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¿Alguien conoce a Guillermo Haro?

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“¿Alguien conoce a Guillermo Haro?” De esta manera iniciaba su discurso, en un concurso de oratoria, una estudiante de 11 años, Carolina Aranda, y luego mencionaba que no había encontrado una biografía de Guillermo Haro en nueve grandes librerías del DF, por lo cual deslindaba de cualquier culpa a su auditorio. Terminaba diciendo, “Pobre México nuestro, tan cerca del futbol y tan lejos de la ciencia”.

De hace cinco años, cuando este discurso, a la fecha, ya han salido algunas biografías de Guillermo Haro, no como la que esperamos de Elena Poniatowska, pero ya es algo. Existen dos tomos de su obra científica, editados por el Colegio Nacional; sin embargo, no hay un libro, para todo público, que explique su trabajo astronómico, ni la importancia para el desarrollo de la ciencia en nuestro país. Por esta razón y mientras trabajamos en una publicación más completa, hemos preparado este número dedicado a Guillermo Haro.

El Dr. Guillermo Haro Barraza, destacado astrónomo y humanista mexicano, nació el 21 de marzo de 1913 en la Ciudad de México. Estudió en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM. Posteriormente realizó estudios y trabajos de investigación astronómica en la Universidad de Harvard.

Infortunadamente yo no conocí a Guillermo Haro. El 27 de abril de 1988, cuando falleció, aún no me involucraba en la astronomía. Fue hasta finales de ese año que llegué al Instituto Nacional de Astrofísica, Óptica y Electrónica (INAOE) a realizar mi tesis de licenciatura. Sin embargo, me permitió disfrutar mucho las anécdotas sobre las diferentes facetas del primer astrónomo mexicano reconocido en todo el mundo.

Gran parte de la investigación del Dr. Haro estuvo dedicada a la formación estelar. Con la Cámara Schmidt de Tonantzintla descubrió una gran cantidad de las estrellas llamadas T-Tauri, así como estrellas ráfaga e identificó un nuevo tipo de nebulosas asociadas a la formación estelar, ahora llamadas Objetos Herbig-Haro. Sin embargo, es innecesario mencionar ahora la gran cantidad de contribuciones de Guillermo Haro a la ciencia mexicana, ya que en este número hemos incluido artículos que explican sus descubrimientos astronómicos: nebulosas planetarias, supernovas, estrellas en formación, cometas, objetos azules, así como otros sobre el desarrollo de nuevas instituciones e infraestructura como el INAOE, el Observatorio Astrofísico Guillermo Haro en Cananea o el Observatorio Astronómico Nacional en San Pedro Mártir. Buscamos a investigadores que no sólo lo conocieron, sino que fueron cercanos a Haro, y les pedimos que nos platicaran sobre él, como texto o entrevista. La opinión de Elena Poniatowska no podía faltar, por lo que incluimos parte de un discurso que dio en el Colegio Nacional en 2008.

El Comité Editorial estuvo de acuerdo en dedicar este número a Guillermo Haro y así formar parte de las actividades de celebración del centenario de su natalicio. Además de esta publicación, se han organizado varias conferencias para todo público en el Planetario de Puebla, que han sido anunciadas en este mismo suplemento y con excelente respuesta del público. Se está preparando, además, la edición de un libro con sus contribuciones a la Astronomía, dirigido a todo público, y se emitirá una estampilla postal, con un tiraje de 200 mil ejemplares, que será cancelada en el INAOE en la ceremonia de aniversario. Todas estas actividades son pocas para homenajear a este gran mexicano.

Guillermo Haro tenía siempre la mirada puesta en el cielo, siempre intentando develar sus misterios; sus descubrimientos abrieron nuevas líneas de investigación en la astronomía, pero también tenía la misma pasión por los problemas sociales de nuestro país. Su discurso de ingreso al Colegio Nacional, titulado “En el cielo y en la Tierra”, lo deja bien claro.

Este 21 de marzo celebraremos 100 años del natalicio del fundador de la astronomía moderna en México, de un gran impulsor de la ciencia. Como mencioné antes, no le conocí personalmente, pero su legado me motivó a estudiar astronomía; esperemos que los artículos incluidos en este suplemento, así como las demás actividades planeadas por el centenario, sigan motivando a los jóvenes a seguir carreras científicas.

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