El paradigma de la agroecología como campo científico es de reciente aparición, en México la agroecología surgió en la década de los setentas y estuvo fuertemente inspirada por las experiencias de las comunidades campesinas e indígenas, es decir, por la larga tradición agrícola Mesoame-ricana (Astier, et al 2017). En este sentido, la agroecología en México fue un ejercicio de recuperación de la memoria histórica, y surgió como una alternativa a la “modernización” industrial de la agricultura mexicana promovida desde 1945. Aquí el autor clave fue Efraím Hernández-Xolocotzi (1913-1991), quien puede considerarse el padre de la agroecología en nuestro país por su libro Agroecosistemas de México (1977).
En los últimos años, con este tema se han celebrado en México importantes eventos académicos: Cuatro Encuentros Internacionales sobre Economía Campesina y Agroecología organizados por la Asociación Nacional de Empresas Comercializadoras de Productores del Campos en acertada colaboración con universidades, organizaciones del campo, organismos internacionales y fundaciones, en 2015 (Ciudad de México), 2016 (Texcoco), 2017 (Torreón) y 2018 (Guadalajara), y el Primer Congreso Mexicano de Agroecología celebrado en mayo del 2019 en San Cristóbal de las Casas, Chiapas, en donde se forma la Sociedad Mexicana de Agroecología y el segundo Congreso Nacional se realizó el pasado mes de septiembre de este año en la Universidad Autónoma Chapingo.
En México la agroecología ha sido esencialmente política porque además de proponer e implementar alternativas científicas y técnicas al modelo agroindustrial, reivindica el papel de las culturas originarias y sus organizaciones, reconoce la importancia de los saberes ancestrales (memoria biocultural), y pugna por mercados orgánicos, sociales y justos (Toledo y BarreraBassols, 2020).
Se han identificado ocho ámbitos del gobierno actual donde el paradigma agroecológico ha sido adoptado, entre ellos destacan dos grandes programas: Producción para el Bienestar, de la Secretaría de Agricultura (Sader) y Sembrando Vida, de la Secretaría del Bienestar. En el campo de la educación, la agroecología ha sido integrada como tema de cursos y carreras en el sistema de las Universidades Benito Juárez (en al menos la mitad de sus 140 planteles) y en las Universidades Interculturales. También para el Conacyt la soberanía alimentaria conforma un Programa Nacional Estratégico, además de que apoya investigación aplicada para una agricultura libre de agrotóxicos y de cultivos transgénicos (Toledo, 2021).
El esfuerzo apuntaba a la creación dentro de la Semarnat de una Subsecretaría de Agroecología, sin embargo, dada la problemática de la emergencia sanitaria y la diversas posiciones al interior del gobierno federal actual, no se han logrado consolidar como una política de estado explícita y coherente; sin embargo, se ha logrado un conjunto de acciones que avanzan y se van articulando y consolidando cada vez más.
Lo cual se observa por ejemplo en el programa Agricultura para el Bienestar, de la Sader, en cuyo programa técnico ha incorporado a cerca de 30 mil productores y donde se capacitaba a unos 7 mil jóvenes como técnicos agroecológicos, el pasado mayo de este año se informó que 741 técnicos y técnicas recibieron su certificación en las 34 regiones donde opera la Estrategia de Acompañamiento Técnico, las categorías de sus competencias son: diseño de proyectos de inversión rural, organización de escuela, al mismo tiempo se señaló que los mil 100 técnicos de la Estrategia de Acompañamiento Técnico (EAT) del programa Producción para el Bienestar (PpB) están orientados hacia la transformación y el cambio del modelo de la revolución verde hacia uno con los principios de la agroecología, donde el protagonismo lo tienen los campesinos e indígenas.
Cabe mencionar que el Sistema Interinstitucional de Certificación-Acreditación de Competencias (Sicacom), con el cual se certificó a los técnicos, se creó como un sistema propio, interinstitucional y coordinado por la Secretaría de Agricultura para certificar y acreditar las competencias que se establezcan como claves en el desempeño de la función y tareas de acompañamiento técnico a productores y está estrictamente orientado a la transición agroecológica para la autosuficiencia alimentaria del país.
En el programa Sembrando Vida, que ha llegado a 430 mil pequeños productores que levantan en un millón de hectáreas sistemas agroforestales (milpa con árboles intercalados), donde de nuevo los principios agroecológicos guían la acción de 17 mil 200 Comunidades de Aprendizaje Campesino (CAC) y donde los productores asistidos por 4 mil 300 técnicos y 51 mil 600 jóvenes becarios han levantado 13 mil 700 viveros comunitarios y crean cooperativas y redes de estas.
