En los últimos cuatro años la matrícula escolar es decreciente: los que egresan del sistema educativo nacional son más que los que ingresan. Desde 2015 es negativa la variación de la matrícula de educación básica y a partir de 2018, todo el sistema de educación nacional tiene ese comportamiento.
Las variaciones negativas del nivel básico están relacionadas con su amplia cobertura (92 por ciento) y por las tasas negativas de crecimiento poblacional: entre 2000 y 2020, la tasa anual de crecimiento de la población de seis a 11 años fue de -0.11 por ciento y para los años 2018-2024, dicha tasa será de -0.31, en tanto que la tasa de la población de 12 a 14 años será de -0.25 por ciento. El crecimiento de la matrícula de enseñanza media superior está más relacionado con su rezago (25 por ciento) y con la política pública de universalizar esa enseñanza (gratuidad y becas públicas) que con el crecimiento de la población que demanda ese tipo de servicios (15-17 años), cuya tasa de crecimiento para los años 2018-2024 será de -0.09 por ciento. El nivel de enseñanza superior (incluye posgrado) está en crecimiento, entre otras causales, porque tiene una cobertura menor a la mitad de la población con la edad deseada para cursarla (34.7 por ciento es la tasa bruta para licenciatura escolarizada y de 42 por ciento para licenciatura escolarizada y no escolarizada), porque es una población con tasas de crecimiento positivas y, sobre todo, porque a partir de 2019 es universal y gratuita para los inscritos en instituciones públicas.
La pandemia aceleró la contracción de la matrícula del sistema educativo y la multiplicó por cuatro: en dos años (ciclos escolares 2019-2020 y 2020-2021), la disminución fue de un millón 72 mil 800 y tuvo efectos diferenciados por sexo, tipo de financiamiento y nivel de enseñanza: 39.5 por ciento de las contracciones correspondieron a alumnas y 60.5 por ciento a alumnos; 28.6 por ciento de las bajas se registraron en instituciones públicas y 71.4 por ciento en escuelas privadas; en cuanto a los niveles de enseñanza, la básica registró la mayor caída (83.6 por ciento), la media superior tuvo una disminución de 23.7 por ciento y capacitación para el trabajo mermó su matrícula en 0.8 por ciento; en sentido inverso, la educación superior (incluye posgrado) fue el único nivel de enseñanza que creció en 8.1 por ciento.
En el primer nivel de enseñanza (educación inicial, preescolar, primaria y secundaria), la pandemia afectó por igual a alumnos y alumnas; en donde si hay diferenciación es en el tipo de financiamiento: 44 por ciento de la contracción se registró en instituciones públicas y 56 por ciento en instituciones educativas privadas. Las familias con niños en preescolar fueron las más afectadas del nivel básico: 452 mil 600 niñas y niños abandonaron el ciclo escolar 2019-2020 o ya no fueron inscritos en 2020-2021; de las y los inscritos en primaria, la pandemia afectó a 294 mil 800 en los ciclos escolares 2019-2020 y 2020-2021; en los subsistemas de educación inicial y en la secundaria, la reducción de matrícula fue de 70 mil 100 y 78 mil 900, respectivamente.
En el nivel de enseñanza media superior la pandemia provocada por el Covid-19 registró efectos diferenciados en la matrícula: la contracción en los ciclos escolares 2019-2020 y 2020-2021 fue de 254 mil 700, de este total, 62 por ciento correspondió a los alumnos y 38 por ciento a las alumnas. En lo referente al financiamiento, 88 por ciento de las bajas correspondió a instituciones privadas y 12 por ciento a las públicas.
El nivel de educación superior fue el único que creció durante la pandemia: en los ciclos 2019-2020 y 2020-2021 la matrícula de alumnas subió 104 mil 300 y la de los alumnos disminuyó en 17 mil 300; la inscripción en instituciones públicas aumentó en 108 mil 200 en tanto que la de instituciones privadas disminuyó en 21 mil 100. Hay tres subniveles en educación superior, el correspondiente a Normal y Licenciatura aumentó 36 mil 500 en los dos ciclos escolares afectados por la pandemia, el de Licenciatura y Tecnología subió 63 mil 300 y Posgrado se contrajo en mil 700. En el Posgrado hubo diferenciación por grado, en Maestría hubo merma de 5 mil 600 en tanto que Doctorado y Especialidad aumentaron mil 500 y 2 mil 400, respectivamente.
La pandemia fue precedida por una crisis económica, una prolongada pérdida de poder adquisitivo salarial y un lento e insuficiente crecimiento del empleo. Sus efectos fueron revertidos parcialmente por el incremento del gasto en protección social y un incremento real de los salarios mínimos. Con la pandemia se profundizó la crisis económica, el desempleo y subempleo aumentaron, disminuyeron las horas laboradas y el ingreso salarial mermó para la mayoría de las familias. Para enfrentar la doble crisis, se reestructuró el gasto familiar y/o se incorporaron al mercado laboral los jóvenes o los que ya tenían empleo aumentaron su jornada de trabajo, ya sea para garantizar su manutención, para ayudar al gasto familiar o solventar su propio gasto; dado los roles sociales de proveedor del masculino, los que se retiran del ciclo escolar son preponderantemente los alumnos.
Al no haber clases presenciales, cesa el gasto de transporte de 36.2 millones de alumnos, se reducen la compra de uniformes, el pago de cuotas y cooperaciones, se suprime el pago de alquiler de vivienda y gastos en comidas fuera de casa. La variación real del gasto entre 2020 y 2019 fue -10 por ciento en educación nacional, de 0.1 por ciento en el gasto público y -38 por ciento en el gasto privado. Con la educación a control remoto durante 15 meses se desdibujaron las diferencias impartidas entre las instituciones privadas y las públicas; el cierre de las instalaciones y la cancelación de la mayor parte de actividades extracurriculares mermaron el plus que pudieran tener las instituciones privadas y hay abandono del ciclo escolar y/o cambio a instituciones públicas, sobre todo en la enseñanza media superior y la superior.
Tres cuartas partes del gasto nacional es público y una cuarta parte es privado. El gasto en educación no es prioridad ni de particulares ni del gobierno de la 4T, a partir de 2015 decrece y en 2021 el gasto nacional en educación era 5.1 por ciento menor, en términos reales, al de 2018; en esos años, el gasto público cayó 3.5 por ciento y el privado, 9.4 por ciento. En 2021 el gasto nacional en educación es cercano a seis puntos del PIB, lo ideal, según la Ley General de Educación, son ocho puntos. Protección social, energéticos, salud, infraestructura, seguridad pública son las prioridades del gobierno de la 4T, la educación, en especial la superior, que ya se considera obligatoria, universal y gratuita tendrá que esperar mejores tiempos.