Debido a su posición geográfica, México tiene acceso a las energías renovables. Por ejemplo, nuestro país está en los primeros lugares a nivel internacional en recursos solares que se pueden aprovechar para producir energía (www.irena.org, www.gob.mx/sener).
A nivel mundial la energía se usa en el transporte, la industria, el comercio, el sector residencial y público. Dicha energía proviene en un 85 por ciento de la quema de combustibles fósiles: petróleo, carbón y gas, en ese orden de importancia (www.bp.com).
La extracción, almacenamiento, transporte y consumo de los combustibles fósiles, origina graves problemas ambientales a nivel global. Además de contaminar el agua, el aire y el suelo, el uso de combustibles fósiles contribuye al cambio climático, que está incrementando la temperatura en el planeta. Esta variación del clima se considera como una amenaza para la vida en la Tierra. (Gráfica 1)
Situación nacional
A pesar de que México cuenta con abundantes recursos energéticos renovables provenientes del Sol, del viento y del subsuelo; su producción de energía depende en un 90 por ciento de la quema de combustibles fósiles. El petróleo es el principal combustible con el 64 por ciento, seguido por el gas natural con 23 por ciento, y el carbón con 3 por ciento (www.gob.mx/sener).
De esta forma, el petróleo encabeza la lista de fuentes de producción de energía tanto a nivel nacional como internacional, con sus respectivos efectos adversos para el ambiente.
En México, la extracción de petróleo disminuyó de forma dramática en 12 años. El máximo ocurrió en el periodo 2000-2007, cuando se produjeron más de 3 millones de barriles diarios de petróleo (un barril de petróleo tiene 159 litros). En ese periodo el precio del barril de petróleo alcanzó 60 dólares. Los miles de millones de dólares que ingresaron al país por concepto de exportación de este combustible, fueron despilfarrados por los gobernantes respectivos. Ante la explotación irracional del petróleo (cuyo mejor ejemplo lo constituye el área de Cantarell, frente a las costas de Campeche), para 2017, su producción alcanzó 1 millón 900 mil barriles diarios (aproximadamente el 60 por ciento de la máxima producción en 2004).
En las últimas décadas nada se hizo para procesar el petróleo y darle el valor agregado. Esto podría ser una de las acciones de gobierno para la próxima administración: construir las refinerías necesarias para procesar el petróleo que se produce en México, y así no depender de las importaciones del extranjero, como hoy día sucede. Sin embargo, es aún más necesario realizar acciones para darle un mayor uso a las energías renovables con las que cuenta el país.
Como un ejemplo, podemos mencionar que la importación de gasolinas ha llegado a límites insostenibles para los mexicanos. Más de 70 por ciento de las gasolinas que se consumen en nuestro país se importan, sobre todo de Estados Unidos (sie.energia.gob.mx). (Gráfica 2)
Una cosa similar ocurre con el gas natural que se consume en el país.
Consumo nacional de energía
Por otra parte, el consumo nacional de energía depende también en un 93 por ciento de los combustibles fósiles, como se muestra en la gráfica 3 (www.bp.com). (Gráfica 3)
Consumo de energía por sector
El consumo nacional de energía dividido por sector es el siguiente: transporte 47 por ciento; sector industrial 32 por ciento; residencial, comercial y público 18 por ciento, y 3 por ciento para el sector agropecuario. Esta situación se ilustra en la gráfica 4.
Fuentes de energías renovables, Sol y viento
La dependencia de los combustibles fósiles en nuestro país para producir energía, se da a pesar de que tenemos un gran potencial de producción a partir de fuentes renovables, sobre todo Sol y viento (www.gob.mx/sener).
En cuanto a energía solar, la ubicación geográfica de México es ideal para su aprovechamiento. La radiación diaria promedio en el país es de 5.5 kWh por cada metro cuadrado. En el noroeste, la radiación solar puede alcanzar hasta 8 kWh por cada metro cuadrado, en primavera y verano.
Sin embargo, a pesar de este potencial y de que la energía solar, tanto térmica como fotovoltaica, se están aprovechando más en nuestro país, es necesario que el nuevo gobierno dé prioridad a esta forma de producción de energía dados los vastos recursos que tenemos. La disminución en los precios de las celdas solares y lo accesible del precio de los calentadores solares de agua, pone a nuestro país en una posición ideal para despegar y convertirse en líder en este sector. El nuevo gobierno tendrá que emprender las acciones adecuadas para lograrlo.
En el siguiente mapa se muestra el alto potencial que hay en nuestro país para aprovechar la energía solar. Justo es decir que su uso, hasta el momento, es raquítico, sin aparecer siquiera en el balance nacional energético. (Mapa 1)
En el caso de la energía eólica, el potencial que tiene México es muy alto, y se encuentra principalmente en tres regiones: en el Istmo de Tehuantepec, en Tamaulipas y en Baja California. Según la Asociación Mexicana de Energía Eólica, el potencial instalado de este tipo de energía en el país, al cierre 2017, fue de 4 GigaWatts, lo que equivale al 5 por ciento del potencial eléctrico nacional.
Cabe mencionar que México cuenta con más de 50 GigaWatts de potencia aprovechable. Esto quiere decir que si se aprovechara todo este potencial, se podría satisfacer más de la mitad del consumo nacional de electricidad (ver mapa 2).
Explotar la energía eólica también tiene efectos adversos en el ambiente. Sin embargo, una política cuidadosa en este sentido sería tarea del nuevo gobierno.
De esta forma, aprovechar la energía proveniente del Sol y del viento, traería múltiples beneficios económicos y ambientales para nuestro país.
Es urgente que el próximo gobierno de la República dé los pasos necesarios para explotar las energías renovables y para poner en marcha políticas públicas que beneficien al sector mayoritario de la población en nuestro país. Después de cinco años de haber sido promulgada, los beneficios de la llamada Reforma Energética distan mucho de ser palpables para la población, ya que el precio de las gasolinas, el diésel, el gas y la electricidad, se han incrementado de manera considerable en los últimos años, perjudicando al grueso de la población.
Para concluir, podemos decir que la forma en que ahora se produce y se consume energía en el territorio nacional daña sin reservas el ambiente y nos aleja del desarrollo sostenible, entendido éste como el que permite satisfacer nuestras necesidades, sin poner en riesgo la satisfacción de las necesidades de generaciones futuras. Por tal motivo el nuevo gobierno tendrá que impulsar el uso de las energías renovables en todas sus formas.