Transnacionalidad y experiencias organizativas de los migrantes

El análisis del fenómeno migratorio internacional ha generado diversos acercamientos teóricos, en ese sentido no es nada extraordinario en el terreno de las ciencias sociales y humanidades, utilizar el término Estudios Transnacionales. Las primeras líneas de investigación establecieron los ejes sobre los cuales se centró la reflexión sobre la naturaleza de la vida transnacional, un elemento central fue la actividad organizativa de los migrantes, expresado en la constitución de clubes, comités de pueblos, patrocinio de las fiestas patronales, reemplazo del estado en la dotación de infraestructura a las comunidades. Ocupando la parte más visible del campo social transnacional, un elemento sustancial de los estudios sociales se centra en torno a la capacidad de construcción de agenda de los migrantes, con lo cual trascendían a la condición de actores sociales. Lo novedoso fue el esfuerzo por captar la actividad que los transmigrantes desempeñaban en las sociedades de origen y destino, centrando las investigaciones en el análisis del rol desempeñado por las organizaciones de los transmigrantes en el sostenimiento de la membresía y la ciudadanía transnacional.

La representación numérica de los migrantes mexicanos es una muestra de su fuerte presencia. Bada (2002) menciona la existencia de 600 clubes y federaciones de migrantes mexicanos en 30 ciudades de los Estados Unidos. Cordero hace una semblanza del papel desempeñado por las organizaciones de migrantes en Nueva York, donde la presencia de mexicanos cada vez es intensa. Las organizaciones de migrantes han dejado sentir su peso en las movilizaciones recientes en reclamo de un proceso de reforma migratoria integral.

Algunos transmigrantes en su proceso de inserción en las sociedades receptoras se dan a la tarea de generar estructuras organizativas con una amplia gama de objetivos y actividades, las cuales con el paso del tiempo se van haciendo más complejas. Nuhoğlu (1994) divide en cuatro grupos a las organizaciones de migrantes conforme su agenda: a) recreación cultural; b) consejos de servicio social; c) Abogacía; d) Educación. En el caso europeo han sido estimuladas de forma directa e indirecta por autoridades e instituciones gubernamentales, representando una novedosa estrategia para enfrentar los conflictos sociales, culturales, económicos y políticos que implica la existencia de grandes colectividades de migrantes con diferencias étnicas, religiosas y nacionales respecto a las sociedades anfitrionas. El objetivo es involucrar a las organizaciones de migrantes en el diseño y operación de políticas públicas hacia sus comunidades, facilitando los mecanismos de inserción en las sociedades receptoras. En el caso mexicano el programa gubernamental 3X1 es un tibio intento por cambiar las condiciones de vida en las comunidades de origen. También del lado norteamericano, ha sido escasa la importancia otorgada por el gobierno federal, en sentido contrario, Fundaciones como la Rockefeller y la Ford han impulsado líneas de apoyo a las organizaciones de migrantes, una de las principales beneficiarias es el Frente Indígena de Organizaciones Binacionales (FIOB).

Es claro que el estudio de las organizaciones de transmigrantes no es suficiente para dar cuenta de la totalidad de la vida transnacional, sin embargo es innegable el papel nodal que ocupan en la construcción, sostenimiento y transformación del espacio social transnacional. Son el principal mecanismo institucional para la construcción de los sentimientos de pertenencia entre los miembros de las sociedades de origen. Al mismo tiempo también empujan en las sociedades de origen y destino a la reformulación de los contenidos de la ciudadanía. Las continuas campañas de deportaciones de los migrantes indocumentados en los condados de California y Arizona han podido ser revertidas gracias a la acción conjuntas de organizaciones de migrantes y organismos no gubernamentales. La exigencia por el derecho al voto no hubiera podido concretarse sin la movilización en ambos lados de la frontera por parte de las organizaciones de migrantes.

Una de las debilidades de las organizaciones de migrantes es su fragmentación, salvo experiencias como el FIOB o la Federación de Clubes Zacatecanos del Sur de California (FCZSC), la cual en 2002 logró negociar con Vicente Fox la instauración de Programa 2×1. En general las organizaciones se identifican con una misma comunidad o región de origen. Las organizaciones a través de delegar responsabilidades a sus representantes y de un proceso de sucesión de sus líderes, facilitan la efectividad y continuidad de las redes sociales.

Además de los clubes, se han identificado otros tipos de organizaciones entre los migrantes, algunos autores incluso han intentado clasificarlos dentro de una amplia “sociedad civil migrante” (Fox, 2005). Un estudio comparativo relativo a Colombia, México y República Dominicana identificó una gran variedad de grupos involucrados en actividades también muy diversas, dependiendo de su nacionalidad (Portes, 2007). En términos muy generales, se encontraron asociaciones profesionales, religiosas, filantrópicas y políticas. Los clubes de oriundos han desarrollado una relación muy particular con distintas instancias de gobierno (e incluso con organismos y ONG internacionales). Sobre los clubes de oriundos mexicanos, algunos autores reconocen el poder que ejercen en sus comunidades de origen al negociar proyectos financiados conjuntamente con los gobiernos federal, estatal y municipal. Luis Guarnizo y Smith (1998) concibe esto como el surgimiento de lo que parece ser una activa forma de democracia participativa, una fuerza de presión de los migrantes, otros autores advierten sobre el carácter clientelista y corporativo de este tipo de relaciones (Bakker y M. P. Smith, 2003, Goldring, 1999 y Santamaría, 1999), lo cual reproduce los sistemas de subordinación y control político.

