A Miguel Díaz Q.E.P.D.
Como dice Brecht, uno de los imprescindibles.
A los mediadores del PNSL en Puebla.
…Y descubrí para qué me quedé en esta vida: para compartir lecturas.
Karina Fernández
Karina siempre sonríe; es una entusiasta mediadora de lectura, cuentacuentos, bibliotecaria y sobreviviente de cáncer. Escribió y publicó su testimonio1 y en él relata que fue en ese proceso cuando comenzó su historia en la mediación lectora; en el intento por hacer menos terrible ese tiempo de espera para la radioterapia, Karina leía, primero para ella misma, pero después para los demás pacientes con los que tenía que compartir aquella desafortunada circunstancia. Esa experiencia le reveló su vocación y así, a lo largo de casi 20 años en los que ha participado en el Programa Nacional Salas de Lectura en Puebla, ha llevado a cabo diversos proyectos concebidos desde la biblioterapia, labor que ha compartido con niños hospitalizados, personas de la tercera edad, mujeres en situaciones de vulnerabilidad y otros públicos.
Como la de Karina, en Puebla existen muchas otras historias de mediadores de lectura que han hecho de esta actividad una forma de vida. Todos ellos voluntarios, ciudadanos comprometidos con sus comunidades a las que de manera hospitalaria y gratuita acercan palabras, libros y lecturas.
En el PNSL Puebla participa Corea, ávido lector, poeta y hombre con gran sentido crítico, siempre con su compañera y cómplice, Argelia, también gran mediadora de nuestro programa, porque somos congruentes en esto de compartir la lectura. Guillermo Durán, incansable en la labor de convidar palabras y libros, ha hecho promoción en radio, como cuentacuentos, y con la agrupación fogata cultural A.C. ha implementado diversas iniciativas para el fomento del libro y la lectura en comunidades marginales. También están Enrique y Blanco, quienes, con gran sentido humano, han llevado a cabo su labor como mediadores con reclusos de penales en el estado de Puebla.
No son todos, sirvan de ejemplo estas menciones para mostrar la gran labor de mediación de lectura que desde hace más de dos décadas se construye con convicción y constancia en el estado de Puebla a través del Programa Salas de Lectura2.
Yo también formo parte de este grupo de los primeros mediadores que iniciamos en el Programa en Puebla. El encuentro con Salas de Lectura resultó para mí tan significativo que, en definitiva, estructuró lo que sería mi profesión, vocación y una de las principales pasiones de mi vida. A finales de 2011 la coordinación Nacional del PNSL me invitó a colaborar también como docente del Programa, labor que consiste en la impartición de los módulos del diplomado de profesionalización que cursan todos los mediadores en el país.
Hace apenas un par de meses esta primera generación de mediadores en el estado de Puebla asistió al último módulo de capacitación del diplomado, fui yo quien lo impartía. Fue un encuentro muy especial, lleno de remembranzas y que hizo evidente la manera en la que se estrechan los lazos interpersonales y el gran sentido de comunidad que hay también entre los grupos de mediadores, cuya labor siempre ha sido para mí una fuente de inspiración. La despedida fue muy emotiva y, además del gran regalo del reencuentro con mi generación, el grupo me obsequió una libreta elaborada artesanalmente en la que cada uno de mis compañeros me dedicó algunas palabras. Aprecio todas y cito las de Corea, el poeta del grupo:
Desde donde
desde siempre
la complicidad en el gusto
la maravilla del descubrimiento
esas frutas que nos regalaste
atesoro y cultivo.
Eso ha sido este camino junto con los lectores con quienes hemos compartido nuestro trabajo, una complicidad, un maravillarnos acompañados y una gran confianza en el poder que tiene la lectura como herramienta para ensanchar los horizontes y enriquecer la experiencia.
Hubo tiempos difíciles para el Programa en el estado, unos cuantos años en los que la falta de recursos y otras circunstancias administrativas prácticamente interrumpieron la comunicación y la continuidad en las capacitaciones de los mediadores. Contra todo pronóstico, muy pocos dejaron de sesionar en sus Salas de Lectura, la gran mayoría mantuvo su labor aunque no hubiera canales para reportarla ni capacitación porque algo que está muy claro para todos los que formamos parte de este programa, es que los ciudadanos somos capaces de generar acciones de cambio que contribuyan a enriquecer y mejorar la vida de las comunidades y de las personas.
El año que acaba de terminar fue decisivo para el Programa en Puebla, gracias también al entusiasmo y compromiso del actual enlace estatal, Darío Ordaz, vimos un “renacer” de las Salas de lectura. Tras cinco años sin abrir convocatoria para integrar a nuevos mediadores al programa y con una larga lista de solicitantes en espera, se inició el proceso con un nuevo grupo que ya lleva cursados tres de los ocho módulos del diplomado y que desde antes, o a partir de su integración formal al programa, están realizando un gran trabajo en mediación de lectura. Tenemos nuevas salas de lectura en distintos barrios, con niños, jóvenes y adultos, para estudiantes universitarios, en el penal femenil de San Miguel, en parques, en los centros laborales y hasta en bares. La sospecha es natural: ¿puede un programa ciudadano implementado por voluntarios sostenerse e incidir en la vida cultural y cotidiana de las comunidades?
Junto con la anterior que permanece, una nueva generación de mediadores lo afirma de manera clara y contundente: Salas de Lectura es un programa activo que con su hacer cotidiano y la labor comprometida de sus mediadores integra comunidades lectoras que ejercen el derecho ciudadano a la cultura y al conocimiento, a la expresión libre, a la convivencia pacífica, al intercambio de opiniones y puntos de vista y a la creación de lazos afectivos que la interacción a través de la palabra posibilita.
Actualmente en el estado de Puebla existen 62 Salas de Lectura activas cuyos mediadores comparten su gusto por la lectura con más de dos mil lectores con quienes se reúnen regularmente para conversar, debatir, aprender, imaginar, escribir, dibujar, escuchar y conocer diversos puntos de vista.
La otra pregunta que naturalmente apunta la sospecha es: ¿qué motivación tienen los mediadores para hacer esta labor? En un mundo que esencialmente reivindica las remuneraciones económicas, los mediadores del Programa Salas de Lectura encuentran tiempo e incluso recursos propios para acercar los libros y la lectura, no solo por el gran sentido que esta experiencia cobra en la vida de los lectores que asisten a estos espacios también, como dice Karina, porque haciendo esta actividad puede encontrarse un nuevo sentido de vida, uno que, como todas las cosas maravillosas con las que se llena la existencia, es mejor compartir con otros.
Erika Burgos es mediadora y docente del
Programa de Fomento para el Libro y la Lectura de la Secretaría de Cultura.
Referencias
1 Karina Fernández Ponce (2010) “Mi vida entre tus letras” en México lee 2009. Premio al fomento de la lectura. Testimonios vivos de los promotores de lectura. CONACULTA, México.
2 El Programa Nacional Salas de Lectura es un programa ciudadano auspiciado por la Secretaría de Cultura federal y forma parte del Programa de Fomento para el Libro y la Lectura que implementa la Dirección General de Publicaciones de este instituto. Todos los mediadores que participan en este programa son voluntarios y gestionan sus propios espacios y proyectos para llevar a cabo, de manera gratuita, la labor de mediación de lectura. La coordinación nacional ofrece libros y capacitación para los mediadores.