Soberanía alimentaria

Nuestra diversidad biológica y cultural, de las más ricas del orbe, se plasma en nuestra riqueza gastronómica, patrimonio cultural intangible de la humanidad, según la declaratoria de la Unesco. Disponemos de los suelos y climas apropiados para producir alimentos en cualquier época del año, a cualquier altitud sobre el nivel del mar, en cualquiera latitud y topografía, en especial en los alimentos propios de nuestro continente, como lo es el maíz. El uso intenso de los recursos para la producción mercantil de alimentos ha deteriorado las tierras cultivables, alterado los ecosistemas, contaminado mantos freáticos y actualmente amenaza la biodiversidad. Formas alternas al monocultivo agrícola sustentado en agroquímicos y semillas genéticamente transformadas se discuten tanto en la academia como en las organizaciones de productores agroecológicos: ambas reivindican la milpa orgánica y el saber campesino que durante 300 generaciones ha producido alimentos inocuos y nutritivos de una manera sustentable.

Son públicas las opciones para una estrategia que garantice la autosuficiencia alimentaria con base en nuestras semillas nativas; híbridas acriolladas e híbridas. El dónde, el cómo y el cuándo de estas propuestas han sido ya fundamentados por la Unión  de Científicos Comprometidos con la Sociedad, así como sus beneficios en términos de sustentabilidad, calidad de vida, justicia y soberanía. Conocimiento científico y saberes ancestrales sustentan otras políticas públicas donde el objetivo prioritario es la calidad de vida y libertad de los sujetos, la preservación de la biodiversidad y la soberanía del país.

El artículo 4 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos consigna derechos a la reproducción autoelegida, salud, ambiente adecuado, vivienda digna, cultura, infantes, agua y alimentos. Lo que no establece son corresponsabilidades para el cabal cumplimiento de estos derechos, además de que secularmente el Estado niega en sus acciones estos derechos al mercantilizar el ambiente, al privatizar el patrimonio nacional, al convalidar la usura del capital financiero y la degradación del ambiente de las empresas transnacionales, al permitir la precarización laboral, la expoliación de tierras comunales y ejidales, al criminalizar la protesta social y al renunciar a ejecutar políticas públicas soberanas y autosuficientes.

En el claustro académico poblano se debaten estos temas y se fundamentan estrategias no depredadoras del ambiente que mejoren la calidad de vida de los productores agrícolas en particular y de la población en general, un ejemplo de ello son los textos aportados para este suplemento de distinguidos investigadores del Colegio de Posgraduados, campus Puebla;  de la Universidad Autónoma de Puebla; INAH-Veracruz y del INIFAP. Soberanía, autosuficiencia, seguridad alimentaria, agricultura urbana, milpa orgánica, sustentabilidad, maíces nativos, tecnologías, inocuidad, dependencia alimentaria, redistribución del ingreso y políticas públicas sustentables son temas espléndidamente abordados por los académicos que aceptaron la invitación a colaborar en este número.

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