Para tener mayores rendimientos por unidad de superficie al menor costo posible, los productores agrícolas utilizan una tecnología que les permite controlar condiciones ambientales (temperatura, radiación, humedad, agua, concentración de bióxido de carbono) y proteger sus cultivos ante las inclemencias (heladas, lluvias torrenciales, vientos fuertes, plagas y sequías) para obtener altos rendimientos y beneficios. A esa forma de producir la denominan agricultura protegida (AP), que por lo general incluye la producción en invernaderos, macro túneles y malla sombra.
En México, del total de tierras sembradas el año pasado, sólo 0.29 por ciento correspondió a la AP; desglosada por sus principales formas de cultivo, 0.08 por ciento fue de los invernaderos, 0.11 por ciento de malla sombra y 0.10 por ciento de los macro túneles. En 2024, de los ingresos generados en la agricultura, 8 por ciento correspondió a la AP; no solo registró altos rendimientos, sino que por la calidad del producto y/o atemporalidad (producidos fuera de su estacionalidad), los bienes generados de esa forma suelen tener mejores precios con relación a los generados en la agricultura al aire libre.
El ingreso del producto agrícola generado en una unidad de superficie depende de la cantidad producida, la calidad y especificidad del bien y su relación con la demanda: en épocas de abundancia el producto tiene menor precio, lo mismo sucede cuando son segundas o terceras en calidad. En promedio, el ingreso generado por la producción de una hectárea (ha) de fruta es menor al de la hortaliza y este es menor a la ha de plantas de ornato en AP. El año pasado, el ingreso promedio de 1 ha cosechada fue de 44 mil 600 pesos; si la cosecha fue en tierras de temporal, el promedio fue de 24 mil 200 pesos y si fue de riego, el promedio fue de 97 mil 80 pesos. El cultivo con acceso a riego puede ser a cielo abierto o con protección (invernadero, macro túnel y malla sombra), en el primer caso el ingreso de 1 ha fue de 85 mil 150 pesos y de 1 millón 203 mil 900 pesos en el segundo caso. Los invernaderos tienen un mayor control de las condiciones ambientales, mayores rendimientos y mejor calidad, con ese tipo de tecnologías, el ingreso promedio de 1 ha es de 1 millón, 827 mil 980 pesos cuando en macro túnel fue de 1 millón 75 mil 500 pesos y en malla sombra, de 894 mil 500 pesos.

Fue durante la gestión de Felipe Calderón Hinojosa (2006-2012) cuando se expande la AP, se multiplica por 12.1 con relación al promedio anual de Vicente Fox Quezada (2000-206); con Enrique Peña Nieto (2012-2018) crece 2.3 veces comparado con el promedio anual de su antecesor y con Andrés Manuel López Obrador el promedio anual de la superficie sembrada con AP crece 54 por ciento con relación al promedio anual de la gestión de Peña Nieto.
No obstante el dinamismo de la exportación de algunos productos agrícolas (aguacate, tomate rojo, pimiento y berries), solo 7.3 por ciento del valor de la producción agrícola se exportó en 2024. De lo producido por la AP, 2.6 por ciento se exportó y 5.45 por ciento se canalizó al mercado nacional; de lo producido a cielo abierto, 4.72 por ciento se exportó y 87.24 por ciento se distribuyó en el mercado nacional.
En AP se cultiva principalmente hortalizas y frutas y, en menor medida, plantas de ornato. Siete cultivos concentran 90 por ciento del valor de lo producido con ese tipo de tecnología: tomate rojo, fresa, frambuesa, chile verde, pepino, arándano y rosa. La mitad del valor de lo producido en AP se concentra en las entidades de Jalisco, Michoacán y Sinaloa; dos quintas partes de lo mencionado la aportan 10 entidades (México, San Luis Potosí. Guanajuato, Sonora, Baja California, Morelos, Puebla, Querétaro, Coahuila y Baja California Sur) y casi una décima parte de dicho valor fue aportado por otras 18 entidades (Tabasco no registró AP).
El año pasado, el ingreso promedio de una ha cosechada en AP fue de 1.2 millones de pesos (MP); por entidad ese ingreso varió en función de lo cosechado: en Nuevo León la siembra preponderante fue de tomate rojo, igual que en Chihuahua, y sus promedios respectivos por ha fueron de 5.54 y 2.48 MP; en la Ciudad de México, 99 por ciento de lo sembrado fueron plantas de ornato, cuyos ingresos siempre son de los más altos, 8.47 MP por 1 ha cosechada de nochebuena, 6.79 MP por 1 ha de tulipán holandés, 2.84 MP por 1 ha de azucena y 2.59 MP en el caso del cyclamen, el ingreso promedio por ha en el antiguo Distrito Federal fue de 3.2 MP; Querétaro tuvo un ingreso promedio de 3.96 MP por 1 ha, la cosecha de tomate rojo y chile verde, que son los principales cultivos, registraron ingresos de 4.4 y 4.11 MP por ha, respectivamente.
En México, las plantas de ornato representaron 5 por ciento de la superficie cosechada en AP y 9 por ciento del valor total en 2024, su ingreso promedio por ha fue de 2.2 MP por ha; las hortalizas cubrieron 46.3 del total cosechado y aportaron 56.9 por ciento del valor en el mencionado año, su ingreso promedio por ha fue de 1.48 MP y las frutas, con 48.1 por ciento de la superficie cosechada contribuyeron con 33.9 por ciento del valor total de la AP, su ingreso promedio por ha fue de 0.85 MP.

