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El ojo del perro

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Cuando me la presentaron, me dijeron que era el “ojo del perro”, está cerquita de la famosa constelación de Orión, donde están los Tres Reyes Magos. Se trataba de Sirio, la estrella más brillante de la constelación del Can Mayor; sin embargo, ahora que estaba buscando alguna imagen que la colocara en el ojo del gran can, pues no encuentro ninguna. A veces la ponen en el hocico, otras en la nariz y algunas más en el pescuezo. Y sólo la llaman la “estrella perro”. En fin, regresemos a Orión, que seguido por Can Mayor y el Can Menor, son constelaciones de invierno, entonces, ¿por qué hemos seleccionado a Sirio como el objeto de uno de los meses del verano?

Hace unas semanas me preguntaron sobre la Canícula, sobre la época de calor más intenso, y pues tiene que ver con Sirio y el Can Mayor. Si madrugamos, desde finales de julio podemos apreciar a Sirio, hacia el Oriente, un poco antes de que salga el Sol. Es decir,  ambas estrellas están casi en la misma dirección, debido a esto, los griegos pensaban que la energía de ambas estrellas se sumaba, generando mayor calor. Y como ya vimos que Sirio es la estrella can, pues de ahí lo de canícula. Desde luego que la energía de Sirio, a la distancia a la que se localiza, no genera ningún efecto en la atmósfera terrestre.

Los griegos no son los únicos que dieron un lugar especial a Sirio, también los egipcios la asociaron a dioses, ya que la misma época en que aparecía en el cielo, un poco antes de salir el Sol, coincidía con la inundación anual del río Nilo, lo que si bien traía algunas inconveniencias, también generaba suelos fértiles. Por otro lado, en la India la asociaban al perro acompañante de principes que buscaban el paraíso.

¿A qué se debe este lugar especial en varias culturas? Ya dijimos que Sirio es la estrella más brillante de la constelación del Can Mayor, pero es aún más, es la estrella aparentemente más brillante en todo el cielo, después del Sol, desde luego.

Hemos comentado que el brillo de las estrellas está medido en magnitudes y también que mientras más grande sea el valor de la magnitud, menos brillante es la estrella. Por ejemplo, una estrella de magnitud 1 es más brillante que una de magnitud 6. Resulta que Sirio tiene una magnitud aparente negativa: -1.44. Remarcamos lo de aparente, ya que hay estrellas intrínsecamente más brillantes, pero debido a que están más alejadas, se ven más débiles.

Sirio es una estrella muy cercana, se localiza a 8.6 años luz (AL) de nosotros (1 AL ~ 9.4 millones de kilómetros), es unas dos veces más caliente que nuestro sol, tiene poco más del doble de su masa y un poco menos del doble de su tamaño (diámetro).

No es entonces demasiado espectacular, aunque emita unas 26 veces la energía que el Sol, pero tiene una compañera pequeña y débil llamada Pup (Cachorro) o Sirio B. Es decir, Sirio es un sistema binario.

Aunque frecuentemente aparecen dos estrellas muy juntas en el cielo, se trata sólo de una proyección, ya que pueden encontrarse muy distantes una de la otra. Sin embargo, algunos pares de estrellas se encuentran a la misma distancia y forman un sistema ligado físicamente, un sistema binario, en el cual ambas estrellas rotan alrededor de un centro de masa común.

Se estima que 50 por ciento de las estrellas vienen en sistemas múltiples, más de 50 por ciento son sistemas de dos (binarias), tres, cuatro… cientos a miles (cúmulos abiertos), hasta un millón (cúmulos globulares), de estrellas ligadas gravitacionalmente. Los sistemas binarios son clasificados por el método de su descubrimiento, existen las binarias visuales, las binarias espectroscópicas descubiertas con base en sus espectros, las fotométricas o variables eclipsantes y las binarias astrométricas.

En estas últimas sólo se puede observar la órbita de la componente más brillante alrededor del centro de masa común. Si la masa de la componente visible se puede estimar, por ejemplo, a partir de su luminosidad, entonces puede ser estimada la masa de la componente invisible.

La primera binaria astrométrica descubierta fue Sirio, a la cual se le descubrió, en 1830, un movimiento propio ondulante. Este movimiento era causado por una pequeña componente invisible que fue descubierta varios años después. Al ser descubierta, Sirio B era un objeto completamente nuevo, una enana blanca, una estrella muy compacta, con apenas el tamaño de la Tierra, mostrando que objetos muy compactos podían existir.

Sirio en el Can Mayor no es culpable de que en algunos sitios haga un calor de perros durante julio y agosto, pero sí es culpable de impulsar algunas de las investigaciones astronómicas, algunas aún de frontera.

 

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