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El cumplimiento de México en materia climática

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El compromiso climático mundial tiene la meta de no sobrepasar 2°C (o 1.5) de temperatura promedio global respecto de la temperatura preindustrial. Los datos del Panel Intergubernamental para el Cambio Climático (IPCC), el ala científica de las Naciones Unidas para el cambio climático, muestran una reducción de las emisiones durante la pandemia de coronavirus (2019-2020) pero un aumento pronunciado en 2022. Frente a la anunciada catástrofe climática, ¿será posible que los países cumplan con los compromisos contraídos? El problema adicional es que aún cumpliendo con las metas de mitigación en los Acuerdos de París el planeta no mantendrá la temperatura en el objetivo necesario: Los nuevos compromisos para 2030 reducen las emisiones previstas para 2030 en solo un 7.5 por ciento aunque se necesita un 30 por ciento de reducción para no superar los 2°C de temperatura promedio global y el 55 por ciento para no superar 1.5°C (1).

La Figura 1 presenta la magnitud del “gap” o la brecha existente entre la meta global de estabilizar la temperatura del planeta en 2°C respecto de la temperatura preindustrial para finales del siglo XXI. Se observa que el pico de emisiones debió ya haberse alcanzado con un conjunto de medidas para reducir las emisiones en aproximadamente 40 Gton CO2-eq por año. Además, debe alcanzarse el cero de emisiones antes de 2070.

Figura 1. Líneas de trayectoria de las emisiones globales de gases de efecto invernadero. Se muestra en morado la trayectoria sin política climática; en rojo el escenario esperado de acuerdo con las políticas actuales; en naranja el escenario esperado si los países cumplen con sus NDC que conduciría a una estabilización de la temperatura media global de 2.7 oC y en azul los compromisos que involucran alcanzar las cero emisiones antes de 2070 (que conducirían a una estabilización de la temperatura de 2.2 oC). Además, se muestran las rutas de estabilización de 2 y 1.5 oC (sin compromisos reales de mitigación). Figura tomada de (1).
Figura 1. Líneas de trayectoria de las emisiones globales de gases de efecto invernadero. Se muestra en morado la trayectoria sin política climática; en rojo el escenario esperado de acuerdo con las políticas actuales; en naranja el escenario esperado si los países cumplen con sus NDC que conduciría a una estabilización de la temperatura media global de 2.7 oC y en azul los compromisos que involucran alcanzar las cero emisiones antes de 2070 (que conducirían a una estabilización de la temperatura de 2.2 oC). Además, se muestran las rutas de estabilización de 2 y 1.5 oC (sin compromisos reales de mitigación). Figura tomada de (1).

México ha sido históricamente un ferviente participante en las cumbres mundiales climáticas. Hasta 2018 había presentado a la convención Marco de las Naciones Unidas para el Cambio Climático (UNFCCC) seis Comunicaciones Nacionales en las que se da cuenta de su inventario de emisiones de gases de efecto invernadero, de las medidas de mitigación realizadas y pretendidas y de las acciones para la adaptación, entre otros. Además, en materia interna se ha instituido una serie de leyes y reglamentos para enmarcar los anunciados compromisos de reducción y adaptación1.

Ante la UNFCCC México comprometió la reducción de sus emisiones de gases de efecto invernadero en 30 por ciento para el año de 2020, respecto del escenario de tendencia o BAU (business as usual) y de 50 por ciento para el año 2050, respecto de las emisiones del año 2000. Más adelante, como parte de los Acuerdos de París y las contribuciones nacionales determinadas el compromiso mexicano fue el de reducir para 2030 un 22 por ciento sus emisiones de gases de efecto invernadero y 51 por ciento de carbono negro (el hollín de las industrias, los incendios y los vehículos a diesel) esto de manera incondicional y, si se obtiene ayuda económica, financiera y de transferencia tecnológica, aumenta la contribución a 36 por ciento de gases de efecto invernadero y cerca de 70 por ciento de carbono negro (2). Además, México estableció compromisos importantes de transición a las energías renovables en 2018 con un objetivo de alcanzar 35 por ciento de generación de energía eléctrica a partir de este tipo de tecnologías para 2024 y un 43 por ciento para 2030. Los cinco ejes de acción de las NDC de México fueron las siguientes:

