El Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC), vigente desde julio de 2020, reformula los términos de comercio e inversión entre los tres países, a la vez que contiene disposiciones laborales de mayor alcance que su antecesor, el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN). Bajo el lema “América Primero”, el gobierno estadounidense ejerció una fuerte presión para reemplazar al TLCAN, al considerar que este acuerdo transfería empleos e inversión de Estados Unidos hacia México por los bajos salarios que este país ofrecía.
El T-MEC especifica disposiciones laborales que conciernen a los tres países, con el objetivo de garantizar derechos fundamentales en el trabajo, incluyendo la eliminación de la discriminación laboral, incrementos a los salarios mínimos, regulación de las horas de trabajo, garantías sobre seguridad y salud en el empleo, entre otras. Aunque también se estipularon medidas que solo comprometen a México, referentes a la representación de las y los trabajadores en la negociación colectiva. El trasfondo de estas medidas es establecer condiciones laborales más equilibradas, un requisito que impuso Estados Unidos a México previo a la firma del T-MEC.
Así, en los últimos años en México se han implementado reformas laborales en respuesta a los compromisos establecidos en el TMEC y por la agenda interna de los últimos dos gobiernos (Andrés Manuel López Obrador y Claudia Sheinbaum Pardo) con el fin de mejorar las condiciones de las personas trabajadoras. Por ejemplo, a partir del Mecanismo Laboral de Respuesta Rápida (MLRR) se han aplicado sanciones comerciales para las empresas que no respetan la libertad sindical y el derecho a la negociación colectiva. En 2021 se implementó la Reforma en materia de subcontratación, a la vez que podría aprobarse una reforma constitucional para reducir la jornada laboral semanal de 48 a 40 horas, así como el incremento del aguinaldo y prima vacacional, entre otros.
Específicamente en materia salarial, México se comprometió a fijar incrementos sustanciales y sostenidos al salario mínimo (sm). En 2019 inició una nueva política de salarios mínimos con la fijación de un sm de 176.72 pesos en la Zona Libre de la Frontera Norte (ZLFN), lo que significó un incremento de 100 por ciento respecto al salario de 2018, como parte de una estrategia para alentar la competitividad respecto a Estados Unidos, mediante la reducción de diferencias salariales, de precios e impuestos. Para el resto del país, se estableció un monto de 102.68 pesos, un aumento anual de 16.2 por ciento, tras 18 años previos en los cuales el sm se incrementó a una a tasa nominal promedio cercana al 5.0 por ciento, incluso en algunos años por debajo de la tasa de inflación al término del año.
Con la reforma al Artículo 90 de la LFT de 2021, se establece que la fijación anual de los salarios mínimos nunca estará por debajo de la inflación, un cambio legal que es fundamental para preservar el poder adquisitivo de los ingresos de las y los mexicanos. En el sexenio de Sheinbaum, el salario mínimo continuará con una trayectoria de incrementos sostenidos, pero más mesurados, la fijación para 2025 estableció un aumento de 12 por ciento para llegar a 278.8 pesos. A mayo de 2025, el sm se ha incrementado en términos reales 132.2 por ciento respecto a su valor en diciembre de 2018, lo que significa una recuperación del 61.9 por ciento respecto al monto máximo alcanzado en 1976, igual a 450.3 pesos (a precios de mayo de 2025).
No obstante los aciertos descritos, los incrementos siguen siendo insuficientes para cumplir el mandato legal del salario mínimo que “deberá ser suficiente para satisfacer las necesidades normales de un jefe de familia en el orden material, social y cultural, y para proveer a la educación obligatoria de los hijos”, tal como lo señala la Constitución Política de México en su Artículo 123, lo que asciende al menos a 615.81 por día para cubrir las necesidades citadas para una familia promedio en México de cuatro integrantes. Aun en 2030, el mandato legal del salario mínimo seguirá siendo una deuda social al establecerse un monto al término del sexenio igual al sustento de 2.5 personas.
El gran deterioro de los salarios mínimos desde fines de la década de los setenta hasta 2015, (cuando se aprueba la desindexación del salario mínimo) se ha traducido en una amplia brecha salarial de México con sus socios comerciales y que prevalece aún con los incrementos a los salarios mínimos. De acuerdo con la última información disponible de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), en 2023 el salario mínimo de México representó 33.1 por ciento del correspondiente de Estados Unidos y 19.2 por ciento del de Canadá, lo cual representa un avance respecto a las proporciones de 2015. No obstante, en términos del salario medio; es decir, al tomar en cuenta la masa salarial respecto al total de personas empleadas, no se registra una mejoría, el salario medio de México representa alrededor de una cuarta parte del de su vecino del norte y 30.9 por ciento del canadiense, proporciones incluso menores a las de 2015 (cuadro 1).
Asimismo, el T-MEC plantea disposiciones en materia de igualdad de género, como la reducción de brechas salariales. La comparación entre los ingresos de hombres y mujeres, señala avances para los tres países del T-MEC de 2015 a 2023, aunque en menor nivel para México, país que logró reducir su brecha salarial en 1.7 puntos, mientras que sus vecinos del T-MEC lo hicieron en 2.5 puntos (cuadro 1). Estos resultados alertan sobre la insuficiencia de mecanismos para combatir prácticas de discriminación laboral, a la vez que resaltan la relevancia de aprobar la iniciativa “Sistema Público de Monitoreo de Prácticas Salariales y Normas de Trabajo” que fortalecería la vigilancia para el cumplimiento de la igualdad salarial de género.
El tratado también incorpora disposiciones para mejorar los salarios, especialmente en sectores clave como la industria automotriz, a fin de evitar prácticas de competencia desleal. En México, entre 2023 y 2024 se registraron alzas en términos reales en los porcentajes de incremento salarial contractual de la industria manufacturera (3.9 por ciento en 2023 y 4.5 por ciento en 2024) y en particular en la industria automotriz (4.9 y 5.2 por ciento, respectivamente)2. A pesar de tales incrementos, la brecha salarial en el sector no cede. Algunas estimaciones señalan que se requerirían incrementos salariales entre 54 y 165 por ciento para evitar que México sea señalado por dumping social en el marco del T-MEC3. En resumen, los niveles salariales que prevalecen en general como en los sectores estratégicos, siguen siendo un talón de Aquiles para México y una pieza nodal en la exigencia de la renegociación del tratado por parte de Estados Unidos.
1 Costo por día de la canasta alimentaria y no alimentaria en el ámbito urbano para cuatro personas en marzo de 2025, de acuerdo con información del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval).
2 Información con base en las revisiones salariales en la Jurisdicción Federal por Subsector de Actividad Económica de la Industria Manufacturera, Secretaría de Trabajo y Previsión Social.
3 García, Humberto, Jorge Carrillo y Graciela Bensusán (2022), “La precariedad salarial en la industria automotriz en México. Bre¬chas pendientes ante la nueva gobernanza laboral del T-MEC”, Norteamérica, 17(2), pp. 93-116. https://doi.org/10.22201/ cisan.24487228e.2022.2.559.