Neurociencias

Este número está dedicado a un área del conocimiento que ha crecido en las últimas tres décadas más que ningún área de las ciencias biomédicas. Uno se preguntaría a qué se debe esto. Bueno, la razón es simple: las neurociencias se dedican al estudio del cerebro y la médula espinal (el sistema nervioso central o SNC). Los nervios que conectan la periferia con el SNC y viceversa. Adicionalmente, también estudia al sistema nervioso autónomo (SNA), que es el que controla al corazón, el tracto digestivo y demás vísceras.

Las enfermedades de estos sistemas difícilmente llevan a la muerte al paciente, pero generan discapacidad de por vida y muchas de estas enfermedades afectan a personas mayores y por largo tiempo, como en las enfermedades de Parkinson, de Huntington o el Alzheimer, o también es el caso después de un accidente cerebro-vascular, de aquellos pacientes afectados por la epilepsia. En niños con trastorno por déficit de atención e hiperactividad de autismo y sus variantes; de las enfermedades que con mayor frecuencia afectan a jóvenes y adultos, como la ansiedad, la depresión y los trastornos del sueño. Todas estas requieren tratamientos que muchas veces se prolongan de por vida, solo palian las discapacidades y afectan la vida del paciente, su familia, la comunidad y los sistemas de salud de los países con costos de financiamiento muy altos. Es por esto que en los 90’s del siglo pasado el congreso de los Estados Unidos de Norteamérica declaró esa década como la del cerebro para impulsar la investigación en cómo funciona el cerebro y demás estructuras, cómo se alteran en las distintas enfermedades y buscar cura para muchas de ellas. En 2010 el presidente de los Estados Unidos de Norteamérica Barak Obama lanzó la iniciativa BRAIN de las siglas en inglés (Investigación del cerebro a través del avance de las tecnologías e innovación para el cerebro). Este es un mecanismo que promueva con nuevas herramientas y tecnologías para conocer cómo funciona el cerebro y qué sucede en caso de enfermedad empleando las conexiones entre las diferentes regiones del cerebro, el denominado conectoma.

Es por esto que la iniciativa de La Jornada de hacer un número especial de su serie                                      nos pareció un acierto y decidimos trabajar un grupo de investigadores del Instituto de Fisiología de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla y uno más de la Universidad Autónoma de Tlaxcala de los temas que venimos desarrollando como la obesidad, la lectoescritura, los trastornos del sueño, la epilepsia y la conducta maternal en animales de laboratorio y en humanos. Esperamos que estos conocimientos ilustren el estado actual y que motive a tomar conciencia sobre la importancia de la investigación básica, que es el fundamento para las nuevas opciones de tratamiento y de las aplicaciones de tratamientos novedosos o bien de nuevas tecnologías que ayuden a los pacientes con enfermedades del SNC, del SNA o de los nervios que lo conectan.

 

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