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Se abate la inseguridad delictiva en la entidad poblana

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La actividad delictiva en la entidad poblana durante 2020 fue 15 por ciento menor a la registrada un año antes: de 11 delitos, nueve disminuyeron y dos se incrementaron. Los secuestros y robo a negocios tuvieron una disminución superior al 25 por ciento; los homicidios dolosos, las extorsiones, robo de vehículos, robo a casas, lesiones y violaciones disminuyeron entre 15 y 25 por ciento en tanto que los feminicidios cayeron 10 por ciento. En sentido inverso, la violación familiar y el narcomenudeo aumentaron en uno por ciento y 163 por ciento, respectivamente. Situación similar, aunque de diferente intensidad, se observa a nivel nacional; una plausible causalidad es el encierro familiar por el Covid-19 que ha causado un incremento en la violencia familiar, y las innovaciones citadinas en la venta de drogas y el aumento en los puntos de ventas están asociados al incremento de carpetas de investigación por narcomenudeo, la fuente es el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública.

p-7bA pesar de la estrategia gubernamental para combatir las adicciones, de la operación de un comando único de seguridad pública lidereado por militares, del otorgamiento de 1.6 millones de becas para el empleo juvenil y de casi 9 millones de becas para educación, cada vez es más alto el consumo y venta de drogas. En la entidad poblana, el narcomenudeo se duplicó en 2019 respecto a 2018 y en 2020 se volvió a duplicar respecto a 2019: el año pasado, la tasa de narcomenudeo era cuatro veces con relación a 2018. Con base al último año de gobierno de Antonio Gali Fayad, en 2020 el feminicidio era 62 por ciento más alto, las lesiones se incrementaron en 87 por ciento y la violencia familiar en 25 por ciento. Las estrategias para combatir el narcomenudeo y los feminicidios ameritan ser revisadas.

p-7aEl año pasado, siete municipios (Puebla, Tehuacán, San Martín Texmelucan, Atlixco, San Pedro y San Andrés Cholula y Amozoc) concentran cuatro quintas partes de las actividades de narcomenudeo y dos quintas partes de la población poblana; la tasa de narcomenudeo de esos siete municipios duplicó la de la entidad. Los 52 feminicidios perpetrados en Puebla el año pasado ocurrieron en 28 municipios; solo 11 de estos (Puebla, Zacatlán, Chietla, Coronango, San Martín Texmelucan, Acajete, Atlixco, Cuautlancingo, Izúcar, Palmar de Bravo y San Salvador Huixcolotla) concentraron dos terceras partes del total y la tasa de feminicidios de los 11 municipios duplicó la estatal.

Después de peticiones reiteradas de varios colectivos de mujeres, en Puebla hay 50 municipios que gozan de declaratoria de Alerta de Violencia de Género contra las Mujeres (AVGM) desde el 8 abril de 2019. Esta condición obliga a los Ejecutivos estatal y municipal a establecer estrategias y políticas públicas que prevengan, atiendan, sanciones y erradiquen la violencia de género contra las mujeres, la desaparición y la trata de personas. De los 28 municipios donde hubo feminicidios en 2020, 19 tenían AVGM y nueve carecían de dicha alerta. En los municipios en que existe AVGM hubo 42 feminicidios (81 por ciento del total) y en los que carecen de alerta los feminicidios fueron 10.

En los últimos seis años hay 72 municipios poblanos que han registrado dos o más feminicidios, de estos, solo 25 municipios tienen AVGM. De los 50 municipios donde existe AVGM, 15 no tuvieron ningún feminicidio entre 2015 y 2020, 10 registran un feminicidio, siete tuvieron dos feminicidios, seis registraron tres femicidios y 12 municipios tuvieron cuatro o más feminicidios. En esos años (2015-2020), los municipios de Cañada Morelos, San Salvador Huixcolotla, Xicotepec y Zihuateutla tuvieron tasas de feminicidios más altas a la estatal y hasta la fecha no disponen de AVGM.

Una cultura de no violencia requiere de tiempos largos y de esfuerzos múltiples concurrentes que quizá se consoliden en una sociedad alterna a la actual, con otras instituciones y normas de convivencia donde prive el biocentrismo y el bien común, otras formas de ser y estar entre nosotros y con la naturaleza y, en ese sentido, el respeto a la dignidad humana es un buen principio de cambio.

 

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