Pese a que la orientación familiar es una práctica con gran trayectoria en nuestro país, en el estado de Tlaxcala tiene 18 años que se creó la Licenciatura en Ciencias de la Familia y ha comenzado a consolidarse el trabajo del orientador familiar, el cual se vuelve más evidente en las instituciones privadas y de orden gubernamental. Algunas de las instituciones en donde se ve reflejado el trabajo del familiólogo son el Sistema Estatal de Desarrollo Integral para la Familia (SEDIF), Institutos de la Mujer, así como la Procuraduría de Protección de Niñas, Niños y Adolescentes. El siguiente documento recoge la experiencia profesional del familiólogo en dichas instituciones abordando una diversidad de problemáticas, por lo que el objetivo es servir de referente para las prácticas profesionales de los y las familiólogos.
La intervención familiar consta de niveles entre los que se reconocen: la asesoría, la orientación, la promoción y prevención, y la terapia clínica (Quintero, 1997). El familiólogo está formado para intervenir en los niveles de asesoría, orientación, promoción y prevención, dejándole a la terapia clínica el abordaje de temas específicos y complejos propios de procesos terapéuticos. En ese sentido, el familiólogo interviene en temas que requieren educación y orientación como lo son problemas de límites en el hogar, comunicación, estilos parentales y mediación de conflictos.
Para que el familiólogo se desarrolle profesionalmente requiere conocimientos teóricos y prácticos para asesorar, orientar y prevenir en primer y segundo nivel. Ello implica que el profesional despliegue todo el conocimiento alcanzado en su proceso de formación y ajustar el modelo de intervención a las necesidades de las familias. Es decir que, el uso de técnicas implica la aplicación de acciones desde un enfoque y metodología científica relacionada con la praxis. En cuanto a las técnicas propias se hace referencia a las acciones que se realizan conforme a reglas empíricas; es decir, una técnica es una acción que se replica y perfecciona cada vez que se ejecuta con la finalidad de recabar información vital en este caso del drama familiar.
En instituciones como los Sistemas de Desarrollo Integral para la Familia las intervenciones van en atención a familias con problemas de comunicación, limites, autoestima, crisis del ciclo vital familiar, por lo que las técnicas más utilizadas en intervención familiar son: la entrevista familiar o individual, la observación, la escucha, la formulación de preguntas circulares, juego de roles y el genograma.
Por su parte, la estrategia es el despliegue de recursos para lograr un objetivo.
Diseñar una estrategia “implica considerar entre los cambios posibles (metodologías) y las herramientas más viables (técnicas), aquellos que acorde a la lectura de la situación, resultan más coherentes y alcanzables” (Bedoya Cardona y Herrera Rivera, 2022. p. 6).
Dichas herramientas permiten al familiólogo diseñar una intervención ajustada a las necesidades de la diversidad de familias que acuden a las dependencias de gobierno en busca de ayuda profesional. Por lo que el trabajo desarrollado en SEDIF consiste en entrevistas con un instrumento diseñado para tal fin, considerando aspectos como consumo de sustancias adictivas, ideación suicida y presencia de violencia intrafamiliar o acoso escolar. A través del análisis de contenido de categorías como problemáticas familiares, interacción de la familia y percepción de la problemática.
En el aspecto de educación familiar el familiólogo se desempeña como facilitador de información sobre estilos de crianza ya que en el grupo familiar es donde se da el desarrollo psicológico de los seres humanos y para ello los padres usan diferentes estilos de crianza y parentales (Alejandra y Sumoza, 2013; Mestre, Tur, Samper, Nácher, y Cortés, 2007; Pérez Paredes y Rodríguez Pérez, 2023; Vilchez, 2019). Los estilos parentales determinan, en gran medida, las conductas prosociales positivas o negativas. Las conductas positivas en los adolescentes pueden consistir en expresiones verbales o conductuales de gratitud y empatía, mientras que las respuestas negativas pueden ser representadas a través de expresiones de ira y hostilidad (Mestre et al., 2007). Dichos estilos parentales son producto de las relaciones familiares en donde los padres cumplen roles en la educación y formación de los hijos. Estos modelos para educar y formar generalmente tienen como base una idea predispuesta aprendida de sus propios padres o la sociedad lo que ocasiona que dichos estilos sean heredados y se repitan en los hijos (Ramírez, 2005 citado en Pérez Paredes y Rodríguez Pérez, 2023).
