Jamás voy a poder olvidar el discurso que la niña Carolina Aranda Cruz (que en ese entonces contaba con 11 años de edad) leyó el 4 de junio de 2007 y que en el Congreso Mexicano de Pediatría, llevado a cabo en el World Trade Center de la ciudad de México Distrito Federal, no solamente dejaría muda a la concurrencia, sino a todos quienes tuvimos la oportunidad de leer sus fascinantes palabras. Lo transcribo impresionado, pues siendo un escrito elaborado por ella misma, tiene una claridad que refleja fielmente nuestra triste realidad:
“A las personas de hoy casi no les interesa la ciencia; les interesa más el futbol. Los periódicos pocas veces tienen notas de ciencia y la radio y la televisión casi nunca. Sólo publican cuando ocurre algo que no pueden ocultar, como cuando llegó a la luna Neil Armstrong.
“Todos los días aparecen notas de futbol, entrevistas con jugadores y hasta nos cuentan chismes de su vida: que si Galilea Montijo fue novia de Cuauhtémoc Blanco… pero no toman en cuenta que tenemos derecho a estar bien informados sobre ciencia. Y así como sabemos tanto de futbol sabemos tan poco y tan mal de nuestros científicos que da pena. Ese es el caso de Guillermo Haro. Guillermo Haro, astrónomo mexicano, descubrió cometas y muchos cuerpos celestes y no cuenta siquiera con una biografía.He visitado nueve grandes librerías y ninguna tiene nada sobre él.
“¿Por qué apoyar más a los futbolistas que a los científicos? ¿Son mejores personas? ¿Producen mayor riqueza? ¿Nos divierten más? No creo: gracias a los científicos también nos divertimos, ellos inventaron las computadoras, los iPod, los simuladores.
“Además, salvo en algunos casos, los jugadores de fútbol nos hacen ver muy mal mundialmente y nuestros científicos, que nadie apoya, no.
“Estoy segura que México es de los países que tienen algunos de los mejores científicos. Además nos hacen quedar muy bien. Son como los atletas paralímpicos que, sin apoyo, ganan medallas.
“¿Por qué no apoyar una educación de excelencia? Tenemos derecho a ella. ¿Alguno de ustedes conoce a Guillermo Haro? Supongo que muy pocos. Y los que no, no tienen la culpa: cuando nuestro equipo de futbol gana partidos de poca importancia hasta el presidente los felicita y los entrevistan en todos lados. Cuando Guillermo Haro descubrió varias estrellas rojas y azules sólo lo felicitaron otros científicos…
“Gracias a la ciencia calentamos en unos segundos la comida en el microondas; gracias a la ciencia nuestras madres no se pasan la vida lavando pañales. Estos inventos son resultado de las misiones al espacio. Por los científicos nuestra ropa es ligera y abrigadora. Por ellos podemos leer aunque se oculte el Sol o ver a cientos de kilómetros un partido de futbol.
“¿Les gusta la televisión a colores? Yo nunca conocí una en blanco y negro, y la televisión a colores fue invento del mexicano Guillermo González Camarena. Gracias a los científicos mexicanos podemos ver mejor las estrellas pues aquí se fabrican los mejores lentes de astronomía.
“Hace un año el Instituto de Astronomía de la UNAM envió a las Islas Canarias un instrumento de precisión para el que será el observatorio más importante del mundo. Tiene nueve lentes y 270 piezas…
“Y mirar astros nos debe importar porque somos, como escribió Carl Sagan, ´polvo de estrellas´, de allí venimos. Países desarrollados como Alemania, Estados Unidos y Japón invierten mucho apoyo en ciencia. México cada vez invierte menos, y pese a ello contamos con grandes científicos como Guillermo Haro, que vivió y murió siendo un desconocido.
“El premio Nobel de Química, Mario Molina, nació en México, pero se tuvo que ir a Estados Unidos. Por desgracia no es el único caso. Muchos jóvenes científicos hacen lo mismo.
“¿No podría nuestro gobierno invertir más en educación? Tenemos derecho a una educación de excelencia.
“Me da pena que nuestro gobierno y nuestros empresarios inviertan tanto en futbol y seamos tan malos. Me da pena que inviertan tan poco en ciencia y seamos tan buenos.
“Tenemos la mejor Universidad de Hispanoamérica, según el periódico Time, y cada vez le damos menos recursos a la UNAM. ¿Por qué no apoyar a lo que ya da resultados? Un país que no invierte en ciencia y educación siempre será un país pobre ¿Queremos un México pobre? ¿Seguiremos dejando que nuestros Mario Molina se vayan a otros países?
“Pobre México nuestro, ´tan cerca´ del futbol y tan lejos de la ciencia”
Han pasado ya seis años de ese histórico discurso y la niña Carolina se equivocó, para la posteridad, solamente en un concepto. La mejor universidad de Hispanoamérica ya no es la UNAM. Seguimos teniendo un pésimo equipo de futbol, que solamente alimenta nuestras frustraciones tercermundistas y nada sabemos de lo que sucede en el ámbito científico de primer nivel nacional.
No sé qué es lo que pensará esta muchachita hoy que, ya adolescente, seguramente agregaría que tenemos a un presidente que en un analfabetismo funcional, no puede citar tres libros que hayan marcado su vida, pero que se revela ante el mundo como un líder ignorante que es un subproducto de la televisión. Avergonzada conocerá con espanto el brutal gasto de los poderes, tanto el Ejecutivo, el Legislativo como el Judicial y la dramática disminución de recursos hacia la ciencia y la investigación.
En nuestra ciudad resulta verdaderamente aberrante que los centros industriales se encuentren en zonas totalmente opuestas a los conjuntos habitacionales, provocando viajes de los trabajadores de más de una hora de transporte; pero se construyen obras públicas mal hechas para supuestamente agilizar ese traslado, en un momento en el que los hidrocarburos se agotan con rapidez inaudita, y pronto la carestía de combustibles generará un caos, con prácticamente nulas probabilidades de transitar en autos movidos por gasolina.
Si pudiese hablar con Carolina Aranda Cruz, no solamente le agradecería la puntualidad de su discurso, que me sorprendió en su momento, sino que además le cuestionaría sobre su opinión del futuro mexicano, agregándole a su última cita: “Pobre México nuestro, tan “cerca” del futbol, (de la corrupción, de la desigualdad social, del deterioro ético en la gente poderosa que ostenta riquezas ofensivas) y tan lejos de la ciencia (que tanto necesitamos)”.