  1. Alcanzar una tasa cero de deforestación.
  2. Mejorar la capacidad adaptativa de los 160 municipios más vulnerables.
  3. Proteger a la población de los fenómenos hidrometeorológicos extremos.
  4. Aumentar la resiliencia de la infraestructura estratégica del país y de los ecosistemas.
  5. Desacoplar el crecimiento económico de la emisión de contaminantes de efecto invernadero.

De estas cinco acciones, solo la primera y última se refieren directamente a la mitigación de emisiones. Las acciones de adaptación a que se refiere México si bien permiten atenuar los impactos del cambio climático, no suman a las acciones de mitigación. Se dice que la mitigación y la adaptación son complementarias: mientras más se mitigue menos adaptación se requerirá por cualquier sistema y viceversa, a menos mitigación, más adaptación. Este juego de medidas adaptativas de mitigación puede interpretarse como un pretexto para dejar de mitigar. México apostó el esfuerzo climático en las acciones de adaptación y requiere, ya, de una política clara y contundente de mitigación.

La administración actual, aunque confirmó a finales de 2020 los compromisos de México ante la UNFCCC, no aumentó el nivel de ambición los compromisos y tampoco estableció las medidas de mitigación que lograrán alcanzar los compromisos, ni cuándo se empezarán a realizar.

México aún puede cumplir con sus compromisos climáticos si asume su compromiso e instrumenta medidas racionales de reducción de sus emisiones. Por ejemplo, un estudio reciente (3) muestra que una trayectoria de reducción en el sector eléctrico abate 64 MtCO2-eq para el año 2030, en concordancia con el compromiso empatado con una reducción de 1.5°C. Esta ruta requiere del sector a) duplicar la participación de las energías renovables en 2030; b) el retiro de las centrales de generación por combustibles fósiles); y c) una reducción en la participación de otras tecnologías basadas en combustibles fósiles como el ciclo combinado a gas natural (3).

 

Conclusiones

 

México ha comprometido ante las Naciones Unidas unas metas a corto y mediano plazos que involucran esfuerzos considerables de mitigación de sus compuestos de efecto invernadero. La evaluación desde diferentes fuentes de los compromisos contraídos por México muestra que con la política actual no se logrará su cumplimiento.

Aun cuando México ratificó sus compromisos contraídos para cumplir las medidas de mitigación para 2030, no aumentó la ambición de sus medidas ni ha planteado la forma en que se va a mitigar. Contrariamente, establece compromisos de adaptación y atención de emergencias por eventos naturales. Se dice que la mitigación y la adaptación son complementarias: mientras más se mitigue menos adaptación se requerirá por cualquier sistema y viceversa, a menos mitigación, más adaptación. México apostó el esfuerzo climático en las acciones de adaptación y requiere, ya, de una política clara y contundente de mitigación.

* [email protected]

1  Ver, por ejemplo, https://www.gob.mx/cofepris/acciones-y-programas/politica-nacional-de-cambio-climatico-marco-regulatorio

 

Bibliografía

 

  1. UNEP (2022). Emissions Gap Report 2021: The Heat Is On – A World of Climate Promises Not Yet Delivered– Executive Summary. United Nations Environment Programme, Nairobi, Kenia.
  2. México (2018). Contribuciones Previstas y Determinadas a nivel Nacional, Gobierno de México.
  3. ICM (2020). Rutas sectoriales de descarbonización para México al 2030 y proyecciones a 2050. Documento de Política. Iniciativa Climática México, México, 34 pp.

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