A través del arte, el hombre responde al llamado de lo erótico: Rosa Borrás

“El deseo es pregunta cuya respuesta nadie sabe”, escribió el poeta Luis Cernuda en el poemario “La realidad y el deseo”, y para la artista visual Rosa Borrás, ese es uno de los versos que definen la relación que existe entre el arte y el erotismo.

Para la creadora, autora de una serie de fotografías digitales en la que el centro de una manzana o un pimiento se convierten en vulvas, la relación entre la creación artística y lo erótico ha sido un asunto inherente a los inicios de la cultura, pues en su mayoría estas piezas referían a la fertilidad y a los ciclos propicios para la siembra y la cosecha.

Ahora, consideró Borrás, el sentido de las piezas eróticas forma parte de la expresión artística que encuentra salida a través de sus distintas vertientes: moderada, simbólica, figurativa o sexualizada, haciendo que el tema se vuelva más “natural” que en otras épocas.

“El arte hace visible esa naturalidad, pues a través de la palabra, las formas, las imágenes o los sonidos, el hombre responde al llamado de lo erótico”, mencionó la artista.

Consideró que en el ámbito artístico hay quienes prefieren guardar esa necesidad pero en su mayoría optan por sacarla, ya que lo erótico “tiene una fuerza vital” que invita a crear y producir la obra.

“Cuando te das cuenta, un asunto cotidiano como el erotismo se convierte, en la mirada del artista, en un asunto creativo e instintivo”, explicó.

Refirió que en su proceso personal, en un inicio lo erótico era un asunto velado, que aparecía de cierta forma en sus acuarelas, pinturas y fotografías. Recordó que atravesó por un delicado estado de salud, mismo que la llevó a permanecer un año lejos del trabajo artístico, hasta su regreso, cuando tuvo la oportunidad de participar, en 2007, en el XI Salón Independiente de Arte Erótico.

Fue ahí, al lado de la escultura, la fotografía, las instalaciones, los collages, las intervenciones y la pintura que expusieron unos 40 artistas más en el edificio de ex fábrica textil La Constancia Mexicana, donde Rosa Borrás pudo expresar el erotismo de su obra, “volviéndose un asunto natural e impostergable”.

“En cuanto me lo permití, el erotismo se volvió en un asunto cotidiano, y la relación quedó abierta”, señaló Borrás.

Uno de los proyectos en los que se decantó aquel reencuentro fue Simulacro Frutal, que nació a partir de una actividad común como lo es el cocinar, en donde la artista descubrió aquellas zonas de las frutas y los vegetales, su parte más “erótica” o por lo menos, aquella que refería a las zonas sexuales y eróticas de las mujeres y los hombres.

Así, con una mirada lúdica y apoyada en la fotografía digital, comenzó la construcción de esta serie que dependía “en las sorpresas que hallaba en la cocina”, haciendo un ejercicio visual que provocaba “una reacción no sólo estética, sino sensual”, como anotó el crítico Ulises Cortés.

Las primeras tomas registraron unas ciruelas partidas a la mitad, y a partir de ahí por su cocina desfilaron diversas frutas y verduras: melocotones tiernos, firmes pimientos, inusuales berenjenas, jugosos melones. Así, se iría formando una “serie frutal, ligada a lo fértil y a lo sensual, donde se funden todos los sentidos, la vista, el tacto, el gusto y el oído”.

La artista realizó series completas que tenían como punto de partida a estos elementos orgánicos, los cuales que fueron “sacados de su contexto y adornados con una semántica diversa, es decir, que fueron sobreinterpretados”, tal como explicó Cortés.

Para él, “las metáforas vegetales de Rosa nos ponen de bruces contra lo cotidiano transfigurado en objeto del deseo: ya lo sabíamos pero no habíamos tenido el coraje que ella sí tiene al mostrarlo de forma nítida y rotunda”.

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