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Enfermedades transmitidas por insectos en Puebla

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Los insectos son artrópodos con un par de antenas, tres pares de patas, el cuerpo revestido de cutícula (capa rígida compuesta de la proteína quitina y polisacáridos), en muchos casos con un par de alas y el cuerpo segmentados en tres regiones: cabeza, tórax y abdomen. Su origen data de hace 480 millones de años, en el periodo Ordovícico (Misof et al 2014). Durante todo este periodo de tiempo, los insectos han tenido la oportunidad de radiar en un sin número de especies, aprovechando una gran cantidad de recursos y estableciendo múltiples interacciones ecológicas en los ecosistemas del planeta.

Figura 1. Mosquito Aedes aegypti, vector de Dengue, Fiebre amarilla, Chikungunya y Zika. Foto: Laurence Sanders
Figura 1. Mosquito Aedes aegypti, vector de Dengue, Fiebre amarilla, Chikungunya y Zika. Foto: Laurence Sanders

Una de los recursos que los insectos han utilizado desde hace aproximadamente 200 millones de años es alimentarse de sangre de vertebrados. Si bien la hematofagia (del griego αἷμα haima “sangre” y φάγειν phagein “comer”), no es un hábito generalizado en los insectos, las implicaciones que tiene desde el punto de vista médico-veterinario ha sido ampliamente documentado a lo largo de la historia de la humanidad. Alimentarse de sangre no solo causa molestias, exanguinación o dermatosis al huésped vertebrado, sino que en muchas ocasiones implica la transmisión de patógenos (virus, protozoarios, helmintos), los cuales son agentes causales de enfermedades que históricamente han sido denominadas “exóticas”, “tropicales” o “de la pobreza”, no obstante, ahora son denominadas enfermedades emergentes y re-emergentes. Independiente del nombre genérico asignado han sido y son la principal causa de morbilidad y mortalidad de grandes sectores de la población humana, especialmente aquellas asentadas en regiones tropicales y subtropicales. Las enfermedades transmitidas por insectos en conjunto afectan a más de la mitad de la población mundial, causando el deceso de más de un millón de personas anualmente (http://www.who.int/mediacentre/factsheets/fs387/es/).

El estado de Puebla cuenta con las condiciones sociales de marginación (+60 por ciento de la población, 4º a nivel nacional) y ecológicas para que la transmisión de agentes infecciosos sea efectiva. Entre las enfermedades más importantes en el estado y donde se encuentran implicados insectos, en primer lugar está el Dengue, cuyos transmisores son los mosquitos Aedes aegypti y Aedes albopictus y los agentes causal es un arbovirus de la familia Flaviviridae con cuatro serotipos (DEN-1, DEN-2, DEN-3 y DEN-4), su distribución y abundancia esta hacia el sur y norte del estado especialmente en sitios donde la altitud es menor a los mil 800 msnm. Sin embargo, el calentamiento global, el constante movimiento de gente a grande centros urbanos constituyen factores de riesgo para que estos mosquitos puedan ampliar sus rangos de distribución dentro de la entidad y por consecuencia interaccionar con poblaciones humanas susceptibles, especialmente las de sitios urbanos.

 Figura 2. Chinches besuco- nas de la especie Triatoma dimidiata, transmisores de la enfermedad de Chagas en el norte del estado de Puebla. Foto: César Antonio Sandoval R
Figura 2. Chinches besuco- nas de la especie Triatoma dimidiata, transmisores de la enfermedad de Chagas en el norte del estado de Puebla. Foto: César Antonio Sandoval R

En los últimos dos años los mosquitos vectores del dengue han cobrado mayor relevancia, debido a que también son capaces de transmitir otras arbovirosis emergentes en el continente americano como son los virus Chikungunya y Zika, esta última afección ha causado gran preocupación entre las autoridades sanitarias y la comunidad científica por los casos de microcefalia en recién nacidos cuyas madres están infectadas con el virus, adicionalmente por transmitirse por vía sexual (Higgs, 2016).