Los principales cultivos, los que cubren la mayor parte de la superficie sembrada y aportan la mayor parte del ingreso registraron un ingreso por ha menor a 2 MP, como fueron los casos del chile verde (1.46 MP), tomate rojo (1.59), pepino (1.16 MP), fresa y frambuesa (1.15 MP cada uno). En cambio, los que tienen las menores superficies cosechadas registraron un ingreso superior a 3 MP por ha, como sucedió con las cosechas de 1 ha de hortensia (12.4 MP), aster (5.7 MP), cyclamen (4.6 MP), begonia (4.3 MP), gerbera (3.9 MP) y tulipán holandés (3.7 MP).
La agricultura protegida en Puebla
En AP, la entidad poblana fue la décima en cuanto a superficie sembrada y valor de la producción hace un año, con un modesto 2.6 por ciento. Del total sembrado, las hortalizas representaron 71.7 por ciento; las plantas de ornato, 25.6 por ciento y las frutas 2.7 por ciento. Respecto al valor de lo producido por la AP en la entidad, las hortalizas, las plantas de ornato y las frutas registraron los porcentajes respectivos de 77.3, 21.6 y 0.9.
Por cultivos específicos, las aportaciones porcentuales de valor generadas en Puebla hace un año fueron las siguientes: tomate rojo (jitomate para los locales), 76.7; rosa, 9.1; nochebuena, 5.9; crisantemo, 5.7; tulipán holandés, 0.9 y otros cultivos, 1.7. El ingreso promedio de 1 ha cosechada en Puebla es similar al nacional, 1.2 MP; por cultivos es el siguiente: tulipán holandés, 5.2 MP; hongos, 3.01 MP; nochebuena, 1.67 MP; tomate rojo, 1.3 y anturios, 1.18 MP.
De 217 municipios poblanos, solo en 93 hay AP y del total de sembradíos (910 mil 547 ha), 0.16 por ciento (mil 508 ha) correspondió a cultivos protegidos; en lo referente al valor de la producción agrícola de Puebla, 6.5 por ciento es de la AP. Territorialmente los cultivos protegidos están dispersos: la mitad de la superficie sembrada se ubica en siete municipios (Chiautzingo, Morelos Cañada, Atlixco, Acatzingo, Aquixtla, Tianguismanalco y Tepanco de López); en otros nueve municipios se concentra la cuarta parte (San Salvador el Verde, San Salvador Huixcolotla, Ixcaquixtla, Tlapanalá, Chignahuapan, Tetela de Ocampo, Tochtepec, Tecamachalco y Tehuacán) y en los restantes 77 municipios se ubica la otra cuarta parte sembrada.
El crecimiento de la AP en Puebla fue durante la gestión de Felipe Calderón, al concluir esta, la superficie sembrada fue 28 veces la registrada en el último año de su predecesor; cuando terminó el periodo de gobierno de Enrique Peña Nieto, el crecimiento fue de dos veces con relación al último año del antecesor; en 2024, el crecimiento fue de 23 por ciento con referencia a 2018. El cultivo preponderante de AP en la entidad es el jitomate, pero a partir de 2013 han emergido la siembra de berries (fresa, frambuesa y zarzamora), pepino y rosas, que hoy ocupan 18.8 por ciento de las siembras y generan 10 por ciento del ingreso de la AP.
Los cultivos de AP son intensos en el consumo de insumos, incluida el agua. El control de las condiciones ambientales favorece un uso más eficiente de los recursos desplegados y un rendimiento mayor al cultivo de cielo abierto (tanto de temporal como de riego). La disponibilidad del agua es la misma en tanto que uso y usuarios se multiplican, lo que genera estrés hídrico, acaparamiento y rentismo con título de concesiones de agua, explotación de pozos clandestinos para uso agrícola y heterogéneos conflictos entre comunidades, pueblos y capitalistas inmobiliarios. Poseedores diversos de títulos de concesiones de agua ya no tienen actividad agropecuaria y venden o rentas dichas concesiones para uso habitacional, industrial o turístico (La Jornada, 26/11/2025); por otra parte, productores de AP carecen de concesiones de agua o teniéndolas, son insuficientes y explotan pozos clandestinos o extraen una cantidad mayor a la permitida, lo que genera conflicto con otros usuarios legalmente autorizados para disponer del agua.
El jitomate o tomate rojo es el principal cultivo de AP, tanto en superficie como en valor producido, se estima que en óptimas condiciones de invernadero se requieren 15 litros en promedio para producir un kilo, con tecnologías de malla sombra y macro túnel, el requerimiento es mayor y, a cielo abierto (con irrigación), el consumo de agua sería 50 por ciento más alto. El año pasado se produjeron 2.4 millones de toneladas de jitomate en AP, que a un promedio de 19 lts por kg requirió de 46.4 millones de metros cúbicos, casi la cantidad de agua concesionada a la familia LeBarón de Chihuahua, que posee 150 concesiones autorizadas por Conagua (La Jornada, 27/11/2025). El llamado latifundio del agua, al igual que la producción de AP en metrópolis con alta densidad poblacional, corredores industriales y desarrollos turísticos son fuente permanente de conflictos por el derecho al agua.