¡A viajar se ha dicho!

· Ilustración: Diego Tomasini “El Dibrujo” *

· Ilustración: Diego Tomasini “El Dibrujo” *

En México, mayo es el mes en el que festejamos a las madres, esas mujeres que nos dieron vida, que nos tienen paciencia, que nos brindan cobijo, que nos cuidan y que nos escuchan. Desde esta pequeña trinchera les agradecemos y les decimos: ¡Gracias, las amamos!

Pero mayo, aunque es muy socorrido para los lugares que ofrecen algún servicio u obsequio para nuestras madres humanas, también es un mes en el que el festejo sobrepasa las fronteras y es que el segundo fin de semana de mayo regularmente se conmemora de una manera muy particular el Día Mundial de las Aves Migratorias, para ser específicos, el 8 de mayo es el día en que las personas que aman observar aves, que trabajan en pro de la conservación de este hermoso grupo de vertebrados, salen a sus lugares preferidos a observar uno de los eventos más hermosos que nos regala la naturaleza, la migración, debemos decir que si bien para América del Norte, específicamente Estados Unidos y Canadá, el festejo obedece a que las aves que migran durante el invierno, por estos días llegan a sus lugares de residencia en donde existe ahora una buena disponibilidad de alimento, hay algunas aves que se van a reproducir en estos lugares y otras que lo han hecho en alguna estación de vuelta de la migración. Las migraciones representan grandes ventajas para estas aves, por un lado, el migrar hacia el sur les permite encontrar áreas en donde la disponibilidad de alimento, buena temperatura, agua, entre otras, pero quizá lo que es más emocionante es ver la cantidad de servicios que le brindan a los ecosistemas y de manera indirecta al ser humano, pues al llegar a los ecosistemas de su preferencia se vuelven controladoras de plagas, dispersoras de semillas, polinizadores, además que sin saberlo se vuelven un recurso que tienen miles de personas para asombrarse del evento, las observaciones se vuelven sonrisas y fotografías que los cazadores de imágenes y amantes de las redes sociales suelen tener para disminuir su estrés, cabe aclarar que muchos de los observadores de aves no han tenido la oportunidad de salir como en años anteriores y esto, como mucho se ha hablado debido a la Covid-19. Los grupos de observadores de aves se han desarrollado en casi todas las ciudades y estados de nuestro país, estas personas, hombres y mujeres incluyen sus datos no solo en redes sociales como Facebook e Instagram sino lo hacen en plataformas muy importantes como Naturalista y algunas internacionales, dichas plataformas les permiten a los menos expertos tener interacción con los más experimentados e incluso con investigadores que les ayudan en la identificación de las aves, y suman estos datos a proyectos que servirán a futuro para conocer más sobre estas especies, pero no solo en ámbito nacional sino hasta internacional, es por ello que grupos como The Cornell Lab of Ornitology ha tomado la acertada decisión de apoyar a grupos que se han sumado en el diseño de programas de educación ambiental, de divulgación de la ciencia, de ciencia ciudadana o alguna iniciativa que detone el conocimiento para la conservación de las aves migratorias.

Existe un sinfín de ejemplos, pues de las más de mil 100 especies de aves en México, aproximadamente el 40 por ciento de ellas son migratorias, tal es el caso de una especie que pertenece a uno de los grupos más buscados y que ha causado asombro en hombres y mujeres a lo largo de la historia, el colibrí, claro, no todos los colibríes migran, pero el Zumbador Canelo (Selasphorus rufus), es el ave que tiene el récord de migración si comparamos su tamaño de aproximadamente 8 cm con respecto a la distancia que recorre. Es bien sabido que los colibríes son excelentes polinizadores, grandes voladores y quizá los brabucones más hermosos, pues son muy territoriales, esto nos llevaría a otra reflexión, regularmente al ver a estas aves y principalmente a las que son migratorias además de maravillarnos y contar historias debemos pensar que al verlas llegar y regresar en poblaciones adecuadas para su especie, con ese volar elegante nos están brindando otro servicio y este es el de informarnos sobre la salud de los ecosistemas, ya que se considera que las aves son sumamente vulnerables a cambios en la calidad del aire, agua e incluso de temperatura (esta última y ante la aceleración del cambio climático, es de especial atención, ya que las aves no están migrando de manera, si nos lo permite nuestro lector, decirlo así, natural), dicho de manera más concreta <<Si las aves están bien, los humanos estamos bien>>. Hay que tomar en cuenta que la migración de las aves, al menos para nuestro país no solo se realiza de norte a sur, sino que también se lleva a cabo del sur del continente y centro, hacia el norte por lo que ya por estos días estaremos viendo aves que nos visitan año con año, como el mosquero (Contopus sordidulus), que es parte de este movimiento cuasi veraniego. Finalmente, y para cerrar esta columna, hay que mencionar y agradecer de manera muy cariñosa a nuestra amiga bióloga y pajarera de corazón Ariadna Tobón Sampedro, ya que siempre nos da luz y nos brinda su ayuda ante nuestras contantes preguntas sobre el que sin duda es uno de los grupos más hermosos que surcan los cielos. Y ahora sí, por último, invitamos a la reflexión sobre la migración y a leer entre líneas lo que nos quiere decir la naturaleza, para ella no hay fronteras, no hay banderas y si las aves nos pueden ayudar a hermanarnos, que lo hagan también nuestros actos de humanidad.

 

 

 

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