El aviario más grande del país, sin subsidio del gobierno


12_n16El acceso al Aviario de Puebla, ubicado en el parque Ecológico Revolución Mexicana es un puente que recorre un pequeño lago artificial de agua verde ocre que sobre todo en épocas de calor tiene un penetrante olor fétido; son las aguas de la planta tratadora, el reflejo de nosotros; muchos de los visitantes expresan su inconformidad por la imagen poluta que ofrece el lago sin reflexionar en que los responsables de ello somos nosotros mismos.

En la taquilla rudimentaria de lámina nos espera Martín Camacho, responsable del Aviario y pajarero de tercera generación, quien comparte para Saberes y Ciencias la ex-periencia de funcionamiento y mantenimiento del aviario más grande del país.

Camacho ha dedicado toda su vida a los pájaros, aprendió del abuelo y su padre el oficio de captura y venta de aves canoras, herencia de tiempos prehispánicos, hoy degradado.

Los pajareros organizados

Camacho pertenece al grupo de capturadores y vendedores ambulantes de pájaros que se organizaron y conformaron en 1989 la Unión de capturadores, transportistas y vendedores de aves canoras y de ornato del estado de Puebla, con la finalidad de proteger su trabajo, desprestigiado y señalado por muchos como el causante de la extinción de muchas especies de aves.

“Cuando observas y te das cuenta que las aves se están acabando, que ya no hay la población que había, que es una situación crítica dices: “algo tenemos que hacer por lo que nos ha dado de comer”; no es una cosa de la noche a la mañana, se te va metiendo en el corazón, en el alma y te preguntas “qué puedo hacer”. Después de exponer ante las autoridades nuestra situación y de algunas negociaciones, logramos la autorización de permisos restringidos para la captura y venta de especies de aves silvestres de las que se permite un aprovechamiento racional.

“En todo el proceso fuimos cambiando, buscamos información, nos entrevistamos con ornitólogos de la UNAM e iniciamos la creación de criaderos para la conservación y aprovechamiento de aves silvestres. De los ocho criaderos, el de Cuetzalan fue objeto de un reportaje para una televisora local; alguien del Parque Ecológico lo vio y nos contactaron para hacernos cargo del aviario”, recuerda Camacho.

Del fracaso a ejemplo a nivel nacional.

Un detalle no calculado

En 1986, bajo la administración estatal de Guillermo Ji-ménez Morales, fue inaugurado el Parque Ecológico Revolu-ción Mexicana, antigua base aérea militar. El diseño del parque incluía un aviario, el cual se mantuvo abierto al público durante una semana posterior a su inauguración y fue cerrado por la falta de planeación en el manejo del aviario, lo que conllevó al cierre del parque. En un principio fueron donadas por universidades cerca de mil aves, muchas de las cuales perecieron porque chocaban con la estructura de la bóveda.

Durante cinco años se mantuvo cerrado el parque y en 1991 se le propuso a la Unión de Pajareros bajo un convenio con el Patronato Puebla Verde el rescate del aviario, la entrega del inmueble y su mantenimiento además de la construcción de la infraestructura que fuese necesaria, todo con recursos de los pajareros.

Con orgullo, Martín Camacho cuenta la proeza de recuperar el aviario: “Fue necesario reparar casi toda el área del aviario, tomamos como base que Puebla tiene 16 ecosistemas diferentes y a partir de los tres principales, La Mixteca, Sierra Norte y el Altiplano, construimos cuatro jardines que imitaban el área desértica, la selva tropical y el bosque, demás de una huerta para la producción de algunos frutos y para trabajar con los niños en los cambios generados por el hombre.

“En un principio sólo había 10 albergues y actualmente tenemos 52, estos espacios sirven para la reproducción, adaptación y exhibición de las aves.

“Con la aportación semanal de 10 pesos por cada pajarero compramos los insumos necesarios, malla, instalación de herrería, árboles, plantas y abono para la mejora de la calidad del suelo; además de las faenas y mano de obra. Donamos 150 ejemplares de 36 especies de pájaros.

