Su descendencia de una familia política, tanto paterna como materna, no allanó el camino a Lorena Cuéllar Cisneros para alcanzar su máxima aspiración: convertirse en gobernadora del estado de Tlaxcala. Persistió en sus intentos, aun con el costo de haber sido víctima de violencia política de género, como lo denunció en 2016.
Desde el 31 de agosto de 2021, la nieta de los exgobernadores Joaquín Cisneros Molina y Crisanto Cuéllar Abaroa, es la segunda mujer tlaxcalteca en ocupar la titularidad del Poder Ejecutivo local, bajo las siglas del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) y el respaldo del presidente de México Andrés Manuel López Obrador, 34 años después de que la priista Beatriz Paredes Rangel asumiera este cargo.
Consiguió la victoria electoral con 305 mil 468 votos, “el mayor número a lo largo de la historia de Tlaxcala y del país”, según su equipo de campaña. Con este resultado ingresó a la lista de 14 gobernadoras en la historia de México, hasta ese momento, y de las siete que se desempeñarían simultáneamente en esta función antes de finalizar 2021.
Nació el 20 de febrero de 1962 en la ciudad de Tlaxcala; es hija de Noé Cuéllar Bernal y de Margarita Cisneros Fernández. Le sobreviven sus hermanas Karina y Mónica. Tiene dos hijas, Mariana y María Fernanda Espinosa de los Monteros; la primera de ellas ocupa actualmente la presidencia honorífica del Sistema Estatal para el Desarrollo Integral de la Familia (Sedif). Está casada con Salvador Ballesteros Rodríguez.
Su trayectoria en el servicio público permite ver que prácticamente no ha dejado de trabajar en este ámbito y a decir de sus colaboradores más cercanos, como jefa “no hay quien le aguante el paso; no para. Así ha sido siempre”. Durante la campaña electoral 2021 apenas dormía tres horas en promedio y algunos de sus asistentes pernoctaban donde ella se encontrara para salir desde temprana hora a reuniones y recorridos.
En su camino de más de 30 años en la administración municipal, estatal y federal, así como en la realización de acciones de carácter social hacia personas vulnerables, se posicionó como una de las mujeres más poderosas del estado.
Estudió la licenciatura en Educación Especial en la Universidad Autónoma de Tlaxcala (UATx). Su experiencia en el área administrativa inició en 1992 al ocupar la presidencia del DIF municipal de la capital del estado, hasta el año 1994, así lo indica el Sistema de Información Legislativa (SIL).
De 1996 a 2001 fue titular de los Centros Vacacionales “La Trinidad” y “Malintzi” del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS); de 2002 a 2005, síndica del ayuntamiento de Tlaxcala y de 2008 a 2010, presidenta municipal.
A partir de diciembre de 2018 hasta el mes de octubre de 2020 se desempeñó como delegada de la Secretaría de Bienestar y representante del gobierno de la República. Renunció a esta encomienda del presidente López Obrador para buscar la candidatura a la gubernatura para el proceso electoral 2020-2021.
En materia legislativa, de acuerdo con el SIL, fungió como diputada local de la LVIII Legislatura del Congreso en el periodo 2005-2007, por el Partido Revolucionario Institucional (PRI)), donde presidió la Comisión de Derechos Humanos; y de 2011 a 2012 integró la LX Legislatura, lapso en el que coordinó al grupo parlamentario priista.
Al poco tiempo solicitó licencia al cargo para postularse al Senado de la República, pero por el Partido de la Revolución Democrática (PRD), donde concluyó el periodo 2012-2018 de las LXII y LXIII Legislaturas.
En esos años ocupó la secretaría de la mesa directiva, la presidencia de la Comisión de Desarrollo Social, la secretaría de la de Atención a Grupos Vulnerables y de la de Desarrollo Urbano y Ordenamiento Territorial; además fue integrante de la de Derechos Humanos y de la Igualdad de Género.
En julio de 2018 compitió en las elecciones por una diputación federal por el principio de mayoría relativa del distrito electoral 03 (Zacatelco) por Morena, pero solicitó licencia al ser designada delegada de la Secretaría de Bienestar.
La carrera política de Cuéllar Cisneros comenzó en 1992 en el PRI, al que se afilió aproximadamente a los 29 años de edad y del cual emigró en 2012. En 2010 fue precandidata a la gubernatura de Tlaxcala, pero ese partido abanderó a Mariano González Zarur, quien ganó las votaciones.
