Son ya muchos los damnificados en México –y en el mundo- por el neoliberalismo, la globalización, los tratados comerciales, la guerra contra el crimen organizado y las políticas de austeridad. El nuevo siglo alentó la esperanza del cambio, la cual aborto desde su nacimiento: sus protagonistas fueron más corruptos que los relevados, además de inexpertos y excluyentes. Hoy, los ciudadanos de la capital poblana –al menos los que poseen teléfono residencial- quieren respuestas a sus múltiples problemas cotidianos y no parecen encontrarlas en el PRI, tampoco en Nueva Alianza ni en el PAN, sino en la opción del Movimiento Ciudadano, personalizada en la candidatura de Andrés Manuel López Obrador (AMLO).
La lista nominal de electores del país, al 11 de mayo del año en curso, fue de 79.4 millones de ciudadanos; de éstos, 24 millones tienen menos de 30 años y, si la referencia es a quienes por vez primera elegirán presidente de la república, ellos y ellas son 14 millones. Es precisamente en este grupo de edad donde se manifiestan las mayores dudas sobre el PAN y el PRI para gobernar y donde la opción de AMLO gana adeptos, como se ha manifestado en la cálida recepción que ha tenido dicho candidato en las universidades Iberoamericana; Tecnológico de Monterrey; Iteso y en el simulacro de votación de la UNAM. Pero también en las redes sociales (werevertumorro; Eleccion2012; El menos peor; Urna abierta) tienen muchos seguidores: ahí, la mayoría de internautas son jóvenes informados que cuestionan la manipulacíón mediática del oligopolio televisivo y expresamente asumen a AMLO como su primera opción electoral.
La Asociación Mexicana de Internet, en su informe 2011, registra 40.6 millones de internautas en México, cuando en el año 2006, eran sólo 20.2 millones. Del total de internautas estimados el año pasado, 18.3 millones han hecho un click en asuntos de política a través de las redes sociales (facebook; twitter; youTube; Hi5) y, al menos, 7.3 millones de usuarios de redes sociales son seguidores de los candidatos presidenciales (La Jornada, 18/05/2012; página 42). Las redes sociales es un medio utilizado preferentemente por los jóvenes para informarse y actuar y es precisamente en estos ciudadanos donde se registran los mayores apoyos a la candidatura del Movimiento Ciudadano. Si las preferencias expresadas en las redes sociales se mantienen, al menos ocho millones de votos pudiera recibir esa opción electoral de los indignados juveniles.
En el municipio de Puebla, según nuestra propia fuente, este año el 56 por ciento de los hogares donde hay teléfono residencial tiene internet (el registro de diciembre de 2005 fue de 37 por ciento) y, con relación a los ciudadanos radicados en ese municipio y que disponen de credencial de elector, el 62 por ciento es internauta (lo registrado en diciembre de 2005 fue de 40 por ciento) y el 40 por ciento de los y las ciudadanas son usuarios de redes sociales. El crecimiento del internet y de las redes sociales en este municipio explica que esos sean los medios para enterarse de política para el 11 por ciento de los ciudadanos en tanto que la televisión lo fue para el 58 por ciento; la radio para el 13 por ciento y los impresos lo son para el 12 por ciento de los ciudadanos que disponen de teléfono en sus viviendas. El acceso a la información a través de redes sociales fija agenda al poder mediático y cuestiona su imparcialidad y credibilidad.
Los pasados días 11 y 12 de mayo aplicamos una encuesta a 456 ciudadanos con credencial de elector que radicaban en el municipio de Puebla y disponían de servicio de telefonía residencial. Con base en esa fuente, la candidatura de AMLO tuvo nueve puntos porcentuales más que las de Josefina Vázquez Mota (JVM) y Enrique Peña Nieto (EPN). Comparados con encuestas similares aplicadas el pasado mes de febrero, marzo y abril, el candidato de las izquierdas aumenta en preferencias y JVM y EPN, decrecen. Entre los ciudadanos menores a 30 años, AMLO registró 10 puntos del total de ciudadanos contra ocho y cuatro puntos porcentuales de EPN y JVM, respectivamente; de los ciudadanos entre 30 y 49 años, AMLO recibió 12 por ciento del total de ciudadanos, cinco puntos fueron para EPN y 7 puntos para JVM. Si el referente son los ciudadanos con nivel de educación superior, AMLO tuvo 15 por ciento del total de ciudadanos contra cinco por ciento de EPN y ocho por ciento de JVM. Por nivel socioeconómico, los ciudadanos de mayores ingresos (niveles A/B y C+, según regla 8*7 de AMAI) prefieren como primera opción a AMLO, en segunda posición a JVM y en tercera, a EPN. Por sexo, las mujeres tienen una peso casi igual entre las tres principales candidaturas, no se observa lo mismo en el caso de los ciudadanos, en ellos, AMLO tiene 17 por ciento de un total de 20 por ciento de intención del voto; EPN tienen 8 por ciento de un total de 19 por ciento y JVM registró 9 por ciento de un total de 19 por ciento.
Las encuestas electorales no sólo son información sino también sirven para manipular opiniones. En psicología, economía, mercadotecnia y comunicación se utilizan frecuentemente para inducir preferencias, demandas y comportamientos. Expresada una opción mayoritaria y difundida como tal, se espera que los destinatarios del mensaje la hagan suya. Luis Mochán, investigador de la UNAM, en un Meta estudio de opinión presentado en el foro Quinto Poder: Las encuestas y la Construcción Social del Ganador organizado por el Colegio Nacional, demuestra que la manipulación de conductas o influencia de opinión equivale a un medio, es decir, que por cada diez puntos de aceptación de una idea o hecho, aumenta en cinco puntos la idea de estar de acuerdo con ello. Posesionar un producto, como lo fue la candidatura de EPN, a través de una intensa y prolongada campaña electoral (Proceso, No. 1512, 23/10/05) y descalificar las otras opciones electorales, es una estrategia clásica de comunicación que pretende que buena parte de los electores no definidos hagan suya la candidatura de EPN; de esta manera, si esa no era una opción mayoritaria, podría serlo si los electores indecisos y/o los ciudadanos del voto útil la hacen suya. Según nuestra propia fuente, cuatro de cada diez ciudadanos del municipio de Puebla tenían definidas sus preferencias electorales desde hace un año y la probabilidad de que la cambien es muy baja; otros cuatro no sufragarán y los dos restantes si participaran, pero el partido político no es tan importante como el candidato o su oferta electoral, pueden votar por el PAN es una elección y, en otra, por el PRD o el PRI; o votar diferenciado en la misma jornada electoral. Esa quinta parte de los ciudadanos es la que todos los partidos necesitan y se disputan, pero su voto es más reactivo que activo, votan en contra de algo, más que por algo: por sacar al PRI de los Pinos, en contra del “peligro para México” o contra la corrupción e inseguridad pública y, es muy probable, que ahora el destinatario de esos votos pueda ser AMLO.