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Llegar a México: experiencias de exilio ante la imposibilidad de volver

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Los mexicanos migrantes de la Generación 1.5** transitan y socializan gran parte de su vida en Estados Unidos, logran cursar sus primeros años educativos sin mayor complicación, asisten a la escuela y sus vidas transcurren como las de cualquier niño. A lo largo de toda su trayectoria educativa se caracterizan por ser los mejores estudiantes: calificaciones altas, participación en actividades extraescolares, alumnos responsables, deportistas destacados. Sin embargo, cuando se encuentran cursando el high school los escenarios comienzan a ser distintos. Si bien son estudiantes destacados, las diferencias con sus compañeros son cada día más notorias: ven limitados los viajes escolares, las posibilidades de intercambios con escuelas en el extranjero, la integración a diferentes clases y actividades extracurriculares que les brinden puntos extras para incorporarse a buenas universidades quedan fuera de sus trayectorias educativas, visualizar opciones de becas e incluso pensar en continuar sus estudios universitarios comienzan a verse limitados por su situación económica y migratoria, a diferencia de sus compañeros, muchos de ellos tienen que trabajar para aportar ingresos a sus casas o bien para poder pagar sus estudios.

Para esta generación, el retorno no intencionado a México les implica nuevos desafíos, llegan a un país que si bien reconoce su nacionalidad y su condición de migrante, no está preparado para recibirlos, pues, habiendo llegado a los 18 años o más y con experiencias y un nivel educativo completamente distinto al que sus padres tuvieron, distan de manera significativa del migrante jornalero —indocumentado, sin estudios a nivel medio, con propiedades en México, con ingresos y/o ahorros, con familia nuclear radicada en su lugar de origen, entre otras características que definen a ese migrante de retorno— que ha sido bien conceptualizado no sólo por la propia academia, sino también por el Estado, para el diseño y ejecución de políticas públicas en México.

El retorno no intencionado implica hacer frente no solo al rechazo y trabas institucionales, sino también a la discriminación, al no reconocimiento de sus identidades por parte de la sociedad y del propio gobierno, al choque cultural que representa vivir México, a la soledad que significa dejar familia, amigos y empezar de cero en la construcción de redes de apoyo, profesionales, familiares y emocionales que les brinden seguridad y estabilidad para empezar de cero.

Reflexionar sobre las emocionalidades y lo que implica el llegar a un país que les es completamente ajeno, donde los lazos identitarios se han mantenido a través de las vivencias, memorias y recuerdos que sus padres conservan; sin embargo la realidad les presenta un escenario si bien prometedor en algunos aspectos de sus vidas en otros no lo es tanto y, es ahí donde se entreteje el sentimiento de exilio durante los primeros años de su vida en el país de origen.

Las expresiones constantes de quienes viven estos procesos cuando logran el regreso al país de origen —no como una decisión escogida por ellos mismos sino como resultado de una serie de políticas migratorias que se han endurecido en los últimos años—, a consecuencia del reforzamiento de la vigilancia fronteriza y de la persecución constante de la población indocumentada en el interior de Estados Unidos. Suscita que la expulsión al lugar de origen se viva como un proceso traumático y de profundo estrés, al encontrarse con una serie de condiciones y circunstancias sociales e institucionales adversas que refuerzan esos sentimientos, por lo que deben hacer uso de todos sus recursos, capitales y estrategias que les permitan construir nuevos espacios. El exilio permite visibilizar la forma mediante las cuales sus experiencias emocionales, corporales y sociales son transgredidas en el momento en que son forzadas a salir del país que han considerado su hogar durante muchos años y que sin duda los separa tanto física como afectivamente de su medio sociocultural. Llegar a México representa dejar atrás toda una vida que difícilmente podrán recuperar. Dejan atrás amigos, familia, sueños y se enfrentan a la imposibilidad de volver. El exilio, en palabras de Said (2005), es una brecha imposible de cicatrizar impuesta entre un ser humano y un lugar natal, entre el sí mismo y su verdadero hogar, cuya esencial tristeza nunca pueda ser superada.

