Dentro del primer año de gobierno de Andrés Manuel López Obrador se han gestado ya algunos cambios en materia de ciencia y tecnología (CyT), principalmente en lo que corresponde a actividades y gestión que realiza el Conacyt. Cabe recordar que, en términos presupuestales, este organismo sólo administra alrededor de una tercera parte del presupuesto en materia de CyT en México; en cambio, del total de gasto en Investigación y Desarrollo el 80 por ciento lo hace el gobierno. Sin embargo, en su primer informe el actual gobierno ignoró otras actividades que no están ligadas con dicha dependencia, y se centró en principio a diagnosticar brevemente el estado de las actividades relacionadas al Conacyt. Por otro lado, enumeró algunos programas que se crearon y otros a los que dio continuación. Nuestro artículo se centra en revisar en términos presupuestales los programas eliminados y promovidos en el último año vinculados al Consejo, comparando los cambios respecto a las administraciones anteriores y algunas implicaciones.
Poco presupuesto
El gobierno de la 4T ha enfatizado la baja participación del gasto en I+D respecto al producto interno bruto, manteniendo una baja participación privada en el anterior sexenio. Sólo enfocándonos al gasto presupuestado en el Ramo 38, destinado exclusivamente a Conacyt, este tuvo altibajos en términos reales, creciendo en los primeros tres años presupuestados de la pasada administración, con tasas anuales de 10.6 por ciento, 19.1por ciento y 5.6 por ciento, pero, reduciéndose sustancialmente en los últimos tres, con una caída de hasta el 25 por ciento en 2017. Teniendo un saldo negativo en el sexenio, con una tasa promedio anual de -0.5 por ciento (2012-2018). Por otro lado, el actual gobierno presupuestó en su primer año 24 mil 764 mdp, que en términos reales es 11.1 por ciento menor que el año anterior, y para el próximo año, apenas 0.7 por ciento. Lo que representa una reducción sustancial de la partida presupuestal a inicios de sexenio.
Cambios y estructura del gasto
En términos de estructura del gasto, el gobierno de López Obrador, a partir de su diagnóstico, ha desaparecido al menos uno de los programas estrella de las dos administraciones anteriores: el Programa de Estímulos a la Innovación (PEI). El cual llegó a tener casi el 16 por ciento del presupuesto de Conacyt en 2013; dicho programa estaba focalizado a la transferencia de recursos hacia aquellas empresas que realizaran actividades de innovación. Sin embargo, en los últimos dos años de Peña Nieto tuvo una reducción considerable en su participación presupuestal, llegando a 6.3 por ciento. El actual gobierno lo redujo a su mínimo en 2019 (1 por ciento), hasta decretar su desaparición para 2020. Una de las razones principales mencionadas por el gobierno para eliminarlo es que sólo fue usado para transferir recursos públicos a empresas privados sin lograr los resultados deseados. Si bien el presupuesto asignado al PEI era otorgado a empresas, parte de este monto era (aunque de manera indirecta) adjudicable a Centros Públicos Conacyt. Diversas investigaciones eran financiadas por este programa, por lo que su reducción presupuestal y eliminación actual deja endeble las actividades de investigación en estos centros. A esto se suman las condiciones en las que subsisten principalmente los centros creados durante la última década, donde el personal de investigación se encuentra contratado mediante Cátedras Conacyt, y que han originado cierta incertidumbre laboral entre estos investigadores.
Por otro lado, durante 2019 se han propuesto nuevas convocatorias, al parecer en sustitución del PEI, destacan en el informe de gobierno tres: ciencia de frontera, Pronaces y redes horizontales de frontera. Al respecto, Pronaces destaca, porque se plantea como objetivo cubrir las grandes problemáticas y necesidades nacionales (14 necesidades), entre las más importantes: sustentabilidad, transición energética, agroeconomía, fármacos biotecnológicos. Sin embargo, el presupuesto es de 211.5 mdp, monto que representa el 0.8 por ciento del presupuesto de Conacyt, una diferencia importante respecto a lo que recibió el PEI.
Cabe destacar que en materia presupuestal los programas de becas de posgrado y estímulos a investigadores (SNI) han tenido incrementos en su participación. Para 2019, representan alrededor de 61 por ciento del presupuesto Conacyt, con minúsculas variaciones para 2020. Estos dos programas marcan un elemento estructural, que en este sexenio será difícil de cambiar en el corto plazo, como la asignación de mayores recursos a otros programas sin menoscabar la formación de recursos humanos, principalmente por el bajo presupuesto asignado.
Más allá de Conacyt
Una dependencia que ha sido importante en la política de CyT en México es la Secretaría de Economía, la cual mantuvo dos programas también medulares de anteriores administraciones: el Fondo Nacional del Emprendedor y el Programa para el Desarrollo de la Industria de Software (Prosoft) y la Innovación. Durante la actual administración, el primero siguió la misma historia que el PEI, en 2018 representaba el 90.8 por ciento (3 mil 940 mdp) del presupuesto asignado a subsidios a sectores sociales y privados del Ramo 10. Para 2019, ese porcentaje pasó a 14.3 por ciento, hasta decretarse su desaparición en 2019. Este fondo estaba vinculado con el Instituto Nacional del Emprendedor, teniendo como objetivos promover las empresas conocidas como startups (microempresas vinculadas a proyectos principalmente relacionadas con ciencia), todo esto, a fondo perdido. En contraparte, en 2019 se crea el Programa de Microcréditos, el cual está destinado a incentivar pequeños negocios que no necesariamente están vinculados a ciencia o desarrollo tecnológico, dicho fondo es de 2 mil 500 mdp. Por otro lado, se sigue alentando el Prosoft en términos de desarrollo tecnológico el cual ha seguido ya tres sexenios de existencia.
Discusiones políticas y académicas
En 2019, como en ningún otro año anterior, el Conacyt ha sido tendencia en redes sociales, en algunos momentos por algunas designaciones de funcionarios, presupuestos asignados, y desaparición de algunos organismos que fueron centrales en la política de CyT en sexenios anteriores. Sin embargo, llama la atención el cambio de rumbo que se le ha dado al Foro Consultivo y Tecnológico, organización que formaba parte de la Junta directiva del Consejo, hoy ante los cambios jurídicos el 11 de diciembre pasado, queda limitada su participación a invitación por el mismo Consejo. Además, los recursos para la operación de dicho Foro se han cortado. Esto ha mantenido cierta tensión entre diversos sectores de investigadores, que han visto dichos cambios como una afrenta a la ciencia, por otro lado, el gobierno ha señalado a algunos investigadores como una élite que obtiene privilegios por sus actividades.
Lo que es cierto es que la dirección del Conacyt (antes y hoy) tiene poco margen de operación, al menos si sólo se toma en consideración su marco presupuestal de lo destinado a CyT y los nuevos programas representan una baja participación presupuestal. Por lo que se tendrá que ser muy eficiente en su ejecución y dirección que tome, si se requiere que las inversiones hechas en este sector tengan impacto y beneficios multiplicadores. Además, el Conacyt tiene poca maniobra, ya que se mantiene como un Consejo, que lo restringe ante otras dependencias que tienen la categoría de Secretaría, como la de Energía y la de Economía, situación en la que no se prevé cambios.