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Vivir como astronauta en la Tierra, viajar al espacio con discapacidad, la historia de Ingrid Domínguez

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Taquicardia, mareo, debilidad o cansancio extremo, fatiga dificultad cognitiva, visión borrosa, somnolencia, dolores de cabeza, hipersensibilidad al ruido, a los olores, fotosensibilidad y  desmayos que sobrevienen al bajar la presión arterial y disminuir la frecuencia cardíaca son algunos de los síntomas que experimentó Ingrid Marian Domínguez Juárez, cuando cursaba la ingeniería en aeronáutica en la Universidad de Querétaro y que le dificultaron al extremo realizar sus actividades académicas y físicas.

En el verano de este año se convirtió en astronauta análoga en la primera misión Latinoamericana a Marte convocada por la Fundación Acercando el Universo (FAU) y realizada por Astroland Interplanetary Agency, por su propuesta de investigación sobre la  disautonomía, una falla en el funcionamiento del sistema nervioso central autónomo, encargado de regular las funciones vitales, automáticas e involuntarias del cuerpo como el equilibrio interno del organismo, la respiración, la frecuencia cardíaca, la presión arterial, la digestión y otras funciones. Es una condición crónica y una discapacidad invisible por su sintomatología que puede llegar a ser discapacitante y la dificultad para su diagnóstico.

“Después de varias visitas con cientos de doctores,  un médico fue realmente mi salvación porque me diagnosticó disautonomía. Luego de esto, fue un sube y baja de emociones”.

“Tomé un curso sobre medicina aeroespacial y ahí me di cuenta de que los astronautas viven en condiciones muy similares a los que vive una persona con disautonomía en la Tierra. Básicamente, todos los síntomas que los astronautas viven en el espacio, nosotros, las personas con disautonomía las vivimos, pero en la Tierra”.

“Esto me llevó a preguntar ¿qué pasaría si yo con disautonomía voy al espacio? ¿Se revertirán mis síntomas cuando regrese con terapia? ¿Puedo revertirlos otra vez?, ¿o qué pasaría? y a querer llevarla a un proyecto de investigación”.

 

Vivir en Marte y salir de la cueva

Ingrid Marian Domínguez Juárez fue seleccionada junto a cuatro jóvenes más para conformar la primera tripulación latinoamericana análoga a Marte, para desarrollar sus investigaciones en el laboratorio Ares Station, en una gran cueva en Arredondo, Cantabria, España.

Ares Statio es un lugar con tecnología de punta que permite generar y desarrollar misiones de grupos de individuos aislados del contacto humano exterior, salvo mediante telecomunicaciones con una base de operaciones que simulan las posibles a realizar en una localización en el espacio. Dentro de la misión, la ingeniera se desempeñó como subcomandante de la tripulación, y cada miembro se preparó física y psicológicamente para una estancia de 15 días en el interior de una cueva que simula hábitats del planeta rojo.

Durante la misión los tripulantes testaron alimentos para misiones futuras, realizaron ejercicios físicos para evitar la pérdida de masa muscular, trajes espaciales impresos en 3D y desarrollaron las tareas de investigación de sus respectivos proyectos. A cada tripulante se le asignaron tareas específicas, como la siembra y cuidado de plantas y hongos como alimentos para futuras misiones, la administración y dosificación de agua, alimentos, el mantenimiento de equipo, el monitoreo de la salud física de cada miembro ante factores de estrés, como la ausencia de luz natural, el ciclo de sueño y la alimentación.

Juntos debieron solucionar problemas técnicos y teóricos para salvaguardar su integridad física, ante situaciones posibles en una misión espacial en Marte como que se va el oxígeno en el traje espacial y tienes que resolver estas ecuaciones, llamar a tu tripulación para que te den otra solución, por ejemplo.

“Fue sumamente difícil porque básicamente éramos los exploradores de Marte y eso teníamos que ir a hacer, no explorar Marte, explorar todo este nuevo ambiente, esta nueva Tierra y pues fue una experiencia muy grata. Aprendimos muchas cosas, pero también fue una experiencia muy difícil porque sabías que a pesar de que, pues estaba simulando Marte, pues eran las sensaciones tan reales que se sentían y que sabías que la comunicación, la única comunicación que tenías de la Misión control, estaba a ocho minutos de ida y ocho minutos de regreso, y entonces cualquier cosa que sucediera, pues eran 16 minutos en los que tenías que esperar el comunicarte con ellos y por fuera no había absolutamente nadie más. Entonces pues ahí tu única solución y tu único respaldo que tenías, pues era tu tripulación y en este caso, bueno, fue una tripulación en la que pues me sentí bastante cómoda; hubo momentos difíciles, como en todo, pero la sinergia fue buena”.

“Fueron muchas experiencias y pues bonitas, se sacó mucha investigación que va a estar disponible para todos los mexicanos, para todos los latinos y que sobre todo que con esa misión no queríamos solamente dejarla como una misión más, sino hacerla realidad y sacar más misiones que sigan fluyendo con todas las demás personas, con los demás jóvenes y que sabemos que hay mucho talento ahí atrás”.

“Queremos seguir dando estas oportunidades a todas las personas, también a las personas con discapacidad, pero las oportunidades deben ser para todos, el decidir tomarlas o no va a estar en cada quien, pero las oportunidades deben ser brindadas para todos”.

“Salir de la cueva fue completamente mágico, porque volver a ver la luz del sol, volver a escuchar a los animales, volver a ver la naturaleza y volver a hablarle a tu mamá y decirle oye, ya salí, oye, estoy bien y a tus amigos, fue grato y mágico”.

 

“Siempre tuve el sueño de querer ir al espacio
y todavía tengo el sueño de convertirme en astronauta”

—¿Qué tan cercana es esa posibilidad de un viaje a un planeta como Marte? ¿Qué tan lejos o qué tan cerca está la humanidad de lograr un objetivo como ese?

“Realmente yo creo que estamos demasiado cerca. Cada vez la tecnología avanza más, pero siempre que avanza la tecnología debemos avanzar con ella también. No podemos dejar que la tecnología avance por sí sola, porque entonces nos vamos rezagado como humanos. Por eso mismo creo que un viaje a Marte está a la vuelta de la esquina, en unos años.

“O sea, de verdad, yo creo fielmente que todo lo que tenemos nos va a llevar a Marte y lo que yo quiero es que no solamente nos lleve a Marte para sacar provecho de Marte, sino porque muchas cosas que se hacen en el espacio funcionan en la Tierra también. Mucha tecnología que es creada para el espacio termina funcionando para la Tierra.

“Y algo que me gustaba mucho de Astroland es pensar que vamos a ir a Marte para salvar a la Tierra. Porque mucha de esa tecnología que se va a hacer para Marte, pues finalmente va a servir para la Tierra y que pues el planeta Tierra es nuestro mundo, el planeta Tierra es nuestro hogar y que primero debemos ver por él.

Ingrid Dominguez colabora en la empresa Bombardier Aerospace como ingeniera de producto final y da soporte en México y en Canadá, tiene muchos planes por delante, continúa procesado datos de su proyecto de investigación para su publicación, y asegura que no quita el pie del renglón:

“Todavía quiero convertirme en astronauta, quiero ser una, quiero ser astronauta, quiero ser un astronauta que salga desde México, no quiero irme al extranjero a convertirme en astronauta, quiero hacerlo desde México y bueno, quiero seguir preparándome, después de esto pienso hacer una maestría y formarme como buzo profesional, como piloto profesional y todavía sirve mucho de preparación”.

 

 

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