En el campo de la educación, destaca el sistema de las universidades Benito Juárez donde al menos en la mitad de sus 140 planteles (con 28 mil estudiantes) se cursan las carreras de agricultura y sustentabilidad. En paralelo la agroecología se enseña en las Universidades Interculturales en sus carreras de desarrollo sustentable. También un diplomado para 800 estudiantes de las normales rurales del país ha integrado a la agroecología como tema clave.
En lo que se refiere a la ciencia y la tecnología, en este caso el Conacyt tiene a la soberanía alimentaria como un Programa Nacional Estratégico, en la convocatoria 2022-1 se aprobaron 18 proyectos, uno de los cuales es de la BUAP, solo los proyectos aprobados podrían solicitar apoyo para el 2022.
Finalmente debe señalarse que a partir de un convenio entre la FAO y la Semarnat, un equipo selecto de investigadores diseña un plan estratégico de agroecología a escala nacional.
En conjunto, las consolidaciones de estas acciones situarán al país a la vanguardia, recuperando la soberanía alimentaria, empoderando a las familias, comunidades y ejidos, relanzando la tradición agroecológica de las culturas mesoamericanas, y dando a los mexicanos alimentos sanos y nutritivos.
Es necesario y urgente que el gobierno de la Cuarta Transformación (4T) impulse políticas públicas integrales de fomento productivo, desarrollo de infraestructura, acceso a insumos básicos, como agua, energía, semillas, maquinaria, a nivel regional.
Es indispensable que la soberanía alimentaria y nutricional sea una política de Estado sustentada principalmente en la pequeña y mediana producción agropecuaria, con planeación estratégica y desarrollada con la participación social tanto de productores como de consumidores; política de Estado orientada bajo criterios agroecológicos.
El pasado miércoles 27 de julio de 2022, en el Diario Oficial se publicó el Decreto por el que se expide el Reglamento Interior de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales, en donde aparece en las Unidades administrativas y dentro de la Subsecretaría de Política Ambiental y Recursos Naturales, está adscrita la dirección General de Agroecología y Patrimonio Biocultural. Lo cual muestra un significativo avance.
Es necesario un cambio paradigmático de modelo de agricultura, en el marco de la construcción de un nuevo sistema agroalimentario y nutricional, justo y sustentable para nuestro país.
Las experiencias agroecológicas no se reducen sólo a la agricultura, sino que implican sistemas socioecológicos de gestión de recursos naturales, incluidos los bosques, la restauración y la conservación de suelos y agrobiodiversidad. Numerosas comunidades han comenzado a recuperar el control sobre sus propiedades forestales y están dedicadas a la producción agroecológica de una amplia variedad de productos.
Bibliografía
Astier, C., Argueta, Q., Orozco-Ramírez Q., González S., Morales, H., Gerritsen, P., Escalona, M., Rosado-May, F., Sánchez-Escudero J., Martínez T., Sánchez-Sánchez C., Arzuffi, B., Castrejón A., Morales, H., Soto, P., Mariaca, M., Ferguson, B., Rosset, P., Ramírez, T., Jarquin, G., Moya, G., González-Esquivel C., & Ambrosio, M. (2017). Historia de la agroecología en México. Agroecología, 10(2), 9–17. Recuperado a partir de https://revistas.um.es/agroecologia/article/view/300781.
Hernández X.E. (1977). El agroecosistema, concepto central del análisis de la enseñanza, la investigación y la educación agrícola en México. En Agroecosistemas de México (Hernández XE, ed.). Ciudad de México: Colpos-ENA, pp. XV-XIX.
Toledo V.M. y Narciso Bassols Barrera. La milpa y la memoria biocultural de Mesoamérica. En: Camejo Pereira, Ma. V. & F. Kessler Dal Soglio (Coords.). (2020). A conservação das sementes crioulas: uma visão interdisciplinar da agrobiodiversidade. PGDR, Universidade Federal do Rio Grande do Sul (UFRGS), Brazil: 61-78.
Toledo V.M. (Septiembre 2021). El big bang de la agroecología en México. Instituto de Investigaciones en Ecosistemas y Sustentabilidad, UNAM. México: La Jornada del campo, no.168.