Contra toda consideración económica, las remesas enviadas a México desde los Estados Unidos (EEUU) durante el primer semestre de este año han aumentado a pesar de la crisis económica que prevalece en ese país, la más severa desde la segunda guerra mundial. En 2009, la economía del vecino del norte decreció en 2.5 por ciento, la tasa de desempleo fue de 9.25 por ciento y las remesas enviadas a México cayeron en 11.5 por ciento; en 2010 esa economía se recuperó y creció en 2.56 por ciento, pero el Producto Interno Bruto (a precios constantes) fue menor al de dos años antes y la tasa de desempleo fue de 9.63 por ciento, las remesas enviadas a nuestro país en 2010 cayeron 4.2 por ciento. En 2013 se desacelera le economía de EEUU (1.8 por ciento), la tasa de desempleo se ubicó en 7.4 por ciento y nuevamente caen las remesas hacia nuestro país en 6.1 por ciento (https://datos.bancomundial.org/pais/estados-unidos). Este año, el pronóstico optimista ubica una caída del PIB de ese país en 6.5 por ciento y la tasa de desempleo el pasado mes de abril fue de 14.7 por ciento y se espera que a fin de año sea de 9.3 por ciento (en febrero de este año fue de 3.5 por ciento).
Las remesas familiares tienen su principal origen en el salario devengado por los connacionales en Estados Unidos; cuando hay crisis, la tasa de desempleo de la fuerza laboral hispana (nacidos fuera de EEU y los descendientes de éstos que nacieron en ese país) se ubica tres o cuatro puntos por arriba de la tasa general de desempleo. A mayor desempleo, menor masa salarial y menor monto de remesas enviadas. Esta vez no ha habido merma de las remesas sino al contrario, se han incrementado en 10.6 por ciento durante el primer semestre de este año y es plausible que al final del año sean 39 mil millones de dólares (equivalente al 3.6 por ciento del PIB). Entre las causales del incremento de las remesas se han señalado la solidaridad consanguínea: los connacionales tienen un poder adquisitivo mejor que el de sus familiares residentes en México y los ayudan a solventar los efectos tanto del Covid-19 como el de la crisis de la economía mexicana; otra razón de mejor solvencia de los connacionales se relaciona con la ciudanización de la tercera parte de inmigrantes nacidos en México y residentes en EEUU, tal situación les permite acceder a ayudas federales y estatales por el masivo desempleo; otra es sobre la apreciación del dólar en nuestro territorio y el envío de remesas —que propiamente serían inversión— para adquirir bienes tangibles e intangibles en nuestro país.
El crecimiento de las remesas no es universal, hay entidades como Puebla, Tlaxcala, Tabasco, Yucatán y Quinta Roo que registraron decrementos durante el primer semestre de este año con relación al mismo semestre del año anterior; otras como Baja California, Jalisco y Ciudad de México crecieron por arriba de la media nacional. Las entidades ubicadas en la región Norte del país (Baja California, Baja California Sur, Coahuila, Chihuahua, Nuevo León, Sinaloa, Sonora y Tamaulipas) así como las pertenecientes a la región llamada Tradicional (Aguascalientes, Colima, Durango, Guanajuato, Jalisco, Michoacán, Nayarit, San Luis Potosí y Zacatecas) crecieron 14.4 por ciento en el primer semestre del año, situación muy diferente se registró en las entidades de la región Sur-Sureste (Campeche, Chiapas, Quintana Roo, Tabasco, Veracruz y Yucatán) que crecieron 0.4 por ciento. Puebla y Tlaxcala se incluyen la región Centro, junto con Guerrero, Hidalgo, Morelos, Oaxaca, Querétaro, México y Ciudad de México, en dicha región las remesas crecieron al 6.6 por ciento en el semestre ya indicado. El incremento de las remesas durante el primer semestre del año en curso se relaciona con un aumento en el número de operaciones: en el primer semestre de 2019 el promedio de transacciones mensual fue de 9 millones, este semestre eran ya 9.5 millones al mes; el otro elemento es el monto remitido, hace un año eran 321 dólares por transacción, este semestre fue de 336 dólares (Banco de México. Balanza de Pagos. Ingreso por remesas).
Con base en la Encuesta Nacional de Ingreso Gasto de los Hogares 2018 generado por el Inegi, los hogares cuyos ingresos familiares eran de hasta dos salarios mínimos generales (SMG) recibieron 8.1 por ciento del total de remesas en 2018; los hogares cuyos ingresos eran entre 2.01 a ocho SMG recibieron 64.4 por ciento de las remesas y los hogares con ingresos de 8.01 SMG o más recibieron 27.5 de las remesas. De todos los hogares que recibieron remesas en 2018, 20.5 por ciento correspondió a hogares con ingresos de hasta 2.0 SMG: 65.6 por ciento fueron hogares de ingresos entre 2.01 a ocho SMG y 13.9 por ciento fueron hogares con ingresos de 8.01 SMG o más. No obstante que los hogares de menores ingresos reciben menos cantidad de remesas, esos dólares son vitales para su reproducción: para aquellos hogares cuyos ingresos son de hasta dos SMG, las remesas recibidas equivalen al 30 por ciento de su ingreso corriente. Si el consumo de los hogares con menores recursos no se ha abatido proporcionalmente a la contracción de sus ingresos derivados del trabajo o de la venta de la producción propia, es por las transferencias, entre ellas, las remesas procedentes de EEUU.