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Revaloremos el recurso suelo

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En el año de 1989 la revista Time sacó esta portada que refleja la preocupación que presentaba ya la crisis medioambiental. Entre los artículos publicados se expresaban ideas que no han perdido actualidad, si los pasos necesarios para salvar el medio ambiente son bien conocidos y factibles, entonces, ¿por qué no toman?

Foto: Abraham Paredes
Foto: Abraham Paredes

No cabe duda que la situación de deterioro ambiental, pobreza, marginación y demás problemas son signos de la crisis de la modernidad que viven nuestras sociedades actualmente. La lucha por detener el modelo de desarrollo económico que nos ha llevado a esta situación se está viviendo actualmente, se están moviendo, en términos del conocimiento, nuevas ciencias. Surgen en nuestra región nuevas formas para cambiar el modelo agroindustrial; estamos cambiando paradigmas en la producción de alimentos más ambientalmente sustentables, una revolución agroecológica envuelve a nuestra América Latina, y la discusión en el medio científico es cada día más apremiante hacemos una ciencia para la vida o una ciencia para la muerte.

La ONU, en su reporte de GEO5: perspectivas del medioambiente mundial (2007), señala en sus mensajes principales con respecto al capítulo Tierra, la presión sobre los recursos de la tierra ha aumentado en años recientes a pesar del establecimiento de metas internacionales para mejorar su gestión. El crecimiento económico se ha producido a expensas de los recursos naturales y de los ecosistemas. La globalización y la urbanización agravan las necesidades que compiten por el suelo. Para alcanzar la gestión sostenible del suelo son cruciales una mejor gobernanza y el desarrollo de capacidades.

Debido a lo anterior la ONU ha declarado el año 2015 como Año Internacional del Suelo, con el lema “Suelos sanos para una vida sana”; asimismo se ha creado la Alianza Mundial por el Suelo y la Alianzas Regionales en donde nuestro país participa en la Alianza Regional de América Central, México y el Caribe.

El recurso suelo es un recurso limitado y se encuentra bajo presión creciente. El renovado reconocimiento sobre el rol central del recurso suelo como la base fundamental para la seguridad alimentaria y la provisión de importantes servicios ambientales, incluyendo la mitigación y adaptación al cambio climático, ha generado el advenimiento de numerosos proyectos regionales e internacionales, iniciativas y acciones. A pesar de estas numerosas actividades emergentes, el recurso suelo sigue siendo visto y considerado como una prioridad de segundo nivel, y no existe un órgano de gobernanza internacional, nacional y estatal que abogue por la coordinación de las iniciativas para asegurar que el conocimiento y el reconocimiento de los suelos estén adecuadamente representados en los diálogos sobre cambio global y los procesos de toma de decisiones. Al mismo tiempo, hay necesidad de coordinación y colaboración para crear una voz unificada y reconocida para los suelos y así evitar la fragmentación de esfuerzos y el desperdicio de recursos. El mantenimiento de suelos saludables y fértiles para la alimentación de una creciente población mundial y para responder a sus necesidades en términos de biomasa (energía), fibra, forraje y otros productos, solo será posible a través de una alianza fuerte. Este es uno de los principios rectores fundamentales por los cuales se ha establecido la Alianza Mundial por el Suelo.

Nuestro estado ha estado perdiendo la batalla en la lucha por cuidar sus suelos; este importante recurso que es de vital importancia para el desarrollo regional, de acuerdo con la Conafor, 70 por ciento de los suelos estatales está degradado. Se dio a conocer que del suelo que hay en la entidad, 18 por ciento son terrenos desérticos, rocosos, zonas abandonadas o improductivas, y tan solo 12 por ciento del territorio poblano cuenta con suelo que mantiene actividades productivas sustentables o sin degradación aparente, por lo cual es urgente que todas las dependencias involucradas realicen acciones conjuntas y establecer acciones que ataquen los si-guientes aspectos:

 

p-06bMejorar los datos e información edafológica. Ya que actualmente está fragmentada, desactualizado (fertilidad, SOC, etcétera), los datos sobre suelos son heterogéneos y difíciles de comparar, son de difícil acceso y no responden a las necesidades de los usuarios.

Capacidades para entender mejor el suelo. Hay una escasez creciente de talentos humanos (pérdida de conocimiento básico y habilidades para entender a manejar mejor este recurso).

Conocimiento e investigación en el tema suelos. Fragmentado (fertilidad, CC, ecología), el conocimiento está, mayormente, en manos de los científicos del suelo; no es accesible para el uso de diversas disciplinas y para la toma de decisiones, no están adaptados para hacer frente a los problemas o a las agendas actuales de desarrollo.

Sensibilización e inversión en el manejo del suelo. Muy bajo en comparación con las necesidades, entendiendo que el suelo es un recurso limitado y que requiere de un cuidado especial de parte de sus usuarios.

Políticas en pro del suelo. Considerada a menudo como una prioridad de segundo nivel y la carencia de un órgano de gobernanza estatal para apoyar la acción global coordinada para su mejor manejo.

Necesidad de políticas compatibles y coordinadas sobre el recurso suelo. Se necesita una voz unificada y autoritativa a nivel estatal para coordinar mejor los esfuerzos y capturar recursos limitados (para agricultura, manejo forestal, seguridad alimentaria, los desastres y gestión de la sequía, la competencia por tierras, planificación y desarrollo del uso de tierras rurales y urbanas y los programas UNCCD, CBD y UNFCCC.

Hoy tenemos una valiosa oportunidad para conservar los suelos saludables, esto nos llevará a asegurar una vida sana para generaciones futuras, no la desaprovechemos. Formemos la Alianza Estatal por el Suelo.

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