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Cuatro eclipses históricos en México

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Raúl Mújica, a nombre de varios colaboradores de la UANL

 

Los siguientes cuatro textos son el resultado de un ejercicio llevado a cabo con estudiantes de la Universidad Autónoma de Nuevo León, quienes desarrollaron materiales para apoyar la difusión correcta de la información alrededor de los eclipses de 2023 y 2024. Los textos son sinópsis de cuatro conferencias que se impartieron a traves de las redes sociales de Eclipses México (@eclipsesmexico). Esperamos que tengan un sabor diferente en papel (o en pantalla).

 

Yerbanís 1923
Yerbanís 1923

100 años no es nada: el eclipse solar del 10 de septiembre de 1923*

Los eclipses solares son de gran importancia. Para los astrónomos, los eclipses, tanto solares como lunares, son eventos astronómicos que no ocurren con frecuencia, pero son matemáticamente predecibles, logrando ser de los espectáculos más sublimes de la naturaleza.

El 10 de septiembre de 1923 ocurrió un eclipse solar total en el territorio mexicano, un día después de la conjunción de Venus con el Sol. El día del eclipse se contempló en el cielo oscurecido un espectáculo extraordinario: Mercurio, Marte, Júpiter, Saturno y Antares en un horizonte y en el opuesto: Orión, Canopus, Sirio, Cástor y Pólux, Proción, Régulo, a y b del Centauro, a y b de la Cruz del Sur y  Arturo.

Durante varias semanas, de agosto a septiembre de 1923, México recibía visitantes de universidades extranjeras muy importantes, así como también astrónomos y científicos prestigiosos de la época. En Yerbanís y Pasaje, en el estado de Durango, fue donde recibieron expediciones de tres nacionalidades, estadounidense, alemana, y no podía faltar el grupo mexicano.

La predicción era que la totalidad del eclipse cubriría varios territorios dejándolos en la oscuridad, fue todo un reto para los escasos astrónomos mexicanos, organizar y coordinar tales expediciones astronómicas, ya que México, al estar a inicios del siglo XX, tenía conflictos políticos y sociales, una etapa mejor conocida como ‘la Revolución’ que duró más de 10 años y que afectaría no sólo a nuestro país sino a todas estas expediciones.

Sin embargo, eso no frenó a nuestros astrónomos. Gracias al esfuerzo de varios ingenieros lograron forjar lazos internacionales y aunque la astronomía era dominada por Europa, México se volvió anfitrión del eclipse del 10 de septiembre de 1923. Este eclipse fue total, y su duración fue de 3 minutos y 37 segundos, forma parte del ciclo 143 de Saros, que se repite cada 18 años y 11 días.

Se planeó la expedición científica siete años atrás por Joaquín Gallo, entonces director del Observatorio Astronómico Nacional, quien quería demostrar lo que el observatorio podía hacer, y lo consiguió. Y no sólo eso, también fue uno de los pioneros en difundir información de interés para el público en general, como la ubicación y las horas de visibilidad del espectáculo, las maneras recomendables de hacer la observación, así como una explicación científica de los eclipses.

Al mismo tiempo, con ayuda de los ingenieros geógrafos de la Secretaría de Fomento, crearon un mapa de la República, con sus principales poblaciones, así como también sus vías de transporte ferroviario y trazaron la franja por donde podría apreciarse el eclipse total.

Este evento astronómico de gran magnitud, sin duda alguna, pasó a formar parte de nuestra documentación de eclipses de gran impacto, tanto en la sociedad en general como a nichos más científicos, y vaya que logró sorprender a la comunidad científica internacional ya que Joaquín Gallo logró escribir un artículo breve en inglés que publicó en una revista estadounidense. Luego de eso, la comunidad internacional de astrónomos lo invitó a formar parte de la Comisión sobre eclipses de la Sociedad Americana de Astronomía.