El sentimiento de rechazo en ambos lados de la frontera solo provoca que el regreso al país de nacimiento sea mucho más traumático y de profunda soledad. Tal es el caso de César, quien ejemplifica de manera clara el sufrimiento que ha traído consigo vivirse bajo un régimen de deportación, que trajo consigo enfrentamientos con agentes de migración, persecuciones, arrestos y demandas por desobediencia civil, obligándolo a regresar a México evitando de esa manera un arresto y deportación que le imposibilitaría regresar a EE.UU por un largo periodo. La experiencia de César ha sido tan traumática que enfrentar su nueva realidad desató una serie de trastornos de la personalidad que no habían sido detectados con anterioridad y que lo pusieron en peligro al perderse por varias semanas en su estado natal. Cuando lo localizaron se encontraba completamente perdido, deshidratado y en un estado que ponía en riesgo su vida.

Comenzó a recibir tratamiento y le hicieron saber que necesitaba estar en un ambiente que fuera por lo menos similar al que vivía en Arizona, por lo que su familia decide trasladarlo a la ciudad de México, los primeros meses viviendo en la capital del país le fueron de gran ayuda, logró recuperarse físicamente y comenzó a planear su futuro e interesarse en continuar con sus estudios y buscar un trabajo que le permitiera vivir. Sin embargo, a pesar de contar con el apoyo médico y de su familia (mamá y tía), se sentía deprimido y rechazado por una sociedad que solamente veía en él a un joven deportado (a pesar de no serlo), que vestía de jeans, gorras de béisbol, que apenas si podía hilar una frase en español y que no contaba con identificaciones ni certificados porque se los robaron en su primer día de trabajo.

Regresamos al rancho donde nací, se llama La Ranchería, no hay nada ahí, por lo que decidí irme a la Ciudad de México, estuve ahí, lo odié, lo comparaba con A., estuve viviendo por un par de años, estuve en un call center, estaba emocionado porque tenía papeles, podía trabajar de manera legal, pero el trabajo se volvió pesado, más de nueve horas en una oficina, bueno ni oficina, era en una como bodega. Me empecé a deprimir, así que por eso tomé la decisión de regresar al rancho, darle un rato al machete, estaba deprimido, extrañaba a mis amigos, el entorno, mis conocimientos, extrañaba tanto mi casa, se volvía cada vez más estresante y por lo tanto me seguía sintiendo deprimido, había días en las que sólo quería llegar a casa y llorar y quedarme dormido (César, 2021).

Finalmente se trasladó a una de las ciudades mexicanas con un flujo importante de turistas estadounidenses, lo que le permitió trabajar como guía y mesero en restaurantes de lujo, esta decisión le permitió conseguir un espacio para que su mamá pudiera vivir cómodamente y recibir atención médica que necesitaba con urgencia. Sin embargo, llegó la pandemia ocasionada por el virus SARS-COV-2, los restaurantes tuvieron que cerrar, la gente dejó de viajar y el encierro y la falta de atención médica provocó que tuviera otra crisis. Lo que le llevó a movilizarse a la frontera e intentar cruzar por el río Bravo, donde fue detenido y desde hace once meses se encuentra esperando juicio para determinar si será deportado o no.

 

**Generación 1.5 son aquellas personas que migran de su país de nacimiento siendo niños (menores de 12 años), por decisión de sus padres o familiares directos y que viven sus procesos de socialización primaria en el lugar de acogida,

desarrollando sus años de adolescencia, juventud y adultez en dicho país con un estatus migratorio variable.

 

* [email protected]

 

 

 

 

Referencias bibliográficas

 

Achotegui, J. (2008). Migración y crisis: El síndrome del inmigrante con estrés crónico y múltiple (Síndrome de Ulises). Avances en Salud Mental Relacional, 7(1), 1-29.

 

Anderson, J. y Solis, N. (2014). Los otros dreamers. California, EE. UU.: Universidad de California. Recuperado de https://books.google.com.mx/books/about/Los_otros_dreamers.html?id=t5WKrgEA AAJ&redir_esc=y

 

Cordero, B. y Pérez, S. (2020). Régimen de frontera norteamericano. Notas para entender el carácter de la violencia hacia los migrantes en México y Estados Unidos. En F. Escárzaga, Y. Mexicalxóchitl, Y. Sagal, R M. Sánchez y J. J. Carrillo (comps.), Reflexiones sobre las violencias estatales y sociales en México y América Latina (pp. 54-70), México: UAM-Xochimilco.

 

Jacobo-Suárez, M., Despagne, C. y Chavez, G. (2022). Return migrants from the United States to Mexico Constructing alternative notions of citizenship through acts of (linguistic) citizenship. Journal of Language and Politics. Doi: https://doi.org/10.1075/jlp.21004.jac

 

Said, E. W. (2005). Reflexiones sobre el exilio. Trad. R. G. Pérez. Madrid: Debate.

 

 

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