El estudio de Portes y sus colegas (2007) reveló que el contexto de salida y de llegada de cada nacionalidad, afecta el origen, fuerza y carácter de las organizaciones que han formado los migrantes en Estados Unidos y, en el caso mexicano, se ha destacado que prevalecen los clubes de oriundos en cuyo desarrollo se ha involucrado muy activamente el Estado nacional. Estas agrupaciones conforman una modalidad muy particular de organización mexicana que ha sido caracterizado desde el estado mexicano como diáspora. Sobresale entre sus características el establecimiento de redes de paisanaje, que se alimentan del trabajo voluntario y autónomo de sus miembros para promover un sentido de comunidad por medio de la organización de eventos sociales, culturales y deportivos.

Las organizaciones de migrantes han sido capaces de escalar en el proceso de negociación de sus demandas con distintos niveles de gobierno en México, principalmente relacionadas con la obtención de financiamiento para proyectos o una mayor participación de la comunidad emigrante en los asuntos locales, generando plataformas desde las cuales han institucionalizado su labor.

También se han destacado las prácticas políticas de algunas organizaciones de migrantes en el terreno electoral como candidatos extraterritoriales o sus contribuciones a las campañas de algunos partidos políticos, así como su participación en el ejercicio de cargos públicos a nivel local, como se ha documentado en algunos lugares de Oaxaca (Kearney y Besserer, 2006).

Uno de los aciertos de la perspectiva transnacional es el esclarecimiento de identidades y prácticas sociales que atraviesan las fronteras y se recrean en diferentes campos sociales; Sin embargo, es preciso advertir que no todos los migrantes internacionales son transnacionales. Ser un migrante transnacional no consiste solamente en cruzar fronteras internacionales y mantener un vínculo con el terruño de origen, significa una conciencia de estar vinculado simultáneamente a diferentes campos sociales.

El término transnacional revela que la asimilación no es la única opción de los migrantes internacionales, subraya que los migrantes, lejos de perder sus relaciones familiares, y prácticas socioculturales éstas se ven incluso revitalizadas por los continuados lazos sociales a través de la creación de redes sociales mediante las cuales los migrantes se vinculan a prácticas de producción y reproducción social en diferentes espacios sociales transfronterizos. La relación con las sociedades de destino se va profundizando, integrando los valores que caracterizan la relación de los ciudadanos con el estado. Los procesos de construcción de la ciudadanía se ven reflejados en el reclamo de nuevos derechos sociales, culturales y económicos. Estas dinámicas de participación, y reelaboración de la agenda colectiva no son ajenos a los migrantes.

En el caso poblano, los ámbitos rurales es donde ha predominado el mayor número de migrantes, sobre todo hombres, jóvenes, con iniciativa de migrar y con miras a un retorno. Las propias familias rurales observan en la migración una de las salidas “normales” al mundo laboral de muchos jóvenes. Para estas familias, y en suma para las comunidades, la migración constituye un factor de éxito, digno de ser mostrado y reconocido entre los propios miembros de la comunidad, a través de distintos actos, como los cambios en la vestimenta, los artículos de la casa, el habla y sobre todo la vinculación con sus comunidades de origen.

Algunas prácticas han implementado con éxito los migrantes en Estados Unidos, creadas de acuerdo a las necesidades de dichos grupos y cuya comparación podría aportar valiosos conocimientos de cómo enfrentar algunos obstáculos en común como el miedo a las autoridades locales; cómo se procura la conservación de sus identidades; cómo se han organizado para crear grupos de convivencia y recreo. La estructura que toman estas alianzas; sus finalidades; el poder de representación y de incidencia en las políticas públicas de las comunidades receptoras y el papel de los gobiernos de los estados de origen, son temas clave para el análisis de estas organizaciones y las técnicas que se han creado.

Referencias

Bada, X. (2002). Clubes de oriundos en los Estados Unidos. Programa de las Américas del Interhemispheric Resource.

Bakker y M. P. Smith, (2003). The transnational politics of the Tomato King: meaning and impact. Blackwell Publishing Ltd & Global Networks Partnership.

Besserer, F Michael Kearney. (2006) “San Juan Mixtepec. Una comunidad transnacional ante el poder clasificador y filtrador de las fronteras”. Juan Pablos-UAM. México.

Fox, J. (2005). Repensar lo rural ante la Globalización La sociedad civil migrante. Migración y Desarrollo, 35-58.

Goldring, L. (1999). El Estado Mexicano y las Organizaciones Transmigrantes: ¿Reconfigurando la Nación y las Relaciones entre Estado y Sociedad Civil?. En G. Mummert, Fronteras Fragmentadas (págs. 297-316). Zamora, Michoacan: Colegio de Michoacan.

Guarnizo, L., & Smith, M. (1998). El transnacionalismo visto desde abajo. New Jersey: Transaction Publishers

Nuhoglu, Y. (1994). Limits of citizenship: Migrants and Postnational Membership in Europe. Chicago: Universidad de Chicago.

Portes, A. (2007) Immigrant Transnational Organizations and Development: A Comparative Study. International Migration Review, 41: 242–281.

Santamaría, A. (1999). Política sin Fronteras o la Nacionalidad Postmoderna. Los Emigrantes entre México y Estados Unidos. En G. Mummert, Fronteras Fragmentadas. Zamora: Colegio de Michoacán.

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