Biodiésel y fotosíntesis artificial, una propuesta de Griselda Corro para combatir contaminación atmosférica

En cada oportunidad que tiene, María Griselda Corro Hernández agradece y resalta lo maravilloso y extraordinario de cada momento por las oportunidades y experiencia que construyen su vida personal y trayectoria profesional en el área de la Química, no deja de aprender y siente fascinación por la inteligencia artificial.

Actualmente desarrolla investigación dirigida a la producción de biodiesel a partir de convertir aceites comestibles de desecho, aceite quemado, con un proceso —ya patentado— usando la energía solar; y estudios sobre la fotosíntesis artificial, imitar el proceso que realizan las hojas de transformación del dióxido de carbono en hidrocarburos. Además coordina la recién creada maestría en Ciencias en Energías Renovables del Instituto de Ciencias de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla.

La doctora Griselda Corro Hernández es pionera en el desarrollo de la investigación para mitigar la contaminación atmosférica, está convencida de que el conocimiento puede mejorar tecnologías con impactos favorables en la salud pública, y en la economía.

Nació en la ciudad de Puebla. Realizó sus estudios de licenciatura en Química en la Universidad Autónoma de Puebla, la maestría en Fisicoquímica en la Universidad Autónoma Metropolitana, el doctorado y posdoctorado en Química en la Universidad de Poitiers, Francia.

Con siete patentes autorizadas y algunas en solicitud, Corro Hernández desarrolla desde hace más de tres décadas y ahora desde el ecocampus de la BUAP, investigación en torno a la mitigación de la contaminación atmosférica, energías renovables, biodiésel avanzado, purificación fotocatalítica del agua y fotosíntesis artificial para la producción de combustibles, un campo que considera aún poco conocido y desarrollado en el país.

Luego una larga estancia en Francia con un posdoctorado en abatimiento de la contaminación atmosférica, el desarrollo de investigación para la mejora de procesos catalíticos del petróleo y el estudio de materiales en tecnología ambiental, a finales de la década de los 90, por solicitud del entonces presidente de la República, Ernesto Zedillo, Griselda Corro regresó a la BUAP para conformar un equipo de investigación que abordara los temas relacionados con la contaminación atmosférica “conformé un equipo de investigaciones, todo se transformó en convertidores catalíticos, calidad del aire, mitigación de la contaminación, energías renovables”.

Autora del libro Biodiésel para un planeta limpio y transparente, la doctora Corro desarrolló un método de producción de biocombustible como alternativa a los procesos donde se usan diésel, petróleo, carbón y gas natural, a partir de la energía solar.

“Con un reactor con capacidad de 500 litros, la universidad está produciendo biodiésel. Tenemos una patente para convertir aceites comestibles de desecho, aceite quemado, en biodiésel, pero con un proceso muy diferente al que usan en Argentina, Europa, Brasil, EUA, lo países asiáticos y africanos, es único en el mundo porque no usa electricidad, que en general es como generan la reacción. Pero nuestro método no, porque lo hace con energía del Sol, usando esa energía llevamos a cabo la reacción, imagínate, el costo energético es cero, no nos cuesta nada. Quiere decir que podemos bajar el precio del combustible hasta 80 por ciento, sí, entonces en lugar de pagar 20 pesos por litro vas a pagar seis pesos, es una maravilla”.

“Que se baje el costo de los biocombustibles es una ayuda a la economía familiar, al combate a la pobreza, la salud pública, reducción de enfermedades como ‘agravantes del cáncer, alergias, depresión nerviosa y mutaciones genéticas’, lo que hacemos en el laboratorio es una forma que tenemos para ayudar a nuestra sociedad. Por otro lado, al usar el biodiésel en lugar del diesel estamos mitigando la contaminación atmosférica y por otro estamos disminuyendo el uso de los combustibles fósiles, todo es ganar, ganar, ganar; para mí, es la mayor satisfacción que yo tengo”.

Un ejemplo, expone la investigadora reconocida en 2005 con el Premio en Tecnología y Ciencias de la Ingeniería, del Consejo Estatal de Ciencia y Tecnología de Puebla, la producción de biocombustibles beneficia la industria en la que se usan maquinaria y, transporte usan diésel como camiones, tractores, trailers, y alienta la presencia de los autos eléctricos que “ya una realidad, el futuro, con el biodiésel que hacemos nosotros con aceite reciclado de fritura, al quemarlo, y generar la electricidad que carga la batería, y yo he cargado la batería de mi coche y funciona de maravilla”.

Advierte que “las emisiones de los motores de combustión como gasolina, diésel y gas natural generan mutaciones genéticas y una mutación genética es lo peor que le puede pasar a la humanidad y también a los animales, porque son transmisibles de una generación a la siguiente, esto sí es gravísimo”.

Desde la pandemia por Covid-19, la doctora miembro del Sistema Nacional de Investigadores (SNI) ha dedicado parte de su trabajo al tema sobre fotosíntesis artificial, el objetivo es emular el proceso químico que realizan los árboles y plantas cuando se exponen a la luz solar, “cambiar el dióxido de carbono, el famoso CO2, el que genera el calentamiento global, lo tenemos que transformar con luz solar y agua, en combustibles como el metanol y el etanol”.

“Me regresé a estudiar desde la fotosíntesis que vemos en la secundaria, a ver cómo es el proceso de la hoja, estamos lejos de igualar esa maravilla, pero ni pasando un millón de años vamos a poder igualar lo que hace la hoja, ya nos ganó en evolución, pero le podemos copiar sus cositas, y pues si se puede llevar a cabo la fotosíntesis artificial, es el tema que tengo a la pasión”. Se describe a sí misma como una mujer inquieta siempre con la necesidad de saber más.

 

Aumento de presencia de las mujeres en áreas de la ciencia
y el uso de la inteligencia artificial en las nuevas generaciones

 

La también Premio Nacional IMIQ Ing. César O. Baptista Montes al Trabajo Técnico de Excelencia en Ingeniería Química en 2002, recuerda el ambiente de transformación de la UAP, desde la conformación de plantas académicas con excelentes profesores, la motivación a continuar por el camino de la investigación, el estudio y posgrados, y la promoción de Conacyt de becas para estudiar en el extranjero, y reconoce una mayor participación de las mujeres.

“Con un gusto enorme te digo que la participación de las mujeres va en aumento, cada vez tenemos más estudiantes mujeres. Yo he visto que el problema de que las mujeres no dediquen tiempo a la ciencia o que no le dediquen tanto tiempo como necesita la ciencia, horas y horas, son las actividades de la casa, eso les quita el tiempo. Por eso el estudiante varón siempre ha tenido esta disponibilidad, yo creo que es porque tiene más tiempo en su actividades”.

“Hay que encontrar una forma de organización muy fuerte, de responsabilidad mutua en la casa, con los niños, ayuda en el transporte tanto de las mujeres, como de su familia, y yo creo que con eso, cuando la estudiante tiene más tiempo tiene mayores resultados”.

Griselda Corro aprecia su labor como docente de los futuros investigadores y científicos, le gusta el cambio de la percepción del desarrollo en sus alumnos y agradece que compartan con ella su aprendizaje en el uso de la inteligencia artificial. “Lo que yo hacía antes en una semana de búsqueda bibliográfica y de ecuaciones, ahora lo estoy haciendo en cuatro horas, mis alumnos también lo hacen, a lo mejor en dos horas, yo voy lento”, manifiesta con emoción al imaginar el avance de la ciencia con este tipo de herramientas.

 

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