*Charla impartida el 20 de enero de 2023 por Alejandro Ahumada Rodríguez:

https://www.facebook.com/watch/live/?ref=watch_permalink&v=493162056231970

 

Miahuatlán 1970
Miahuatlán 1970

El eclipse de Sol del 7 de marzo de 1970 en Miahuatlán, Oaxaca**

El eclipse total de Sol del 7 de marzo fue un evento astronómico significativo que fue observado en diferentes partes del mundo, incluyendo, como ya mencionamos, México. Participaron personas importantes, pero también existieron inconvenientes. Tuvo gran difusión e impacto social en el país y en la sociedad astronómica. Además, se realizaron algunos descubrimientos y aportaciones relacionados con este eclipse.

En México, el eclipse de Sol de 1970 fue visible en una franja que se extendía desde Baja California hasta Yucatán, pasando por Oaxaca. Fue el primer eclipse total de Sol visible en México desde 1954. Para observar el eclipse en Miahuatlán, se llevaron a cabo varios eventos organizados por la Sociedad Astronómica de México, la UNAM y el IPN.

El evento principal tuvo lugar en la plaza principal de Miahuatlán, donde se instalaron telescopios y proyectores para que el público pudiera observar el eclipse de manera segura. Entre las personas importantes que participaron en el evento se encontraban Manuel Peimbert, Luis Enrique Erro y Guillermo Haro, reconocidos astrónomos mexicanos. También asistieron a la observación del eclipse miembros de la NASA y del Observatorio de La Silla en Chile.

Sin embargo, a pesar de los esfuerzos por garantizar la seguridad del público, hubo algunos inconvenientes durante el evento. En particular hubo problemas con el tráfico y la falta de alojamiento para los visitantes. Además, algunas personas intentaron observar el eclipse sin protección, lo que puso en riesgo su salud.

El eclipse de Sol de 1970 en Miahuatlán fue ampliamente difundido en México a través de los medios de comunicación, como la televisión y los periódicos. También se publicaron artículos científicos sobre el evento en revistas especializadas en astronomía. El impacto social del eclipse fue significativo, ya que despertó el interés público por la astronomía y la ciencia en general.

Además de su impacto social, este eclipse total de Sol también llevó a importantes descubrimientos y aportaciones en la investigación astronómica. Por ejemplo, los astrónomos mexicanos que participaron en el evento pudieron obtener datos importantes sobre la atmósfera del Sol y sobre las manchas solares. Estos datos ayudaron a mejorar nuestra comprensión de la física solar y a desarrollar nuevas teorías sobre la dinámica del Sol.

El eclipse de Sol de 1970 en Miahuatlán fue un evento de gran magnitud por varias razones. En primer lugar, fue un evento astronómico muy raro y espectacular que atrajo la atención de la gente y la curiosidad de la sociedad en general. En segundo lugar, el eclipse fue una oportunidad para que los astrónomos y científicos de todo el mundo pudieran estudiar la física solar y obtener datos importantes para desarrollar nuevas teorías sobre la dinámica del sol.

Además de que permitió la colaboración entre diferentes organizaciones y personas importantes en la astronomía mexicana, como la Sociedad Astronómica de México, la Universidad Nacional Autónoma de México y el Instituto Politécnico Nacional. La colaboración de estos grupos permitió una organización exitosa del evento y una observación segura del eclipse.

También es importante destacar que el eclipse de Sol de 1970 en Miahuatlán tuvo un impacto social significativo en México, ya que despertó el interés público por la astronomía y la ciencia en general. Esto ayudó a fomentar una cultura científica en México y a inspirar a jóvenes a interesarse por la ciencia.

El eclipse de Sol de 1970 en Miahuatlán de Porfirio Díaz, Oaxaca, es un evento importante en la historia de la astronomía en México y sigue siendo recordado y estudiado por científicos y astrónomos de todo el mundo.