“Antes de meter a las aves aquí, entrenamos seis palomas moras, que pueden estar dos o tres días sin comer y resisten temperaturas extremas, las pasamos de una jaula chica a una grande; sin embargo, cuando las soltamos —vino todo el comité de la Unión y los compañeros pajareros— sucedió lo mismo que pasó con las primeras aves, salieron volando y se golpearon con la bóveda, dos murieron y las cuatro restantes quedaron mal heridas y maltrechas. Nos embargó un sentimiento de frustración, sentimos que no sirvió todo el trabajo realizado, nos fuimos muy tristes.

“Un día llegó a mi casa una paloma corriente que había curado hacía algún tiempo, y pensé: ‘si llevo a esta paloma que ya sabe comer, cómo reaccionará’; se dejaba tomar, la llevé al aviario y la solté, se dio dos o tres topetazos y rápido dominó el espacio, aventé las cuatro palomas moras y la iban siguiendo, ella fue la guía, así fue como logramos dominar este monstruo, un detalle no calculado.

“Las plantas fueron creciendo y las fueron protegiendo de la lluvia, seis meses después de la primera donación tuvimos otra de los mismos compañeros y pasamos de 150 a 250 aves de 52 especies distintas.

“Tenemos las tres especies de tucanes que existen en México, después de 10 años de tener una pareja logramos tener una cría, ahorita están en el nido y esperamos que vuelvan a dar. Cuesta mucho trabajo que se adapten y se reproduzcan en cautiverio.

“Han venido de otros estados de la República a conocer nuestro aviario y a tomar ejemplo, como Tlaxcala, el estado de México y del Bosque de Chapultepec. Asistimos a congresos, damos conferencias en la UNAM, Chapingo, Yuca-tán; difundimos la conservación de aves a través de la creación de criaderos y la educación ambiental”.

Sin subsidio

En infraestructura, este aviario es el más grande que hay en México —mide 60 metros de diámetro y 25 de altura, existen aviarios que ocupan una extensión más amplia pero no con una altura cercana a la nuestra— sin embargo no recibe subsidio de parte del gobierno, se mantiene de las entradas del público y así se ha mantenido desde el convenio de concesión, para la realización de su remodelación fue necesario adquirir un préstamo, considerado por Camacho y los pajareros como absurdo”. En 1995 decidimos hacer una remodelación estética, hicimos el proyecto y lo presentamos al gobierno para que lo financiara, consistía en la construcción de paredes para los albergues, baños, oficina de educación ambiental y salón para dar clases, bodega para los alimentos y una clínica para atender aves. El gobierno dijo que era posible sólo como un préstamo, nosotros nos sorprendimos ¡cómo si es tu casa, tu terreno y tu aviario, nosotros no vamos a llevarnos nada! Finalmente tuvimos que aceptar porque era la única manera, firmamos un convenio de préstamo por 1 millón 229 mil pesos para la remodelación estética; hasta la fecha no hemos podido pagar un solo centavo de ese dinero.

“El mantenimiento del aviario oscila entre los 45 mil y 50 mil pesos mensuales; obviamente depende de los precios de los productos, alimentamos a las aves rapaces con pollo, compramos semillas de girasol, alpiste, maíz, alimento concentrado, frutas como papaya y plátano. Trabajamos ocho personas y un médico veterinario. Hemos buscado el apoyo de los empresarios pero les falta cultura para apoyar este tipo de proyectos, por lo menos en Puebla así es, lo que sí apoyan son campañas políticas”.

Investigación

“Hace algunos años, la información sobre aves era escasa, nos visitaban estudiantes de biología y nos preguntaban por las especies de aves en el estado, nosotros sólo sabíamos de las especies que manejábamos en el aviario y les recomendábamos que fueran a la UNAM a buscar esa información pero no existía, entonces nos dimos a la tarea de hacer investigación. Buscamos recursos para realizar estudios en los distintos ecosistemas de la entidad, hoy sabemos, después de un estudio de 15 años que el estado tiene 572 especies de aves silvestres, entre faisanes, patos y aves domésticas tenemos 590 especies y 22 de ellas están en peligro de extinción.

