Luis Enrique Erro

La madrugada del 18 de enero de 1955 Luis Enrique Erro tuvo un último y fatal infarto. Tras varios periodos de gravedad incluyendo seis meses en el hospital de cardiología, donde escribió la novela sobre la revolución Los pies descalzos, su vida había llegado al final.

Cinco años atrás había dejado la dirección del Observatorio en manos de Guillermo Haro, quien, entre encuentros y desencuentros con Erro, cosechó los mayores triunfos a nivel internacional que el Observatorio tuvo en la astronomía observacional con el descubrimiento de novas, supernovas y los objetos Herbig-Haro, que son parte del proceso de formación de estrellas.

Lejos quedaba la mañana del 17 de febrero de 1942 cuando fue inaugurado el Observatorio Astrofísico Nacional de Tonantzintla (OANTon), con la presencia del presidente Manuel Ávila Camacho y de notables científicos mexicanos entre los que destacaron Manuel Sandoval Vallarta (profesor del MIT en Boston), Carlos Graef (Subdirector del Observatorio de Tonantzintla), Fernando Alba y Alfredo Baños (Director del Instituto de Física) así como los científicos norteamericanos Bart J. Bok, Walter S. Adams (Director del Observatorio de Mont Wilson), Joel Stebbins (Director del Observatorio de la Universidad de Wisconsin), George Birkhoof (Jefe del Departamento de Matemáticas de la Universidad de Harvard), entre varios más, invitados a participar gracias al apoyo del famoso astrónomo Harlow Shapley, Director del Observatorio de Harvard.

Erro había conseguido, con el respaldo político de Cárdenas y en un enorme esfuerzo de política científica, el apoyo de Shapley para la creación del Observatorio. Sus frecuentes viajes a Estados Unidos en la búsqueda de solución para su pérdida gradual del oído se transformaron en una estancia de aprendizaje y múltiples reuniones científicas en el Observatorio de Harvard (1939-1941), donde se concretó el apoyo científico, así como la posibilidad de construir una Cámara Schmidt semejante a la que tenía el Observatorio de Harvard.

Luis Enrique Erro, primer director del Observatorio, sabía entonces, que las nuevas instalaciones de poco servirían si no lograba consolidar científicamente, en tres o cuatro años, a un grupo de astrónomos aficionados, como él mismo lo era, o bien, a estudiantes dispuestos a realizar estudios de astronomía en el extranjero, ya que si bien Erro estaba dispuesto a aceptar la colaboración de científicos de otros países en el Observatorio de Tonantzintla, quería que fueran los futuros científicos mexicanos quienes lo dirigieran y marcaran la ruta de las investigaciones astrofísicas. El reto era enorme, entre otras situaciones por ser el Observatorio un proyecto de impulso a la ciencia generado en los últimos años del gobierno cardenista y que sufriría los embates del gobierno de Ávila Camacho, hostil a los logros del periodo anterior y propenso a obstaculizarlos.

Sin embargo, Luis Enrique Erro podía afrontar ese reto, como había afrontado retos semejantes en otras ocasiones desde la Cámara de Diputados en la XXXVI legislatura (1934-1936) donde impulsó, como diputado y miembro de la Primera Comisión de Educación, junto con Gilberto Bosques y Antonio Mayés, la Educación Socialista y la creación del Consejo Nacional de la Educación Superior y la Investigación Científica (CNESIC), éste último como primer intento de apoyo, desde el gobierno, para la creación o transformación de instituciones de Educación Superior y de Investigación Científica. Erro fue también miembro de la primera comisión del CNESIC, junto con Enrique Arreguín, Miguel Othón de Mendizábal, Luis Sánchez Pontón, Víctor Manuel Villaseñor, Jesús Díaz Barriga, Juan O’ Gorman y varios personajes más.

Aunque el CNESIC solo duró un par de años, permitió a Erro conocer a profundidad el estado en que se encontraba la investigación científica en México y el apoyo que el gobierno estaba dispuesto a dar para su desarrollo. Si bien la labor legislativa de Erro fue exitosa en el ámbito político, educativo y científico, no fue solamente resultado de ser un orador persuasivo y polemista, como ciertamente era Erro, sino de una amplia preparación en el ámbito educativo obtenida a través del trabajo constante desde el Departamento de Enseñanza Técnica, Industrial y Comercial (DETIC) dependiente de la Secretaría de Educación Pública dirigida en esa época por Narciso Bassols. Desde la DETIC, bajo la dirección de Luis Enrique Erro y con la colaboración de Gilberto Bosques, Carlos Vallejo Márquez y Alfonso Soto-mayor, se conformó la idea de la Escuela Politécnica en 1932, con una reorganización curricular de las Escuelas Técnicas existentes y la creación de la Preparatoria Técnica como base para los estudios técnicos superiores. Este trabajo fue realizado por Erro solamente tres años después de su regreso de un exilio en Cuba de cuatro años ordenado por los callistas, por haber participado en la derrotada rebelión delahuertista en 1923 que pretendía oponerse a la preferencia de Obregón por Calles hacia la presidencia de la República en apoyo a Adolfo de la Huerta. Si a los 26 años, Luis Enrique Erro (1897-1955) participa en dicha rebelión, es porque había seguido con atención el desarrollo político de México, desde España, donde trató infructuosamente de completar, desde 1919 y hasta 1922, sus estudios de Jurisprudencia en la Universidad de Madrid, mediante una beca del gobierno cancelada, como muchas otras, dos años después del asesinato de Venustiano Carranza (1920), quien había promovido la presencia de estudiantes en las embajadas de diferentes países.

Erro había sido, como estudiante de la Escuela Nacional Preparatoria (ENP) y algunos años en la escuela de Jurisprudencia, director de dos revistas estudiantiles, Gladios (1916) y San-Ev-Ank (1918), trascendentes porque en ellas iniciaron sus primeros trabajos algunos de los futuros miembros de la generación literaria conocida como los “Contemporáneos”, entre ellos, Carlos Pellicer Cámara, Bernardo Ortiz de Montellano, José Gorostiza, Jaime Torres Bodet y Enrique González Rojo.

Los estudios de Erro en la Escuela Nacional Preparatoria, que entonces, al no existir la educación secundaria, duraban cinco años (1911-1916) fueron, en la época de golpe de Estado de Victoriano Huerta (1913), militarizados y en general irregulares y con frecuentes balaceras en las inmediaciones de los recintos universitarios del centro de la capital mexicana. Pero en provincia la situación no era mejor, de hecho, aunque Erro nació en la ciudad de México (7 de enero de 1897), la familia (formada por el padre, la madre, dos hermanas y Erro) se trasladó a Morelia, donde Erro realizó sus estudios primarios en colegio Jesuita junto a otro notable mexicano, Ignacio Chávez. Los estudios sobresalientes de Luis Enrique, a los siete años, fueron premiados por su madre con una vista al cielo estrellado nunca antes visto ya que algunas familias de origen español traían supersticiones arraigadas (los padres de Erro eran españoles) y creían que el sereno y la luz de la Luna eran malos para los niños, a los cuales recluían al caer la tarde. La impresión que el hecho le causó a Erro fue narrado por él mismo frecuentemente: “para mí, desde entonces, el firmamento, las estrellas, la Luna, han quedado unidas a la idea de lo bello, de lo bueno, de lo que constituye un premio a los esfuerzos realizados”1.

1 Coca, A. (2022) primera reedición. Luis Enrique Erro (1897-1955). Editorial, IPN.

 

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