Previo a que el Dengue, Chikungunya y Zika cobraran importancia como enfermedades transmitidas por mosquitos, la mixteca poblana se consideraba región endémica para Malaria o Paludismo, cuyo agente causal en la región es el protozoario Plasmodium vivax y el principal transmisor el mosquito Anopheles pseudopunctipennis. No obstante, la Campaña Nacional de Erradicación del Paludismo (CNEP) usando DDT como control químico entre los años 50 – 70´s, fue exitosa en grandes regiones del país incluyendo Puebla, por lo que en la actualidad el Paludismo ha dejado de ser una enfermedad relevante desde la perspectiva de casos reportados anualmente en la entidad. Sin embargo en algunos sitios se sigue haciendo vigilancia epidemiológica rutinaria.

Otras enfermedades que son transmitidas por insectos, pero que no tienen programas consolidados de vigilancia y control por parte de la Secretaría de Salud del estado de Puebla son las zoonosis: enfermedad de Chagas y la Leishmaniosis, por lo que son consideradas enfermedades desantendidas. Para la enfermedad de Chagas, cuyo agente causal es el protozoario Trypanosoma cruzi y sus transmisores cinco especies de chinches besuconas (Triatoma pallidipennis, Triatoma barberi, Triatoma bassolsae, Triatoma gerstaeckeri y Triatoma dimidiata), existe amplia evidencia en varias regiones del estado de casos humanos en etapa crónica y sin atención médica, así como insectos infectados habitando el interior de la vivienda humana (Sandoval-Ruiz et al. 2008).

La zona sur-oeste de la mixteca poblana que colinda con los estados de Morelos y Guerrero, ha sido considerada históricamente como zona endémica de Leishmaniosis visceral, enfermedad causada por protozoarios del género Leishmania y transmitidos por dípteros hematófagos del género Lutzomyia conocidos como mosquitos, papalotillas o flebotominos. No obstante, otras manifestaciones clínicas de leishmaniosis como la cutánea localizada podrían ser más común de lo que se ha reportado en la entidad, especialmente en la zona norte del estado que colinda con el estado de Veracruz donde las condiciones ambientales son muy similares y se han comunicado casos de esta forma clínica de la enfermedad.

Desde el punto de vista ecológico las zoonosis como la enfermedad de Chagas y las Leishmaniosis son procesos muy complejos que implican la intervención de una gran cantidad huéspedes vertebrados (mamíferos) domésticos y silvestres, varias especies de agentes causales e insectos con potencial transmisor. Sin embargo, el cambio de uso de suelo, crecimiento poblacional desordenado, defaunación, entre otras variables, ha hecho posible el contacto entre insectos infectados con poblaciones humanas, acrecentando en los últimos tiempos el número de casos de estas enfermedades.

Si bien, hay otros insectos que tiene importancia sanitaria como cucarachas, piojos y chinches de cama, que no respetan condición socioeconómica, estos carecen de programas de vigilancia y control por autoridades sanitarias.

Finalmente, las enfermedades transmitidas por insectos representan uno de los mayores retos actuales y futuros en las áreas de investigación, diagnóstico y control, con implicaciones serias para el desarrollo de la humanidad. Inicialmente deben estudiarse las causas que favorecen su existencia para reconocer los factores de riesgo y detectar aquellos que aumentan la vulnerabilidad de adquirir la infección. Este tipo de investigaciones debe generar la colaboración de equipos multidisciplinarios de instituciones gubernamentales, académicas y de la sociedad civil, para desarrollar métodos de vigilancia, diagnósticos y control de enfermedades e insectos transmisores; ya que son aspectos prioritarios y necesarios para proteger a la población y aportar al bienestar de la sociedad.

 

 

Bibliografía

 

Misof, B., et al. (2014). Phylogenomics resolves the timing and pattern of insect evolution. Science, 346 (6210), 763-767.

 

Higgs, S. (2016). Zika virus: emergence and emergency. Vector-Borne and Zoonotic Diseases, 16 (2), 1-2.

 

Sandoval-Ruiz, C. A., Zumaquero-Rios, J. L., & Rojas-Soto, O. (2008). Predicting Geographic and Ecological Distributions of Triatomine Species in the Southern Mexican State of Puebla Using Ecological Niche Modeling. Journal of Medical Entomology, 45 (3), 540-546

 

 

 

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