Niño y Canícula

Dos probabilidades se confirmaron: hubo parto y fue Niño, lo que llanamente se traduce que este verano la temperatura estará por encima del promedio histórico de los últimos 30 años y que disminuirán las lluvias en los momentos que más lo requieren los cultivos de temporal; esta situación puede afectar la producción de granos básicos, en particular al maíz, ya 72 por ciento de la superficie sembrada con ese grano el año pasado y la mitad del producto generado se ubicó en tierras de temporal y en el ciclo primavera-verano. La otra confirmación es que la Canícula inició la última semana de julio y perdurará durante el mes de agosto: la temperatura máxima promedio superará los 37 grados centígrados, disminuirán las lluvias, el cielo estará más despejado, con escasa nubosidad, lo que filtrará más la luz solar y generará aire más caliente.

El Niño se origina en la parte sureña del Océano Pacífico, son cambios de temperatura asociados a variaciones de presión atmosférica y cambios en el patrón de vientos que, en nuestro caso, se expresa en menos lluvia en verano y más en invierno. En junio de este año el Servicio Meteorológico Nacional reportó que 97 por ciento de la superficie nacional tuvo una precipitación pluvial menor al promedio histórico 1991-2020 y que la temperatura máxima promedio nacional del pasado mes de junio fue de 34.5 grados Celsius y la histórica promedio observada entre 1991 y 2020 para dicho mes fue de 31.7 grados Celsius. La temperatura promedio de junio de este año fue 0.3 grados Celsius más alta que la histórica para dicho mes, es de esperarse que julio y agosto tengan una variación similar o más intensa.

El monitor de sequía de Conagua reportó que al 15 de julio de este año hay 647 municipios en condiciones de sequía severa, extrema o excepcional cuando en la mismo mes de hace un año eran 279; inversamente, los municipios sin sequía fueron 434 el pasado mes de julio y 920 hace un año. La producción de temporal, tanto de cíclicos como de perennes se verá afectada en primavera-verano, especialmente en 17 estados (Campeche, Colima, Chiapas, Hidalgo, Guerrero, Michoacán, Morelos Oaxaca, Puebla, Quintana Roo, Tabasco, Tamaulipas, Tlaxcala, San Luis Potosí, Nuevo León, Veracruz y Yucatán); estas entidades sembraron 64 por ciento de la superficie de maíz en el año agrícola de 2021-2022 y cosecharon 39 por ciento del total producido. Posiblemente la crisis agrícola de 2022-2023 no sea de la magnitud de la observada en 1981-1982, cuando se siniestró la tercera parte de la superficie sembrada con maíz; pero su profundidad dependerá de la intensidad de la variación de las lluvias. Por lo pronto, los precios de los granos básicos están al alza y la agricultura orgánica, la milpa y la agroecología, que tienen mayor resiliencia, aunque no están lo suficientemente arraigadas, algo han sembrado con sus prácticas culturales que conservan biodiversidad, ecosistemas, utilizan semillas nativas y producen alimentos inocuos.