relamiéndose los bigotes por el motín de la tierra rica en materiales codiciados.
Asistimos, durante las últimas dos décadas, a una suerte de cambio de paradigma mundial, viendo cómo el pontificado neoliberalismo se cae a pedazos y siendo partícipes de lo que se ha marcado como el inicio de la desglobalización —a saber en qué número de globalización nos encontramos dependiendo el historiador—(Jalife, 2007). Esta reconfiguración trae consigo el retraimiento económico y las paradojas del sistema que busca ahora la protección de sus mercados para no ser destruidos por el mismo sistema que crearon en la City de Londres y en Wall Street de Nueva York.
Por un lado, los defensores del sistema neoliberal se escudaron en la crisis sanitaria mundial de 2019 para ocultar las miserias y contradicciones resultado de su implementación y, además, han lanzado a una Ucrania desestabilizada contra una potente Rusia; llevando a estos dos países, que históricamente no pueden entenderse el uno sin el otro, a una guerra en la que no habrá más ganador que el lobby armamentístico. Por si fuera poco, este sector cierra hoy los ojos al ahogo humanitario que sufren los palestinos a manos del Estado israelí, lo que representa el doble estándar de “occidente”; sin mencionar también la creación de crisis climáticas, alimentarias y energéticas como consecuencia de esta red global de producción vertiginosa guiada por la lógica de la acumulación de capital en la que se encuentran inmersos ambos bloques.
Por otro lado, en ese mismo contexto, el crecimiento del gigante asiático ha sido la mayor preocupación del “occidente colectivo”. Con un proyecto de magnitudes portentosas conocido como la Belt & Road Initiative, China se hará con la mayor ruta comercial en el mundo lo que conllevará a un cambio en las reglas geopolíticas, ya que la socioeconomía China asume ciertas características que, según Dussel P. (2022), nos llevarían a querer ver cómo son implementadas en el mundo: 1) la omnipresencia de su sector público, 2) el proceso de globalización con características chinas y 3) la competencia entre grandes poderes. Aunque esto no significa que todos podamos beneficiarnos de ellas.
América Latina, como bloque regional, tendría una potencia considerable en el tablero geopolítico del mundo. Los Estados latinoamericanos han hecho tratos de miles de millones de dólares o yuanes, dependiendo del bloque con el que se han vinculado. Por una parte, el del Atlántico Norte que en efecto es de carácter militar, es igualmente comercial y político; y del otro lado de la moneda, existen varias formaciones que, para efectos comerciales, representan un peligro para el mencionado bloque occidental y son competidores directos de América Latina. Una de ellas es la RCEP (Asociación Económica Integral Regional), liderada por China y cuyo mayor sustento es la transferencia de tecnología del gigante asiático a sus miembros en vías de desarrollo. En esta asociación podemos encontrar varias inconsistencias políticas con algunos de sus integrantes como Japón, Corea del Sur, Australia y Nueva Zelanda, aliados políticos de EE. UU. o de Gran Bretaña, pero es aquí donde vemos el verdadero poder del gigante asiático y su proyecto de la ‘Nueva Ruta de la Seda’, del que estos países no quieren quedar fuera. Otra es la ASEAN (Asociación de Naciones del Sudeste Asiático) socios también de China. Y, una más con la venia del gigante asiático, es la OSC (Organización de Cooperación de Shanghái) regionalizando Eurasia con varios socios supremamente interesantes.
¿Quién es Escila y quién Caribdis para Latinoamérica? Debemos suponer que depende del Odiseo en cuestión, y no tanto del monstruo como tal. Las realidades socio-políticas, económicas y financieras de cada país determinan las características que tendrá cada bloque con respecto al barco que ha de navegar entre ellos. Por ejemplo, el pasado 18 de octubre de 2023 dos notas llamaron la atención, una exponía que el presidente de EE. UU., Joe Biden, pediría al congreso 100 mil millones de dólares para Israel, Ucrania y otras crisis (Demirjian, 2023); al mismo tiempo y por parte del bloque en Beijing, Xi Jinping anunciaba que inyectará más de 100 mil millones de dólares de nuevos fondos en su iniciativa Belt and Road (AFP, 2023). Un proyecto de expansión anclado en lo militar versus otro primordialmente comercial son los que parecen confrontarse. Seguramente en la percepción latinoamericana el más peligroso, por lo que ha demostrado a lo largo de su historia, sería EE. UU., mientras que el benevolente monstruo que quizá devore partes del gran barco latinoamericano dejando un poco de vida sería China. Como quiera que sea, seguramente habrá pérdidas en la región, como bloque o a nivel individual, tal vez más de las que quisiéramos.
Bibliografía
AFP, Agence France-Presse (2023). “China’s Xi Announces Over $100 Billion In New Belt And Road Funding”. BARRON’S. https://www.barrons.com/news/china-s-xi-announces-over-100-billion-in-new-belt-and-road-funding-ef344aef
ALBATCP, (2022). “Historia del ALBA-TCP”. https://www.albatcp.org
Demirjian, Karoun. (2023). Biden is expected to request $100 billion for Israel, Ukraine and other crises. The New York Times. https://www.nytimes.com/2023/10/18/us/politics/biden-funds-israel-ukraine-taiwan.html
Dussel Peters, E. (2022). “Capitalismo con características chinas. Conceptos y desarrollo en la tercera década del siglo XXI”. EL TRIMESTRE ECONÓMICO, vol. LXXXIX (2), núm. 354, abril-junio de 2022.
Homero, en Segalá y Estalella (1960). “Odisea”. Prólogo de Manuel Alcalá; traducción de Luis Segalá y Estalella. México: Editorial Porrúa. ISBN 970-07-5827-3.
Jalife, Alfredo. (2007). “Hacia la desglobalización”. Grupo Editor Orfila Valentini.