**Charla impartida por Noel Cruz y Carlos Méndez el 19 de noviembre de 2021

https://www.facebook.com/Planetariodeplayadelcarmen/videos/454927182642028

 

Eclipse 11 de Julio de 1991
Eclipse 11 de Julio de 1991

El eclipse solar total del 11 de julio de 1991***

Este eclipse total de Sol, que fue presenciado por más de 50 millones de personas en la República Mexicana, es conocido como uno de los eclipses solares más largos, pues su tiempo aproximado en la fase de la totalidad fue de casi siete minutos.

Los eclipses solares totales son poco frecuentes y su duración no es muy prolongada, ya que la sombra de la Luna cubre una zona muy pequeña de la Tierra.

Este evento astronómico de 1991 fue muy atractivo para la sociedad en general y para los científicos que estudian el Sol, ya que presenciar este tipo de fenómenos es muy poco común. El maravilloso suceso astronómico cubrió prácticamente todo el territorio nacional, en alguna región de 20 estados se observó su fase total, mientras que fue parcial en el resto del territorio.

Los astrónomos del mundo identificaron a  La Paz, en Baja California Sur, como el sitio con las mejores posibilidades de tener cielos despejados y sería el mejor lugar para ver el eclipse. El mismo gobierno del estado prestó una gran cantidad de aparatos, radios, antenas y telescopios, además de las instalaciones de la universidad local.

Por otro lado, el IAUNAM se preparó con meses de anticipación para el eclipse. Técnicos especialistas en electrónica, mecánica y fotografía implementaron equipos para hacer estudios del comportamiento de la capa superior del Sol. El trabajo había sido minucioso y de muy alta calidad.

Se prepararon entonces cuatro telescopios de ocho pulgadas de diámetro (20 cm) conectados a cajas divisoras de imagen y con filtros H alfa para registrar la cromósfera en la luz roja que emite el átomo de hidrógeno.

Todo estaba ampliamente planeado, ya que Carlos Salinas de Gortari creó la Comisión Intersecretarial para el Eclipse, además de facilitar medidas de seguridad para científicos, turistas y todo aquel que presenciara el eclipse, pues el objetivo era informar a la población sobre la importancia de evitar observar el evento de forma directa, ya que la luz solar podía producir daños graves a la retina, incluso ceguera total en las personas que observaran el eclipse sin la protección adecuada.

Investigadores de la UNAM, a través del Instituto de Astronomía, trabajaron en la creación de un tipo de lentes que brindaba seguridad a los millones de espectadores; se probaron diversos materiales, buscando no fueran tan costosos para hacerlos accesibles a todo el público, y por supuesto que lograran cuidar la salud de quienes los portaran. Se tomó la decisión de unos lentes hechos con una película fotográfica en blanco y negro, Technical Pan, fabricada y comercializada por la empresa Kodak.

Además de tener estas medidas preventivas, hubo asistencia médica durante el eclipse, así como otras acciones para evitar daños a la salud, como la capacitación del personal médico y paramédico, para actuar durante y después del evento.

Un eclipse total de Sol es un acontecimiento que la mayoría de la población quiere presenciar, pero que lamentablemente muy pocos logran hacerlo. En la actualidad solo los muy apasionados, los que admiran ver el cielo de día en lugar de mirar la pantalla de un celular, los que disfrutan de ver las estrellas por la noche, esos, los verdaderos cazadores de eclipses, podrán tener más oportunidad de poder vivir la experiencia de ver el último destello de una esfera solar que luce totalmente oscurecida por el paso de la Luna entre el Sol y la Tierra, ese que da inicio a la totalidad del eclipse.

***Charla impartida por Juan Carlos Yustis

el 9 de julio de 2021

https://www.facebook.com/astronomiaunam/videos/808348776490946

Altamar 1977
Altamar 1977

12 de octubre de 1977: un eclipse en altamar****

Los eclipses solares totales son fenómenos que nos ofrecen una oportunidad única para estudiar la atmósfera solar y terrestre, así como para realizar importantes observaciones astronómicas.