“Realizamos el primer listado de aves de Puebla, un estudio y guía de las aves de la Malinche, aves de parques urbanos, y publicamos con el gobierno del estado Las aves de Zapotitlán Salinas.

“Deseamos publicar la Guía de aves ilustrada del estado de Puebla, pero se requiere de mucho dinero para hace las fichas, esperamos que en dos o tres años sea posible concretarlo.

La ley, el mercado negro y Profepa

“El pajarero antiguo tenía respeto por no capturar en temporada de veda y no vender pájaros jóvenes porque mueren, pero eso se fue perdiendo paulatinamente. Un factor que influyó para que se fuese perdiendo la ética fueron las leyes, no son leyes que se estudien en la práctica, son leyes de cajón. Hace cinco años se prohibió vender loros, pericos y guacamayas con la intención de protegerlas, sin embargo se permite la importación y venta de estas especies oriundas de Argentina, Brasil, Colombia y Perú, es decir quieres evitar la depredación de estas aves en el país y la promueves en otros. Es una ley contradictoria, se deberían fomentar los criaderos para hacer un aprovechamiento sustentable de lo nuestro.

“Muchos de los pajareros se fueron convirtiendo en burros; los usan para el acarreo en pequeño y sólo les dan para su pasaje y un extra. A los mayoristas nunca los vas a ver en un mercado, los vas a ver en una pick up de doble fondo, con la cartera llena de billetes, el mercado negro es de lo más redituable. Para entrarle al negocio necesitas una inversión mínima de medio millón de pesos, un pajarero de mercado, de esos que ves con sus jaulas en la espalda no llevan ni cinco mil pesos de inversión. Quienes promueven el mercado negro tienen un gran poder adquisitivo, un par de guacamayas rojas cuestan por lo menos 50 mil pesos y se revenden hasta en 70 mil, entonces no es la señora que va al mercado y le sobran 100 pesos.

“Tenemos un convenio de colaboración con la Procu-raduría Federal de Protección al Medio Ambiente (Pro-fepa) para el resguardo de las especies que consigna porque no tiene presupuesto para darles de comer ni sitio para resguardarlas.

“Algunas de las aves que se tienen aquí son de los decomisos; cuando realizan uno, primero lo tiene que llevar a la delegación, pasan uno día o dos para que realicen el levantamiento, en este periodo las aves no comen, no tienen agua y cuando las traen muchas de ellas mueren; algunas las hemos podido salvar y algunas otras las hemos reintroducido a su medio natural.

“Pugnamos por que Profepa haga un convenio con las escuelas de medicina veterinaria para que desarrollen aviarios, espacios para tener mamíferos, le sirve a los estudiantes y Profepa tiene donde depositar a los animales, aún falta para que eso se logre”.

Acabando con los hábitats,

arrasando con espacios naturales

“Las causas de la extinción de especies no sólo es la caza y el comercio, hoy sobre todo es la destrucción de los hábitats, el crecimiento de la zona urbana y la devastación de las constructoras permitida por las autoridades.

“Un presidente municipal mandó a tumbar unos ahuehuetes en la zona de la Cruz Roja, en ellos habitaban unos perros de agua o Nicticorax nicticorax, son aves adaptadas al ser humano; como se quedaron sin árboles donde hacían su nido, se fueron a la escuela de Odontología donde había unos fresnos muy altos, también los tumbaron y los estudiantes nos traían a los pájaros. En dos años juntamos 15 ejemplares, algunos murieron. Después de 10 años tenemos 200 ejemplares. Ahora los puedes ver en la Laguna de San Baltazar y en Valsequillo.

“No hay comparación en el acelerado crecimiento de la contaminación y la devastación con la tarea que nosotros realizamos. El consuelo es que si no estuviéramos ya se hubieran acabado algunas especies mas rápido”. concluyó.

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