Árboles que dejan huella

 

Ilustración: Diego Tomasini/ El Dibrujo.

Ilustración: Diego Tomasini/ El Dibrujo.

Su sombra da paz, es lugar de descanso de muchas especies animales incluyendo a los humanos, sus ramas dan cobijo a plantas que crecen en ellas sin hacerles daño, como las plantas epífitas, las bromelias o las orquídeas. Son esos seres vivos, testigos del tiempo que despiertan un sinfín de historias de terror, de amor, de acción y alegría, cuantos de nosotros no trepamos a las ramas de un árbol cuando niños y algunos al puro estilo de Tarzán brincamos de ellas y en algunas ocasiones nos libramos de salir severamente lastimados, atamos cuerdas y nos columpiamos dibujando una sonrisa en nuestro rostro;  las parejas construyendo lazos de amor sellados con un beso o en algunos casos tatuando su estancia debajo de estos colosos que sin duda han visto pasar a miles de personas que bajo su sombra han disfrutado el canto de las aves o han llorado la muerte de un ser querido, ellos son los árboles que sin duda como lo dijo el poeta chileno Nicanor Parra  “que no hay amigo como el árbol,  que nos dan fruta deleitosa” o como los llegó a ver el Apóstol del árbol: Miguel Ángel  de Quevedo como indispensables para la vida en el planeta, este profeta llegó a predecir el declive de una ciudad que sin árboles labraba lentamente su lapidario futuro, la ciudad de México. Hoy gracias al trabajo de hombres y mujeres como Miguel Ángel de Quevedo o  Helia Bravo sabemos que en general la vegetación es sumamente importante y da un sinfín de beneficios ambientales, dichos beneficios van desde el paisaje, retención del suelo, filtración de agua a los mantos acuíferos hasta la absorción de dióxido de carbono, y hablando del CO2 nos recuerda la importancia de los bosques ya que además de ser las grandes fábricas de agua, cada árbol absorbe entre 10 y 30 kilos de CO2 al año y si esto no es suficiente debemos recordar que algunos de estos hermosos árboles han sido testigos de pasajes históricos, nos preguntamos cómo narrarían la historia los árboles si pudieran hablar, imagina si el árbol de la noche triste, que por cierto es un ahuehuete  de la especie Taxodium mucronatum, narrara aquella madrugada del 1 de julio de 1520 en la que se cuenta que Hernán Cortés lloró, aunque esto es un mito sin duda ha llenado de nacionalismo mexicano a una de las especies de árboles emblemáticos de nuestro país, esto claro, si no hubiera sufrido aquel terrible incendio que dejo solo parte de su tronco. Existen otros árboles que son parte importante de mitos, leyendas e historias a lo largo de todo el territorio mexicano. En la ciudad de Puebla las raíces de árboles como el Ahuehuete centenario ubicado en el Paseo Bravo o los fresnos del patio y el atrio de Santa Anita no olvidemos el también fresno de Xonaca árboles que cuentan las historias de miles de personas y son parte de la identidad de la población, a estos árboles se les han llamado “Árboles Patrimoniales” y algunas personas están trabajando de sol a sol para que muchos de estos árboles sean reconocidos y protegidos como lo que son, seres vivos que han sido, son y seguirán siendo un hito en nuestra Historia. Hoy reconocemos algunos árboles patrimoniales como el Ahuehuete (Tule) de Oaxaca, aunque hay muchos más que aún faltan por reconocer para ello es importante que la población se sume, que cuente sus historias, se documente su importancia y sobre todo se protejan ya que más allá de la historia son colosos que nos siguen brindando servicios ambientales y alegrando el día a día de todos los que habitamos cerca de ellos. Te invitamos a contar tus historias con algún árbol de estos, si no conoces alguna, entonces es un buen momento para investigar ya que estamos seguros te maravillarás de estos hermosos seres.