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Monitoreando la biodiversidad, ¿para qué?

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Alguna vez te has preguntado ¿cómo es que sabemos cuántas especies hay en un lugar determinado o por qué se comportan de una manera en particular los organismos que habitan en el desierto? bueno, pues la respuesta es sencilla, para nosotros los biólogos es muy importante tener un número aproximado de cuántas especies de seres vivos hay en cualquier lugar determinado, con el objetivo de saber cómo se van comportando las poblaciones y si es que existen afectaciones en su dinámica o evaluar la reducción en términos de superficie de un ecosistema en particular.

De los trabajos clásicos en biología y que se deben de realizar en cualquier lugar y en cualquier momento, es el monitoreo biológico y para esto existen diferentes métodos que nos permiten saber desde términos cuantitativos, cuánto hay, hasta cuál es la dinámica de la población o comunidad que estamos estudiando. Gracias a estos trabajos nos hemos podido percatar cuando alguna especie o ecosistema se encuentra vulnerable y a partir de esto, qué acciones podemos generar para su conservación.

Parece chiste, pero como biólogos es difícil no utilizar la frase “depende la especie”, y es que cuando hablamos de monitoreo biológico, no podemos utilizar los mismos métodos o técnicas para evaluar un bosque y una selva o para estudiar el nicho trófico de las guacamayas, comparado con el nicho trófico de las boas, si bien, en términos estadísticos sí podemos utilizar casi los mismos programas para analizar los datos colectados en campo, y que al final nos ayuden a obtener resultados claros; en campo la cosa es distinta, y es que hablando en particular de la fauna, los mamíferos son un grupo de organismos que la mayoría de las especies se encuentran activas durante la noche, es decir, realizan la mayoría de sus actividades en horario nocturno, para monitorear sus poblaciones, de entrada, tenemos que saber de qué especie se trata, revisar si existe información previa sobre su alimentación, reproducción, tamaño del adulto, horario de actividad, si es una especie que hiberna o no, cuántas crías tienen, ya que al no tener este tipo de información básica, podríamos aplicar un método erróneo de monitoreo y en nuestros resultados decir que la especie no se encuentra en ese ecosistema, ya que probablemente cuando fuimos de visita al campo llegamos en diciembre, justo cuando esa especie se encontraba hibernando o cuando se encuentra en otro lugar porque es una especie migratoria y en dicho mes se mueve a otros espacios en búsqueda de alimento. Por otro lado, cuando vamos a monitorear las poblaciones de aves, si bien, es uno de los grupos de vertebrados que más fácilmente podemos observar, resulta que la mayoría de las especies son de hábitos crepusculares, es decir, que al amanecer o al atardecer es cuando los vemos más activos, ya que en este momento aprovechan para moverse y buscar alimento o encontrar sitios de percha o anidación, no quiere decir que el resto del día no estén activos, pero la mayoría aprovecha y cuando hace más calor, prefieren esconderse entre la vegetación, alimentarse un poco y descansar.

Otro de los grupos importantes en los estudios de monitoreo biológico son los anfibios y reptiles, al igual que las aves y los mamíferos, depende de la especie, será el método de monitoreo que utilizaremos en campo. De manera general, los anfibios y reptiles son organismos ectotérmicos, es decir, que necesitan de una fuente externa de calor (el sol), para que su metabolismo se active y entonces puedan realizar el resto de sus actividades diarias. En el caso de los reptiles la mayoría de las especies están activas durante el día, en general los podemos ver a partir de las 8 de la mañana hasta las 6 de la tarde; sin embargo, depende de la especie, ya que algunos al mínimo cambio en la temperatura ambiental, se esconden y no salen o continúan con sus actividades hasta que las condiciones climáticas se los permita, en cambio, hay otras especies como algunas lagartijas que no les importan dichos cambios en el clima y mantienen sus actividades y en el caso de los anfibios, debemos tomar en cuenta que la mayoría de las especies están activas sólo por las noches para poderlos observar en su medio natural.

Cuando realizamos monitoreo biológico, además de tomar en cuenta la información antes mencionada, también debemos tener presente la selección del sitio, es importante delimitar el área que nos interesa estudiar, selección del grupo o especie que queremos estudiar, el tiempo, recursos financieros y humanos, no es lo mismo que haga el monitoreo una sola persona a un grupo formado por diferentes personas, esto podría afectar considerablemente nuestros resultados si no lo tomamos en cuenta desde un inicio.

Finalmente, el monitoreo biológico no sólo nos sirve para saber qué hay y cuánto hay. Tener información precisa y actualizada de este tema es vital para la supervivencia humana y una medida para evaluar la salud del planeta.

 

 

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