Sin importar el modelo de estilo parental de crianza seleccionado, se reconoce que es vital el conocimiento de las dinámicas de cada estilo, así como del conocimiento de las problemáticas familiares, son cruciales las relaciones entre ambos padres, la disponibilidad y el grado de apoyo que percibe el adolescente, la comunicación y el apoyo emocional (Mestre et al., 2007)
En dependencias como las Procuradurías de Protección a Niñas, Niños y Adolescentes, el enfoque sistémico propio de la formación del familiólogo le permite sumarse al equipo multidisciplinario ya que aporta una mirada más compleja de las problemáticas familiares, ya que mientras el psicólogo se enfoca en atender al usuario, el trabajador social al diagnóstico socioeconómico, el abogado vigila los aspectos legales, el familiólogo interviene con toda la familia. Este ejemplo sirve para vislumbrar dos aspectos importantes: el primero, la pertinencia del familiólogo en dichos equipos multidisciplinarios, y segundo, que el trabajo del familiólogo no se antepone con ninguna de las otras disciplinas, todas necesarias e importantes.
Otra de las dependencias en donde el familiólogo puede desempañarse es en los Institutos de la Mujer en dos rubros: educación en perspectiva de género y contención emocional y acompañamiento con usuarias víctimas de violencia. Al igual que en las procuradurías el familiólogo se suma a los trabajos del equipo multidisciplinario. Si bien en casos en donde hay presencia de violencia la intervención familiar solo corresponde con las víctimas de violencia, la reeducación en roles y patrones repetitivos, fortalecimiento de las redes de apoyo y el trabajo intenso sobre la autoestima y autoimagen de las víctimas es vital, mismo que se trabaja en colaboración con el área psicológica de las dependencias.
Una actividad que permite a las víctimas de violencia fortalecer su red de ayuda es la creación de grupos de apoyo conformado por mujeres, mismas que desarrollan habilidades y capacidades para emprender un negocio propio. De esta forma el familiólogo interviene en la comunidad organizando, orientando, educando y creando comunidades de aprendizaje con dos objetivos principales: el fortalecimiento de redes de apoyo entre mujeres y el desarrollo de sus propias fuentes de ingresos.
Desde la propia experiencia, el principal obstáculo para el familiólogo es la falta de conocimiento sobre la aplicabilidad de las ciencias de las familias sobre todo por parte de los directivos de instituciones gubernamentales; sin embargo, poco a poco el perfil del familiólogo se va integrando al trabajo multidisciplinario, ya que en dichas dependencias se reconoce la importancia del familiólogo en todas las instituciones públicas y particulares, ya que es en la familia donde se gestan muchas de las problemáticas sociales. Sin embargo, se requiere de un trabajo estrecho entre universidad-gobierno, universidad-sociedad, para que cada vez más familiólogo se encuentren interviniendo con familias, ya sea desde la intervención de familia a familia, como la intervención comunitaria creando comunidades de aprendizajes.
Referencias
Bedoya Cardona, L. M., y Herrera Rivera, O. (2022). Técnicas y estrategias implementadas en la intervención con familias en temas de crianza. Diversitas: Perspectivas En Psicología, 18(1).
Quintero, A. (1997). Trabajo Social y procesos familiares. Lumen-Hvmanitas.
Alejandra, A., & Sumoza, M. (2013). Estilos de crianza parental percibidos en la infancia como factores de predisposición motivacional. Psicología Para América Latina, 24, 5–18.
Mestre, M. V., Tur, A. M., Samper, P., Nácher, M. J., & Cortés, M. T. (2007). Estilos de crianza en la adolescencia y su relación con el comportamiento prosocial. Revista Latinoamericana de Psicología, 39(2), 211–225.
Pérez Paredes, N. B., & Rodríguez Pérez, M. L. (2023). Estilos de crianza y su relación con el comportamiento prosocial en adolescentes. Conciencia Digital, 1.4(6), 593–605.
Vilchez, J. L. (2019). Relación entre estilos parentales y conductas autolesivas sin intención suicida en población ecuatoriana. Revista Cubana de Medicina Militar, 48(1), 21–31.