Una luz al final del túnel

El cambio climático es uno de los desafíos más grandes que enfrenta la humanidad, cada día sus impactos y consecuencias se han vuelto más frecuentes e intensos alrededor del mundo. Adicionalmente el consumo excesivo de los recursos naturales mina la posibilidad de un futuro con recursos limpios, sanos y suficientes para las generaciones futuras. Actualmente se estima que la humanidad necesitará alrededor de dos veces la capacidad de regeneración de recursos del planeta en un año para cumplir la demanda de 2022. Es por ello por lo que es necesario tomar acción ante el cambio climático y reflexionar sobre el consumo de los recursos.

Las principales conclusiones de los informes del Panel Intergubernamental del Cambio Climático (IPCC) señalan la necesidad de actuar con urgencia, en respuesta ante el cambio climático. En todos los escenarios que fueron evaluados, las temperaturas continuarían creciendo a menos que hubiese una reducción significativa e inmediata de las emisiones de gases efecto invernadero, así mismo, se confirma que resulta inequívoca la influencia de la actividad humana en reforzamiento del cambio. Se destaca que cada vez son mayores los desequilibrios las vulnerabilidades asociadas al cambio climático y los impactos serían cada vez más severos, generalizados y en algunos casos irreversibles.

Las emisiones son tan altas desde la época preindustrial y han estado creciendo en la última década y nuestra posibilidad de limitar el calentamiento a un grado y medio se está volviendo cada vez más pequeña. Estamos utilizando cada año más y más de un presupuesto de carbono y de los recursos naturales. Ya nos hemos encerrado en una dinámica que genera emisiones y de seguir así habrá mucho calentamiento.

Hay una cierta cantidad de calentamiento que tendrá lugar sin importar qué suceda. El clima va a ser diferente de lo que era en el pasado. Sabemos que estamos viendo muchos países que están tratando de desarrollar sus economías para ponerse al día con los países desarrollados. Están aumentando sus emisiones rápidamente a medida que crecen sus economías.

También los países han hecho compromisos en el ámbito internacional a través del Acuerdo de París. Y esas contribuciones determinadas a nivel nacional, pero incluso ahora si los países cumplieran con sus compromisos en realidad, no nos bajarían a un grado y medio. No lograríamos el objetivo del 1.5oC. Y el hecho es que es posible que los países ni siquiera logren esos compromisos. En cuyo caso, sabe que estamos muy por encima de los dos grados. Esa es la mala noticia.

Si no se adoptan senderos de emisiones con reducciones significativas inmediatas, el objetivo de mitigación de 1.5° celsius —evitar que el calentamiento global vaya más allá de 1.5° celsius con relación al periodo preindustrial—, ya no podría lograrse, sin embargo, hay un conjunto de señales positivas, por ejemplo un grupo importante de ciudades y regiones que hayan adoptado el compromiso de cero emisiones netas, también un grupo de países que han venido reduciendo en sus emisiones de manera sostenida en los últimos años, pero también reducciones importantes en los costos de determinadas tecnologías claves para enfrentar el cambio climático como es el caso de la energía solar, fotovoltaica, la energía eólica y las baterías que se utilizan en los vehículos eléctricos; costos que en ocasiones lo sitúan por debajo de los combustibles fósiles.

La buena noticia es que el impulso, tecnologías o promesas para reducir las emisiones se ha incrementado y hay un par de cosas que son importantes, una de ellas es que ahora tenemos tecnología que es mejor que la que teníamos antes y más barata. Si miramos hacia atrás, la última vez que hicimos un informe del IPCC, que fue en 2014, las celdas solares se consideraban mucho más caras que la energía fósil y la energía de gas natural que la energía de carbón. Pero ahora las celdas solares, la energía eólica son en realidad más baratas que el carbón o incluso el gas natural en muchas circunstancias. Y el costo sigue bajando. Y  hay una transición que se avecina en la electricidad. Es solo una cuestión de velocidad. Y de manera similar, las baterías han mejorado tanto que también estamos viendo una transición en el transporte, ya estamos viendo más autos eléctricos. Y la pregunta es qué tan rápido podemos hacer que eso suceda.

Las opciones de mitigación que tenemos son mejores, son competitivas para hacer frente a las opciones fósiles. Podemos imaginarnos realmente reduciendo las emisiones y luego, en segundo lugar, estamos viendo una oleada de apoyo. Mucho apoyo de los países e interés en la opinión pública. Países, ciudades, empresas, todos están buscando formas de reducir las emisiones y están haciendo compromisos.

Se están tomando medidas y, aunque aún no son suficientes, el nivel de compromiso de los países, las empresas, los estados y las ciudades es más de lo que hemos visto antes y va aumentando. El nivel de interés en el cambio climático es mucho más alto que nunca y particularmente entre los jóvenes. Sin embargo, que ahora tengamos tecnologías más baratas, hay más compromisos, hay más entusiasmo, no significa que no sea un desafío reducir las emisiones. Es indispensable recordar que, en muchos países, sus economías están construidas con combustibles fósiles.

Algunas reflexiones importantes derivadas de los informes del IPCC es que cada décima de grado que logremos evitar que incremente será muy importante. Cualquier cosa que podamos hacer para mantener baja la temperatura será útil. De manera que 1.5 es mejor que 2.0. Y 2.0 es mejor que 2.5. Y es bueno recordar eso porque lo que significa es que no importa lo que hagamos, siempre podemos marcar la diferencia. Es realmente crítico pensar en cómo nosotros, como personas, podemos involucrarnos en tratar de reducir las emisiones.

Como ciudadanos no podemos esperar a que el gobierno o alguien más tome medidas. Realmente, la forma en que este problema se resolverá es que todos tomemos medidas. En realidad, es responsabilidad de todos. Esto es realmente importante y empoderador. Es muy importante poder ver los problemas desde múltiples perspectivas. La luz al final del túnel está en nosotros mismos. Mirando hacia nuestro interior podemos reflexionar sobre nuestra forma de consumo, la energía que desperdiciamos, la basura que generamos y las acciones que podemos tomar inmediatamente para prolongar la vida de los recursos y generar menos contaminación.

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