Al respecto, puntualiza que apoyó a este organismo político; sin embargo, “aquí la traición no fue mía, fue de una persona que se llama Mariano González Zarur”. A su mente viene el momento cuando “me sentaron y me dijeron: no vas, va Mariano, yo pude haber dicho no e irme al Tribunal (Electoral), no me hubieran podido quitar la candidatura… con eso González Zarur no hubiera sido gobernador. Respondí a la disciplina que el partido me exigía y apoyé al candidato”.
Expresa que fue a ofrecer ayuda al abanderado priista, a ponerse “a las órdenes del estado”, pero que la respuesta fue: “Tú no sirves para nada” y le cerraron las puertas.
Así, resume que su salida del partido tricolor no fue producto de un interés particular, sino el de cumplir su misión de vida: “Hacer labor social” de más de 36 años. Sostiene que la política le ha servido “para lograr que mucha gente pueda disfrutar de una situación mejor”.
A partir de esta coyuntura, en 2012 emigró al PRD, en el que fue electa consejera nacional y en 2016 este partido la postuló a la gubernatura del estado, respaldada por López Obrador, pero el triunfo se lo llevó el priista Marco Antonio Mena Rodríguez.
Fue en esa contienda de 2016 en la que denunció ante la Sala Superior del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF), al gobierno del estado, al PRI, a diversas dependencias y al propio candidato de este partido, así como a órganos electorales, por presuntamente ejercer violencia política de género en su contra, con motivo de su participación en el proceso comicial de ese año.
A través de declaraciones en medios de comunicación, acusó que todas esas instituciones menoscabaron sus derechos político-electorales como candidata a gobernadora y argumentó que el acoso y la discriminación hacia las mujeres en política, ha sido histórica en Tlaxcala; además, señaló a Mena Rodríguez de haber incurrido en violencia de género al orquestar “una guerra sucia”, operada desde Palacio de Gobierno y el PRI.
Lorena Cuéllar es miembro de la Fundación de Desarrollo Social de Tlaxcala A. C. (Fudestac), la cual tiene más de 25 años de actividad bajo su dirección y está dedicada a la gestión de paquetes de útiles escolares a bajo costo, de exámenes para la detección de problemas renales, de lentes gratuitos, de consultas optométricas, de despensas, de semillas, de láminas y de aparatos funcionales para personas con discapacidad, a un precio bajo.
Este perfil de labor social lo trasladó a su trabajo como legisladora, tanto local como federal, en el que también sobresalen propuestas en materia de salud. Como senadora presentó, en septiembre de 2017, una iniciativa para que “todas las personas sean donantes de órganos, salvo que expresen su voluntad de no serlo”, según el boletín de prensa publicado por la Cámara Alta del Congreso de la Unión.
La página web del Senado da cuenta de que en el primer periodo ordinario de sesiones de la LXII Legislatura, de septiembre a diciembre de 2012, registró seis intervenciones, entre las que destacaron proyectos de decreto para modificar y adicionar artículos de la Constitución federal y en noviembre de 2016 se pronunció en contra del intento de reforma a la Ley General de Víctimas, por considerar que daba paso a que continuara la impunidad y creciera “la impotencia” de sectores vulnerables.
En los escasos meses (agosto-noviembre) que ocupó una curul como diputada federal propietaria en 2018, antes de pedir licencia para asumir la delegación de Bienestar, presentó 18 iniciativas, entre ellas la de la creación del Centro Nacional de Enfermedades Renales.
Como alcalde (2008-2010) estableció parquímetros en la capital del estado (esquema replicado en otros municipios), redujo el horario de servicio en antros y, en medio de una crisis económica, instauró medidas para aumentar la recaudación de predial, liquidar laudos laborales, ejecutar más de 200 obras e implementar programas de asistencia social.
En 2019 gestionó ante el Congreso local 50 millones de pesos para que cinco hospitales del estado ofrecieran servicio de hemodiálisis a pacientes con este mal. Antes de asumir la gubernatura, pactó con el gobierno federal la declaratoria de Alerta de Violencia de Género contra las Mujeres para los 60 municipios de la entidad, mecanismo decretado el 18 de agosto de 2021, en la recta final de Marco Antonio Mena, pero a su administración le corresponderá ejecutarlo.
Como gobernadora electa aseveró haber liberado a Tlaxcala “del dolor y el olvido”. Pero al rendir protesta reiteró su compromiso de “no mentir, no robar ni traicionar” y declaró el inicio de la Cuarta Transformación en el estado. En una prospectiva de seis años, vislumbra una entidad con desarrollo y cambio significativo. Su meta es ser una buena mandataria y recordada “con cariño” por la población.