Si bien, este refrán aplica perfectamente para la vida cotidiana de nosotros los humanos, haciendo referencia a las capacidades que tiene una persona de ser bueno en hacer alguna cosa, lo hará igual de bien en cualquier circunstancia que se le presente. También podemos aplicarlo para una especie de ave particular, al perico monje argentino o cotorra argentina (Myiopsitta monachus), ya que esta especie ha sido capaz de sobrevivir en condiciones distintas a las que inicialmente estaba adaptada.
Les contaremos del encuentro que una amiga bióloga tuvo con esta especie. Ella fue unas pocas semanas de vacaciones a visitar a su familia en Puebla, uno de esos días, querían encontrar un sitio para realizar un evento, más específicamente un salón-jardín en Cholula. En el segundo sitio que visitaron, ella escuchó un sonido particular, era el sonido de varias aves, al principio pensó que eran loritos que tenían enjaulados, sin embargo, no pudo distinguir en ese momento de dónde provenía el sonido. El recorrido continuó por las instalaciones, hasta que se acercaron a un árbol de aproximadamente siete metros de altura, y ella pudo notar que el sonido provenía de un nido de gran tamaño y observó aproximadamente ocho pericos monjes argentinos, una especie exótica invasora.
Las especies exóticas invasoras son aquellas que, por algún motivo intencional o accidental, llegaron a otro lugar distinto al de su origen (estados, lugares de distribución natural o países) ocasionando afectaciones a especies nativas del lugar. A este proceso se le denomina invasión biológica, el cual comienza con el transporte inadvertido o deliberado y llegada del organismo o cualquier parte de este, por ejemplo, semillas y huevos a un nuevo territorio distinto al de su distribución habitual; luego sucede el establecimiento, que ocurre cuando encuentra las condiciones favorables para sobrevivir, como alimento y refugio; por lo tanto, es capaz de reproducirse en el nuevo ambiente y formar poblaciones nuevas. Finalmente, el último paso es la dispersión, que es cuando estas poblaciones establecidas continúan colonizando nuevos sitios.
El perico monje argentino se comenzó a comercializar como mascota, en Sudamérica (su zona de distribución original) y en otros países del mundo incluido México, donde inició su comercio en el año 1992, y tuvo auge en 2008 debido a la prohibición del comercio de psitácidos nativos (loros, pericos, cotorros y guacamayas), un ejemplo de esto es que es el primer país importador de esta especie. De acuerdo con la base de datos de la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (CITES por sus siglas en inglés), en México se importaron 593 mil 326 cotorras argentinas hasta el año 2014, ya que en 2015 la importación cesó debido al riesgo de contagio por fiebre aviar.
Después de la comercialización como mascotas, las cotorras argentinas que, debido a un descuido o a su confinamiento no adecuado, escaparon. El primer reporte de esta especie en vida libre en el país fue en 1995, desde ese momento se sumaron más reportes en varios estados y fue así como esta especie comenzó a formar poblaciones asilvestradas (poblaciones de especies exóticas invasoras que derivaron de una condición doméstica). Actualmente esta especie exótica invasora se ha reportado en 29 estados, lo que representa prácticamente la totalidad del territorio nacional.
A pesar de que, en 2010, se modificó la Ley General de Vida Silvestre, en donde se estableció que no se permite la importación de especies exóticas invasoras, no se tenía como tal un registro de cuáles especies eran consideradas así. Fue hasta el año 2016 cuando se publica el acuerdo por el que se determina la Lista de las Especies Exóticas invasoras para México, en la cual se incluye al perico monje argentino, con lo que oficialmente queda prohibida su importación.
En el año 2017, la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (Conabio), realizó una evaluación rápida de la invasión del perico monje argentino, en la cual, determinó que es una especie invasora de alto impacto, que se ha establecido, y es capaz de transportar parásitos y reducir sitios de anidación de especies nativas, competir por espacio y alimento y ocasionar daños a cultivos en zonas agrícolas. Por lo anterior, es importante evitar comprar la especie como mascota, no liberarla y si la ves en algún sitio, evita alimentarla.
Así como el perico monje argentino, existen otras especies exóticas invasoras de algas, bacterias, hongos, plantas, invertebrados, peces, anfibios, reptiles, aves y mamíferos; entre estas suman un total de 347 especies, que son consideradas de riesgo para México, por lo que se están tomando medidas que servirán como línea base para poder atacar el problema de manera satisfactoria.
El Fondo Mundial para el Medio Ambiente (GEF por sus siglas en inglés), financió el proyecto “Aumentar las capacidades nacionales para el manejo de Especies Exóticas Invasoras (EEI) 2014-2019” a través de la implementación de la Estrategia Nacional de EEI. En este proyecto participaron instituciones de gobierno, academia y sociedad civil, cuyo objetivo fue salvaguardar la biodiversidad de importancia global en ecosistemas vulnerables, construyendo capacidades para prevenir, detectar, controlar y manejar EEI en México.
Si estás interesado en saber más acerca de estas especies, puedes entrar al portal de la Conabio.
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