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El quehacer de la ecología como disciplina científica

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A lo largo de las últimas décadas el uso de la palabra ecología se ha vuelto cada vez más común en nuestro vocabulario. Basta con poner atención a los diversos medios de comunicación a que tenemos acceso (televisión, internet, periódicos), para notar que la palabra ecología suele asociarse a anuncios y/o información de productos tan diversos como detergentes, pinturas, productos alimenticios, y limpiadores, entre otros. Incluso en algunos periódicos ya hasta se ha hecho explícita una sección de ecología. Del mismo modo, la ciudadanía hace uso del término ecología sin cuestionar el significado que se le da. Y es que pareciera que la mayoría de la gente hace uso del concepto de ecología como un sinónimo de medio ambiente. Asimismo, suele asociársele con problemas ambientales, campañas de cuidado del ambiente, jornadas de limpieza, contaminación y cambio climático, entre otros. Sin embargo, ¿qué es realmente la ecología?, ¿cuál es su objeto de estudio?

La ecología es la ciencia encargada del estudio de las interacciones entre los organismos y su medio ambiente. En este sentido, los ecólogos se dedican a estudiar cómo los organismos (bacterias, algas, hongos, plantas, animales) interactúan y responden al medio físico (temperatura, humedad, etcétera) y biótico (otros organismos) que los rodea. Aquí se debe enfatizar en que el objeto de estudio de la ecología no es el humano. Si bien el ecólogo puede llevar a cabo estudios en los que se analicen las interacciones del humano con su entorno, ése no es su objeto central de estudio; puesto que cualquier ser vivo puede fungir como el objeto de estudio de la ecología.

El ecólogo puede estudiar a los seres vivos en cuatro diferentes niveles de organización: individuo, población, comunidad y ecosistema. La autoecología se encarga de estudiar las respuestas de los individuos a su entorno físico. Por ejemplo, si se desea probar un nuevo fertilizante a usar en un cultivo en particular, diferentes individuos de la población deberían ser expuestos a distintas concentraciones del fertilizante. A través de ensayos de este tipo se puede determinar la concentración en la que el fertilizante no tiene ningún efecto sobre las plantas de interés, la concentración en la que las plantas tienen su mayor rendimiento (crecimiento, producción de frutos, etcétera), así como aquella en la que el uso del fertilizante podría ser letal.

Las poblaciones de organismos, es decir, el conjunto de individuos de la misma especie que coexisten en tiempo y espacio, son el objeto de la ecología de poblaciones. En este nivel de organización el ecólogo analiza el comportamiento dinámico de las poblaciones, incluyendo las tasas de mortalidad y de natalidad, así como la esperanza de vida de los organismos de cada categoría de edad dentro de la población. A través de este tipo de estudios, el ecólogo puede determinar si las poblaciones se encuentran estables (no crecen, pero tampoco disminuyen), si se encuentran en crecimiento, o bien, si sufren de una marcada disminución que pudiese poner en riesgo a la población. Bajo este último escenario, el ecólogo puede determinar qué categoría de edad es más vulnerable (por ejemplo, a las enfermedades o a la depredación) y proponer planes de manejo y protección que aminoren la mortalidad en esa categoría de edad y, consecuentemente en toda la población. Por el contrario, si la población de un organismo introducido o no benéfico presenta una tasa de multiplicación muy elevada, se pueden proponer planes de manejo para disminuir sus poblaciones. El censo poblacional que se lleva a cabo cada 10 años en nuestro país es un ejemplo claro del uso de las metodologías de la ecología de poblaciones para conocer la dinámica de la población mexicana. Por ejemplo, a través de los datos obtenidos en el censo poblacional se determina la estructura de edades (la proporción de niños, jóvenes, adultos y adultos mayores), así como las tasas de natalidad y mortalidad en la población. Otro ejemplo del uso de las herramientas de la ecología de poblaciones en nuestra vida diaria es la determinación del monto por el que se pueden asegurar los individuos de distintas categorías de edad. Éstos se establecen a partir de la esperanza de vida que tienen dichos individuos, de acuerdo con la estimación obtenida a través del estudio demográfico correspondiente.

Por su parte, la sinecología se encarga de estudiar el tercer nivel de organización de la ecología, es decir, las comunidades (conjuntos de individuos de diferentes especies que coexisten en tiempo y espacio). En este nivel de organización, el ecólogo caracteriza la cantidad de especies de un sitio dado (riqueza específica), identifica qué especies hay (composición de especies), cuantifica el número de individuos de cada especie que se encuentra en ese sitio (abundancia) y establece la relación abundancia-riqueza de especies para esa localidad (diversidad). A través de los estudios de ecología de comunidades, el ecólogo puede comparar la riqueza específica, composición, abundancia y diversidad de especies espacial y temporalmente. De esta forma se puede establecer, por ejemplo, el impacto de algún tipo de perturbación sobre la comunidad de organismos que habita en un lugar dado. De igual modo, se pueden analizar los cambios en dichos parámetros a través del tiempo, así como establecer planes de restauración que permitan recuperar la diversidad de especies de un lugar de manera similar a la que se presentaba antes de un disturbio.

Por último, el ecólogo de ecosistemas se encarga de estudiar el movimiento de materia y energía dentro y entre ecosistemas. Al igual que en la ecología de comunidades, el objeto de estudio del ecólogo de ecosistemas es la comunidad biótica; sin embargo, los estudios ecosistémicos incluyen, además de los organismos que conforman a la comunidad, las relaciones existentes entre ellos desde el punto de vista de los ciclos de nutrientes y del flujo de energía. En este sentido, el ecólogo de ecosistemas evalúa las interacciones de los organismos con su medio ambiente desde una perspectiva termodinámica.

Entonces, resulta evidente que la idea de ecología que comúnmente se usa no corresponde con el quehacer y los alcances reales de esta ciencia. En este sentido, hay que aclarar que ecología no es sinónimo de medio ambiente ni de ecologismo; no tiene por objeto de estudio los problemas ambientales ni su único objeto de estudio es el humano; tampoco es un movimiento político-social. La ecología es una disciplina científica con dos siglos de historia, que tiene por objeto de estudio a cualquier ser vivo, está apegada al método científico, y cuenta con sus propios paradigmas. La ecología es, entonces, una ciencia que nos permite conocer el funcionamiento de nuestro entorno, y entender cómo interactúan los seres vivos entre sí y con su medio físico.

 

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