El eclipse total de Sol del 12 de octubre de 1977 es parte de ciclo Saros 143, que se repite cada 18 años, 11 días y contiene 72 eventos. La serie comenzó con un eclipse solar parcial el 7 de marzo de 1617 y terminará con un eclipse parcial el 23 de abril de 2873.

Un equipo de científicos liderado por el Ingeniero Flores, maestro de Instituto de Astronomía y Meteorología de la Universidad de Guadalajara, y Jorge Ochoa Ruiz, coordinador del Seminario de Cultura Mexicana, corresponsalía de Manzanillo, Colima, fueron los pioneros de la expedición para observar el eclipse solar total en altamar.

Como en muchos casos de misiones astronómicas, la planificación de la expedición para observar el eclipse solar total desde altamar comenzó varios años antes del evento, específicamente en julio de 1977. Se seleccionó un barco especialmente equipado para la observación astronómica, que proporcionaría una plataforma estable y segura para la realización de las mediciones. El barco en el que se haría la expedición era de la Segunda Guerra Mundial, llamado Transporte Usumacinta, esta nave tuvo también su tiempo de preparación, para asegurar que estuviese en las condiciones mecánicas para cumplir, de acuerdo a lo planeado, la expedición.

Se elaboró un plan para llevarse a cabo, durante los tiempos libres, en los siete días en altamar, de tal forma que se desarrollara la cultura de la astronomía. En el itinerario se estableció que zarparían de Manzanillo, lo cual se decidió teniendo en cuenta la posición del eclipse en el cielo y las condiciones climáticas.

El equipo de científicos llevó consigo una gran cantidad de equipo, incluyendo telescopios, cámaras, espectrómetros y otros instrumentos para medir la radiación solar y terrestre. También se prepararon para grabar el evento en diferentes longitudes de onda, lo que permitiría un análisis detallado de la atmósfera solar y terrestre.

El día del eclipse, el barco partió temprano en la mañana para dirigirse a la zona de máxima totalidad. Se llegó a la caza del eclipse a las 7:00 am, se toparon con una triste y desanimada sorpresa, había múltiples nubles cubriendo el cielo. El grupo de científicos no sabía de qué manera justificarían el tiempo de la expedición, pues llegaron al lugar y no se podía apreciar el eclipse.

Después de dos horas y lluvia, el cielo, así como maniobras en el barco para encontrar el punto de observación, el grupo de científicos, con la mirada puesta en el Sol esperaron con ansias el fenómeno y dejaron de lado la desilusión que había cubierto al barco.

A las 14:22 h el oscuro disco lunar se perfila notablemente contra el brillante disco del Sol, nuevamente, por la parte occidental del Sol se podían observar la corona y las protuberancias solares, y podían apreciarse los tonos de rojo brillante, el naranja y azul del espectro. Aproximadamente a las 15h 07m 07s, se observaron características interesantes en la atmósfera solar pues, el eclipse estaba en su punto culminante, la corona desprendía un resplandor de casi dos diámetros solares, por occidente, y por el este se pudo ver la difracción de la luz solar en la atmósfera terrestre, lo que produjo un espectáculo visual impresionante.

La expedición para observar el eclipse solar total desde altamar en el Golfo de México en 1977 fue un éxito. La planificación cuidadosa y la selección del equipo y el barco adecuados permitieron a los científicos llevar a cabo mediciones precisas y obtener datos.

Los datos recopilados durante la expedición permitieron a los científicos realizar importantes estudios sobre la atmósfera solar y terrestre. En particular, se analizaron los espectros de la radiación solar y terrestre, lo que permitió un mejor entendimiento de la composición y la dinámica de la atmósfera solar.

Además, se realizaron mediciones de la temperatura en la superficie del océano antes y después del eclipse, lo que permitió estudiar el impacto del evento en el clima terrestre. Estos estudios contribuyeron significativamente al conocimiento científico sobre el Sol y la atmósfera terrestre.

****Charla impartida por el Dr. Celso Cerda

el 18 de febrero de 2022

https://www.facebook.com/SociedadAstronomicaGuadalajara/videos/334144705270727/

 

 

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