Cuando era estudiante de licenciatura no sabía qué especialidad elegir, pues al asistir a seminarios cada tema expuesto parecía fascinante. Fue hasta que comencé a trabajar comportamiento en peces que decidí que ése sería mi campo de trabajo. El tema me parecía interesante: se trataba de estudiar las señales químicas que alertan la presencia de depredadores en peces cíclidos (Brown et al 2004). Observar a los peces y descubrir los patrones de su conducta me gustó tanto que posteriormente estudié cómo las hembras de una especie de peces endémica de México eligen a los machos con base en su coloración, hallando que las hembras prefieren a los machos menos obscuros y que son menos agresivos (Moyaho et al 2010). Recuerdo que al anunciar mi elección de tema de investigación mi familia tuvo dos reacciones negativas. Por un lado mi abuelo se preocupó porque no sabía cómo el estudiar comportamiento en peces podría ser una profesión que me pudiera solventar económicamente. Por otro lado, mi madre se desanimó un poco pues la idea de tener una hija bióloga era la de alguien que salvaría el mundo, que protegería a las especies en peligro de extinción y solucionaría la pérdida de hábitat, y en lugar de eso tenía una bióloga que estudiaba “manchitas de peces”. Las pláticas que tuve con ambos me ayudaron a analizar y comprender la importancia de mi profesión, y a defender mi interés de investigación ante las dos principales críticas que tiene la ciencia básica, ¿cuál es su beneficio económico y para qué sirve estudiar eso?
Actualmente tengo 13 años estudiando comportamiento animal. En 2013 fundé el Laboratorio de Ecología Evolutiva de la BUAP en donde junto con mis estudiantes y colaboradores realizo investigación para entender por qué los animales se comportan de la forma en la que lo hacen y qué ventajas evolutivas tiene dicho comportamiento. Por ejemplo, con peces guppies estudiamos cómo la escasez espermática afecta el comportamiento reproductivo de machos. Para ello comparamos a machos con o sin esperma ante dos hembras, una grande y la otra pequeña, encontrando que los machos a los que artificialmente removimos su esperma, y por lo tanto sin reservas espermáticas, fueron menos selectivos en su elección de pareja, o sea, se aparearon aleatoriamente en comparación con machos que sí contaban con esperma y que preferían a las hembras más grandes y fecundas. De igual forma, los machos sin esperma mostraron menor esfuerzo de apareamiento ya que cortejaron en menor proporción que los machos con reserva espermática. Estos resultados indican que los machos tienden a gastar energía y tiempo en comportamientos reproductivos primordialmente cuando tienen gametos que les permitan fecundar a las hembras. Además, es sorprendente observar que los machos guppies cuentan con señales fisiológicas que les permiten evaluar si tienen esperma o no. El tipo de investigación que realizamos en el Laboratorio de Ecología Evolutiva (ecoevo.wix.com/palestinaguevara) es catalogada como ciencia básica, es decir, la investigación que estudia los por qués de los fenómenos naturales. Su contraparte es la ciencia aplicada o la investigación que busca solucionar problemas específicos.
En México, el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) es el organismo encargado de promover el desarrollo científico y tecnológico de nuestro país, a través de becas y convocatorias para financiar proyectos científicos relevantes. No sólo a nivel nacional, sino internacional, existe una paulatina eliminación del apoyo a la ciencia básica, pues es considerada una pérdida ante los ojos de muchos que argumentan que ese dinero debería destinarse exclusivamente para resolver problemas sociales. A priori este razonamiento parece fundamentado. ¿Por qué gastar millones de pesos en estudiar cómo es el sexo en gusanos, si las rayas de las cebras las hacen menos visibles a depredadores, si los perros logran reconocer nuestras expresiones faciales? ¿Por qué estudiar organismos o procesos biológicos poco comunes cuando podríamos estudiar la cura para una enfermedad o mejorar la calidad del aire en nuestra ciudad? Justo este debate empapó a mi amiga, la Dra. Patricia Brennan, quien hace unos años obtuvo un financiamiento para estudiar genitales de patos en la Universidad de Yale. Un grupo conservador criticó fuertemente al gobierno de Estados Unidos por haber otorgado dinero para estudiar penes de aves. En lugar de ignorar los argumentos no fundamentados de dicho grupo, Patty alzó la voz para promover un mejor entendimiento de por qué la ciencia básica es fundamental para el desarrollo tecnológico, científico y educacional de un país (Brennan et al, 2014ab).
Uno de los biólogos evolutivos más importantes en el mundo, el Profesor John Endler, con quien tuve la fortuna de realizar un postdoctorado, me comentó que hacer solamente ciencia aplicada era como tomar una aspirina para un ataque al corazón. La investigación aplicada sólo ataca los síntomas, no las causas. Uno no puede solucionar problemas sin un entendimiento substancial de cómo funciona la naturaleza. De ahí que un organismo como el Conacyt tenga un balance en la distribución de su financiamiento, una parte para hacer trabajo de aspirina y otra destinada para entender las causas. La historia muestra que muchos de los proyectos de ciencia básica desembocan en la resolución de problemas para la humanidad, esto es porque el curso de la ciencia no tiene un trayecto trazado con anticipación, las innovaciones del conocimiento se van acumulando casi fortuitamente ya que un conocimiento nuevo lleva a muchos otros más. Aunado a esto, la ciencia está plagada de anécdotas en las que un descubrimiento innovador se realiza accidentalmente. En el caso de la ecología evolutiva, mi área de investigación, es bien sabido que su estudio tiene impacto directo en temas cruciales como la agricultura (e.g. polinización) y la conservación de la biodiversidad. Otros ejemplos incluyen la biomedicina básica, cuyos avances en el entendimiento de cómo funcionan los organismos a un nivel celular han permitido construir las bases de la medicina moderna. Realizar investigación básica genera conocimientos tanto teóricos como técnicos. Además, los temas desarrollados por la ciencia básica son de interés público, pues las personas quieren saber cómo funciona la naturaleza. La investigación básica es una herramienta útil para divulgar la educación científica y acercar a los ciudadanos con los científicos. Por último, los laboratorios de ciencia básica también forman recursos humanos, estudiantes que aprenden a utilizar el método científico y a desarrollar conocimientos en cualquier rama de la biología. Convocatorias especiales para realizar investigación básica dan oportunidad a los científicos de explorar temas interesantes con creatividad y con fundamentos teóricos, cuyos alcances son inimaginables en el presente pero que generan una base para que los científicos del futuro afronten problemas globales.
Referencias
Brennan, P.L.R., Clark, R. and D. Mock. 2014a. Time to step up: defending basic science and animal behaviour. Animal Behaviour. 94: 101-105.
Brennan, P. L.R., Irschick, D., Johnson, N. C. Albertson. 2014b. Oddball science: Why funding studies of unusual evolutionary phenomena is crucial. BioScience. 64: 178-179.
Brown, G. E., Foam, P. E., Cowell, H. E., Guevara-Fiore P. & Chivers, D. P. 2004. Production of chemical alarm cues in juvenile convict cichlids: the effect of diet, condition, and ontogeny. Annales Zoologici Fennici. 41: 487-499.
Moyaho, A., Guevara-Fiore, P., Beristain-Castillo, E. & Macías-García C. 2010. Females of a viviparous fish (Skiffia multipunctata) reject males with black colouration. Journal of Ethology. 28: 165-170.